La vodka favorita en Venezuela.
*** Desde Washington DC.
Cualquier ciudadano venezolano, en su doble carácter de accionista de los recursos materiales y espirituales de nuestra patria y de co- responsable por sus deudas y compromisos, tiene el derecho y hasta el deber de hacerle al presidente Hugo Chávez algunas preguntas fundamentales para establecer su naturaleza ética y la capacidad que pueda tener para seguir manejando los destinos de la nación. En el marco del sistema democrático participativo que existe en Venezuela, según el Presidente, estas preguntas son de obligada respuesta, en aras de la transparencia y de la rendición de cuentas que deben caracterizar la función pública a todos los niveles.
Entre las múltiples preguntas que un ciudadano venezolano está obligado a hacerle al Presidente Chávez y las cuáles el Presidente Chávez, en su carácter de servidor público, está igualmente obligado a contestar, se incluyen las siguientes:
1. Donde están y cuando serán del conocimiento público las declaraciones de bienes de usted, de sus familiares empleados por el Estado venezolano y de los doscientos ministros y burócratas topes de su equipo de gobierno, incluyendo de manera muy especial sus depósitos bancarios en el exterior.?
La respuesta satisfactoria a esta pregunta sería la única forma como usted podría acallar la creciente protesta de los venezolanos en torno al altísimo nivel de corrupción que existe en su gobierno y entre sus allegados. No responderla constituiría una admisión tácita de culpabilidad y una señal de que su régimen no es ni democrático ni participativo. Hoy se instala una conferencia contra la corrupción en Caracas, en la cuál se expondrá que la declaración de bienes es una herramienta fundamental contra la corrupción. Sabrán los delegados internacionales a esta conferencia cuál es el nivel de corrupción en el país sede?
2. Cuanto nos debe ya el régimen de Fidel Castro por el petróleo que Venezuela le ha estado enviando por varios años y cuáles esfuerzos, si algunos, se han hecho por cobrar esta deuda?
Los documentos que sustentan esta relación deben existir en manos de Petróleos de Venezuela y de funcionarios intimamente relacionados con estas transacciones, tales como Alí Rodríguez y Rafaél Ramírez. Mientras esta situación no se le aclare a los venezolanos, se seguirá pensando que esta entrega representa una de los más grandes estafas jamás hechas a la nación venezolana por régimen político alguno.
3. Cuanto ha sido el monto y como ha sido el mecanismo de las ventas de bonos Argentinos y de otros países, así como otros papeles comerciales del Estado venezolano, hechas por su gobierno a banqueros amigos y, a través de las cuáles, estos banqueros y miembros del gobierno parecen haberse beneficiado enormemente, en detrimento de la nación?
Aclarar esta sospecha de podredumbre burocrática es vital porque ya se habla abierta e insistentemente de millones de dólares que han pasado a manos de banqueros, ex-ministros y otros altos funcionarios de su gobierno, en perjuicio de nuestro país. Usted debería ser el primer interesado en aclarar esta situación pero no ha dicho ni pío.
4. Cuál es el monto de los aportes de dinero y/o el valor de los volúmenes de petróleo crudo y productos que usted ha autorizado personalmente entregar a los gobiernos de Evo Morales, Daniél Ortega y Rafaél Correa y a las campañas presidenciales de Ollanta Humala, Andrés López Obrador, Cristina Kirchner y el Frente Farabundo Martí de El Salvador?
Guardar silencio frente a esta pregunta no serviría para responder los numerosos testimonios que ya existen en este sentido, ni ayudaría a explicar las expulsiones en el pasado reciente de sus embajadores de Chile, Perú, México, Argentina y Paraguay por intervenir en los procesos politicos internos de esos países.
5. Cuál es la relación exacta de su régimen con los narcoterroristas Colombianos? Es de simple afinidad ideológica o incluye ayuda material a esos grupos?
La respuesta a esta pregunta es bastante urgente, por cuanto la verificación de la información contenida en las computadoras de Raúl Reyes se encuentra bastante adelantada.
