sábado, 20 de mayo de 2017

Carta a un compatriota pobre: salir de la pobreza


Apreciado compatriota:
Confieso haber sido frecuentemente insensible a tu tragedia. Empeñado en mi propio crecimiento y con la suerte de tener padres que me dieron su protección y el ejemplo para poder educarme y lograr llegar a ser un ciudadano productor, olvidé  con demasiada frecuencia que hay millones de compatriotas quienes no han sido tan afortunados. Posiblemente tú nunca conociste a tu padre y pasaste tu niñez esencialmente solo, teniendo que luchar día a día para obtener lo más esencial para tu sobrevivencia. Si tuviste que crecer en el campo recordarás que era triste y abandonado. Si lo hiciste en un barrio, en la ciudad, debes haber experimentado de manera cotidiana el riesgo de morir. Tuviste que ir a la calle a ganar tu sustento, de limpiabotas, de mandadero, o peor, de forzado instrumento de ladrones, narcos o pervertidos sexuales. Por ello no es sorprendente que, sin tiempo y oportunidad para recibir una educación, sin poder vivir en un hogar sólido y reconfortante, llegaras a ser un adulto de escasas habilidades para ganarte la vida de manera permanente, a través de una ocupación estable. Cuando se está en esa situación se corre un inmenso riesgo de ser víctima de los líderes políticos que abordan su actividad pensando en el poder y en el dinero, pero no en resolver los problemas de los más indefensos como tú. Se corre el riesgo inmenso de ser reclutado por esos líderes populistas y de pacotilla quienes llegan al poder mediante ofertas incumplibles que prometen de manera inmediata y sin esfuerzo lo que nadie o muy pocos pueden obtener sin  esfuerzo, que hacen la promesa mágica de hacerte escapar de la pobreza. Quién como tú ha vivido siempre sin lograr salir de esa prisión material y espiritual que es la pobreza y la ignorancia, esa promesa casi siempre es irresistible. Recibes dádivas, casi puede llamarse limosnas, a cambio de tu lealtad al líder populista. Pasas a tener una condición de servidumbre, de dependencia en quien llegas a ver como tu protector, casi como el padre que nunca conociste. Creyendo que ese líder, ese sistema, es tu aliado, pasas a darle tu apoyo y a depositar en él o ella tus esperanzas por salir de la pobreza.
Tarde o temprano te darás cuenta, como muchos de tus compatriotas pobres se dan cuenta, de que las promesas no eran ciertas, que tu condición no ha mejorado, que las dádivas escasean, que los ‘padres y madres” en quienes creías resultaron ser fraudes. Sigues siendo pobre, esta vez aún más pobre porque te han robado las esperanzas.  
Quiero decirte que hay un camino para salir del horrible laberinto de la pobreza y de la ignorancia. Y ese camino puede existir en Venezuela, a ser creado en colaboración por ti y por quienes han tenido mejor suerte que tú en formarse para la vida en sociedad.  En nuestro país de 30 millones de habitantes tenemos una mayoría de gente buena, muchos de ellos pobres como tú, quienes pueden definirse como ciudadanos, a pesar de que solo sean buenos ciudadanos pasivos. Es decir, son buenos ciudadanos porque no hacen nada malo pero no porque hagan cosas buenas. Esa inmensa masa de habitantes que se limitan a no ser malos representa una pesada carga para  el país. Venezuela no puede salir adelante sin el concurso activo de la inmensa mayoría de sus habitantes. La solución de nuestro gran problema social, de tu problema de la pobreza y de la ignorancia, pasa por la conversión progresiva de los buenos ciudadanos pasivos en buenos ciudadanos activos.
 A diferencia del populismo que te ha hecho esclavo este camino es liberador. No te pide lealtades incondicionales sino tu participación como ser humano digno de respeto. No te pide adoración a nadie sino amor por tu país y por ti mismo, dos amores que casi siempre van  estrechamente entrelazados.  
Esta no es la senda  de menor resistencia pero es, realmente, la única que llevará a un país de ciudadanos contributivos, quienes remen en la misma dirección y que piensen en el bien colectivo con tanta dedicación como en su propio bien.
Esta es una senda que requiere de dos ingredientes principales: Tiempo y perseverancia. No la hemos transitado antes porque hemos carecido de visión.  La gente pobre no quiere, frecuentemente no puede, esperar, lo cual la lleva a ser víctima de los criminales disfrazados de defensores del pueblo. Por ello, este esfuerzo de largo aliento requerirá puentes provisionales para llegar a tener el impacto deseado. Ello significa que los nuevos gobiernos que reemplacen la pesadilla de estos 18 años deberán combinar programas estructurales de largo plazo, como el de transformar buenos ciudadanos pasivos en buenos ciudadanos activos, con programas de asistencia temporal, pero no dádivas o limosnas populistas sino ayudas para todos los pobres que no lleven aparejadas una exigencia de lealtad política.
¿Cómo se llega un país de buenos ciudadanos activos? ¿Es posible construirlo?  Por supuesto. El planeta muestra numerosos ejemplos de países civilizados, donde existe ya una mayoría de buenos ciudadanos activos. Es probable, apreciado compatriota, que sea tarde para tí, pero ciertamente no para tus hijos, para otros venezolanos quienes hoy están creciendo en la pobreza.

Estaremos hablando sobre como transitar esta senda en nuestra próxima entrega sobre este tema. 

5 comentarios:

a lomore dijo...

Excelente reflexión Sr. Coronel. Este es un tema de alta prioridad para la próxima administración. Desarrollar una sociedad m'as justa y honesta. S'olo una pequeña acotación; sí, en efecto ha sido una pesadilla en los últimos 18 años, pero el fenómeno es de vieja data.Cuando Chávez ganó las elecciones en 1998, el índice de pobreza ya rondaba el 60-70 %.
Que la humildad y sabiduría de su mensaje tenga eco!

Gustavo dijo...

La pobreza siempre ha existido en nuestro país. Así lo digo y lo reconozco. Sin embargo, la etapa democrática pre-Chávez tuvo un segmento, 1936-1975, en el cual todos los índices sociales de Venezuela mejoraron. Inclusive durante la etapa perezjimenista hubo adelanto en estos índices. Venezuela tenía en los 60-70 un PIB per cápita mayor que Corea del Sur y que Chile. De 1975 a 1998 esta democracia se deterioró mucho, con Lusinchi y Herrera, los índices se deterioraron y el segundo período de CAP, con sus errores y sus aciertos no aceptables para el pueblo nos condujo al desastre Chávez.
Mi impresión es también que la pobreza de ahora tiene un componente mayor de degradación espiritual que la que existió antes. Esto es una impresión subjetiva porque es difícil cuantificarla pero creo que con esta nueva variedad de pobreza hay un ingrediente de abandono del amor propio que nuetros pobres pre-Chávez no tenían.

Anónimo dijo...

Y como olvidar al gran culpable de esta vaina, Ochoa Antich, quien en sus narices permitio que la logia golpista tomara cuerpo y actuara tranquilamente pese a que Heinz y Penaloza los detuvieron. Heinz se fumo una caja de cigarros con Chavez, detenido, mucho antes de que los golpistas pudieran siquiera mover un tractor.

Que clase de tragedia, no joda.

Ubaldo dijo...

Estimado amigo Coronel, le recomiendo el libro: Por qué fracansan los paises. de Asemoglu y Robinson. Los origenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Si lo qiuiere se lo puedo enviar. A su correo. Lo tengo en Mobi. archivo Kindle.
Creo que esta es una oportunidad de oro para que Venezuela cambie, pero como usted bien dice, primero hay que cambiar a sus habitantes en ciudadanos. Atentamente, Alfredo Milano

Mario Moretti dijo...

Que triste!! Venezuela se ha convertido en una sociedad PAUPERRIMA. Estapalabra define exactamente a la Venezuela actual>>> es PAUPERRIMA.