Hay muchas más preguntas que hacerle, Sr. Presidente Chávez pero estas son la que parecerían más importantes en este momento. Usted se preguntará quien diablos soy yo y que derecho tiene un escuálido tan insignificante de hacerle preguntas tan impertinentes. Le diré: en materia de transparencia en la función pública, todos los estudiosos de este campo están de acuerdo en que no solo se permite sino que se impone la inversión de la carga de la prueba. Ello significa que un funcionario público debe estar en capacidad de demostrar, en todo momento, su inocencia. Un burócrata cualquiera no puede andar en Hummers, usar un Rolex, tener un apartamento en Miami y un yate en Los Roques, porque ello significa, ni más ni menos que, o es un ladrón, o, que se le murió un tío rico.
Sr. presidente, no hay suficientes tíos ricos difuntos en nuestro país o en el mundo que puedan justificar la obscena, la impúdica riqueza que ustedes exhiben. Usted, Sr. presidente, debe ser el primer incluído en este grupo porque, con el salario que usted tiene, no puede llevar el tren de vida que lleva. Usted anda en un avión muy lujoso e innecesariamente grande para el tamaño del país, un avión comprado de manera ilegal. Usted viste trajes finísimos, usa relojes y prendas de mucho valor, llega a hoteles costosos con centenares de guardaespaldas y otros parásitos, mientras millones de venezolanos pasan hambre y visten harapos, todo lo cuál demuestra su inelegancia e insensibilidad. Su tren de vida solo puede ser posible mediante la abusiva utilización de los dineros del Estado, dineros que usted está obligado a cuidar con diligencia y honestidad. Su prodigalidad, un crimen tipicado en el derecho civil venezolano, nos da una buena idea de su pobre textura moral.
Vamos a sincerarnos Sr presidente. O somos realmente una democracia participativa, como usted pretende, o usted simplemente desea seguir “participándonos” lo que ha decidido hacer. Debe usted saber que esto último ya no será posible y le advierto que, de ahora en adelante, usted inicia el tránsito por la calle de la amargura.
*** Desde Washington DC.
Cualquier ciudadano venezolano, en su doble carácter de accionista de los recursos materiales y espirituales de nuestra patria y de co- responsable por sus deudas y compromisos, tiene el derecho y hasta el deber de hacerle al presidente Hugo Chávez algunas preguntas fundamentales para establecer su naturaleza ética y la capacidad que pueda tener para seguir manejando los destinos de la nación. En el marco del sistema democrático participativo que existe en Venezuela, según el Presidente, estas preguntas son de obligada respuesta, en aras de la transparencia y de la rendición de cuentas que deben caracterizar la función pública a todos los niveles.
Entre las múltiples preguntas que un ciudadano venezolano está obligado a hacerle al Presidente Chávez y las cuáles el Presidente Chávez, en su carácter de servidor público, está igualmente obligado a contestar, se incluyen las siguientes:
1. Donde están y cuando serán del conocimiento público las declaraciones de bienes de usted, de sus familiares empleados por el Estado venezolano y de los doscientos ministros y burócratas topes de su equipo de gobierno, incluyendo de manera muy especial sus depósitos bancarios en el exterior.?
La respuesta satisfactoria a esta pregunta sería la única forma como usted podría acallar la creciente protesta de los venezolanos en torno al altísimo nivel de corrupción que existe en su gobierno y entre sus allegados. No responderla constituiría una admisión tácita de culpabilidad y una señal de que su régimen no es ni democrático ni participativo. Hoy se instala una conferencia contra la corrupción en Caracas, en la cuál se expondrá que la declaración de bienes es una herramienta fundamental contra la corrupción. Sabrán los delegados internacionales a esta conferencia cuál es el nivel de corrupción en el país sede?
2. Cuanto nos debe ya el régimen de Fidel Castro por el petróleo que Venezuela le ha estado enviando por varios años y cuáles esfuerzos, si algunos, se han hecho por cobrar esta deuda?
Los documentos que sustentan esta relación deben existir en manos de Petróleos de Venezuela y de funcionarios intimamente relacionados con estas transacciones, tales como Alí Rodríguez y Rafaél Ramírez. Mientras esta situación no se le aclare a los venezolanos, se seguirá pensando que esta entrega representa una de los más grandes estafas jamás hechas a la nación venezolana por régimen político alguno.
3. Cuanto ha sido el monto y como ha sido el mecanismo de las ventas de bonos Argentinos y de otros países, así como otros papeles comerciales del Estado venezolano, hechas por su gobierno a banqueros amigos y, a través de las cuáles, estos banqueros y miembros del gobierno parecen haberse beneficiado enormemente, en detrimento de la nación?
Aclarar esta sospecha de podredumbre burocrática es vital porque ya se habla abierta e insistentemente de millones de dólares que han pasado a manos de banqueros, ex-ministros y otros altos funcionarios de su gobierno, en perjuicio de nuestro país. Usted debería ser el primer interesado en aclarar esta situación pero no ha dicho ni pío.
4. Cuál es el monto de los aportes de dinero y/o el valor de los volúmenes de petróleo crudo y productos que usted ha autorizado personalmente entregar a los gobiernos de Evo Morales, Daniél Ortega y Rafaél Correa y a las campañas presidenciales de Ollanta Humala, Andrés López Obrador, Cristina Kirchner y el Frente Farabundo Martí de El Salvador?
Guardar silencio frente a esta pregunta no serviría para responder los numerosos testimonios que ya existen en este sentido, ni ayudaría a explicar las expulsiones en el pasado reciente de sus embajadores de Chile, Perú, México, Argentina y Paraguay por intervenir en los procesos politicos internos de esos países.
5. Cuál es la relación exacta de su régimen con los narcoterroristas Colombianos? Es de simple afinidad ideológica o incluye ayuda material a esos grupos?
La respuesta a esta pregunta es bastante urgente, por cuanto la verificación de la información contenida en las computadoras de Raúl Reyes se encuentra bastante adelantada.
Hay muchas más preguntas que hacerle, Sr. Presidente Chávez pero estas son la que parecerían más importantes en este momento. Usted se preguntará quien diablos soy yo y que derecho tiene un escuálido tan insignificante de hacerle preguntas tan impertinentes. Le diré: en materia de transparencia en la función pública, todos los estudiosos de este campo están de acuerdo en que no solo se permite sino que se impone la inversión de la carga de la prueba. Ello significa que un funcionario público debe estar en capacidad de demostrar, en todo momento, su inocencia. Un burócrata cualquiera no puede andar en Hummers, usar un Rolex, tener un apartamento en Miami y un yate en Los Roques, porque ello significa, ni más ni menos que, o es un ladrón, o, que se le murió un tío rico.
Sr. presidente, no hay suficientes tíos ricos difuntos en nuestro país o en el mundo que puedan justificar la obscena, la impúdica riqueza que ustedes exhiben. Usted, Sr. presidente, debe ser el primer incluído en este grupo porque, con el salario que usted tiene, no puede llevar el tren de vida que lleva. Usted anda en un avión muy lujoso e innecesariamente grande para el tamaño del país, un avión comprado de manera ilegal. Usted viste trajes finísimos, usa relojes y prendas de mucho valor, llega a hoteles costosos con centenares de guardaespaldas y otros parásitos, mientras millones de venezolanos pasan hambre y visten harapos, todo lo cuál demuestra su inelegancia e insensibilidad. Su tren de vida solo puede ser posible mediante la abusiva utilización de los dineros del Estado, dineros que usted está obligado a cuidar con diligencia y honestidad. Su prodigalidad, un crimen tipicado en el derecho civil venezolano, nos da una buena idea de su pobre textura moral.
Vamos a sincerarnos Sr presidente. O somos realmente una democracia participativa, como usted pretende, o usted simplemente desea seguir “participándonos” lo que ha decidido hacer. Debe usted saber que esto último ya no será posible y le advierto que, de ahora en adelante, usted inicia el tránsito por la calle de la amargura.