Un señor llamado Manuel Estrada, quien es nada menos que Coordinador Nacional
de los CLAP Obreros de PDVSA (?), Vocero de la Fase IV del Plan estratégico
Socialista de PDVSA (??) y Vocero del Comité Socialista de transformación
estructural (???)
hace un llamado a Nicolás Maduro, al presidente de PDVSA Manuel Quevedo y al presidente “honorífico” de PDVSA, Ali
Rodríguez Araque, para exigirles – en nombre de los trabajadores de PDVSA - lo siguiente, ver el documento completo en: https://www.aporrea.org/endogeno/a264085.html
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La creación de lo que llaman una “alianza
estratégica” entre PDVSA y sus trabajadores, jubilados y sobrevivientes
mediante la cual estos trabajadores recibirían hasta el 10% de las acciones de
PDVSA (¿a cuenta de qué?). Este porcentaje, según los obreros, deberá tener una
ganancia anual a ser entregado en moneda extranjera (nada de bolívares) a los obreros. De esta manera, dice el Sr. Estrada,
los obreros se sentirán mucho más “motivados” y cesarían las renuncias del “calificado”
personal obrero de PDVSA.
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De esta manera cada obrero accionista ejercería
“control directo” de los medios de producción, convirtiéndose en “tutor” de
PDVSA
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Esta modesta proposición del representante
planificador e ideológico del sector laboral llevaría, según el
documento, a “transferir todo el poder al pueblo trabajador”, según lo demanda el
segundo objetivo del Plan de la Patria, el “legado de Hugo Chávez”, a fin de
darle la mayor felicidad a los obreros.
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El documento pide que el poder sobre PDVSA
sea transferido a las COMUNAS, en base al Plan de la Patria. Ello requiere el
control de la propiedad por los trabajadores y todo el poder para el pueblo.
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La Visión del documento generado por el Sr.
Estrada es refundar a PDVSA y llevarla a ser “la primera industria petrolera
del mundo”. Para intentar esto, digo yo, tendrían que comenzar por botar a Quevedo,
a Rodríguez Araque, a los ladrones enquistados en la empresa y a
auto-internarse ellos mismos, los obreros autores de la Visión, en el manicomio
más cercano.
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Haciendo caso omiso de la ruinosa situación
de PDVSA y del país el Sr. Estrada refuerza la pretensión de Maduro de
convertir a Venezuela en “País Potencia” energética y alimentaria, para lo cual
será necesario que en PDVSA se desarrolle “el amor a la patria”. Que ingenuidad
la de este personaje.
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¿Como desarrollar la producción en PDVSA?
se pregunta el Sr. Estrada. Nada más sencillo,
responde. Todo lo que hay que hacer es implantar “el gran proyecto de vanguardia denominado:
Luchadores Antiimperialistas y Zamoranos para la Recuperación Operacional
(LÁZARO); que permitirá aumentar los niveles de producción de crudo y gas en
todas las áreas de PDVSA”. Así de sencillo.
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Haciendo gala de su amplia cultura
humanista el Sr. Estrada habla de implantar en PDVSA el “Indubio Pro Operario”,
término que parece acuñado por Hermán Escarrá. Se requeriría la creación de una
“Nómina Única”, eliminando la discriminatoria “Nómina Mayor”, pues todos los
obreros y obreras, dice Estrada, tenemos los mismos derechos que los técnicos y
los gerentes. Habrá que eliminar a los gerentes ineficientes, corruptos y
apátridas. Los obreros asumirán el papel contralor de la industria. Según Estrada
todo lo que se necesita es ser honestos revolucionarios
para construir una PDVSA próspera. ¿Dónde habrá estado este señor por los
últimos 18 años?
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La nueva PDVSA Socialista deberá obedecer
en todo al pueblo trabajador, el cual establecerá una “nueva cultura
organizacional” dirigida por la clase obrera.
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Esto que propone Estrada sería solo el
principio. La toma del poder en PDVSA será seguida por “la toma del poder en
todas las empresas del estado venezolano”. Ello
inspirará a todo el sector laboral de América Latina para hacer lo propio.
Este documento da ganas
de reír, por supuesto, pero también revela la extrema gravedad de la situación
venezolana. Existe toda una porción de la sociedad venezolana, el llamado chavismo,
que cree en estos absurdos. Lo que suena como un chiste de mal gusto en todo el
mundo civilizado, esa pretensión de que
los obreros son quienes deben manejar la industria petrolera de un país, es
planteado seriamente en Venezuela. Y no
solo planteado por los obreros como Estrada, a quienes se les podría excusar su
monumental ignorancia, sino por los
cobardes y corruptos miembros de la gerencia y del liderazgo político “revolucionario”
y sus colaboradores, quienes le han hecho creer a los obreros que ellos pueden
planificar, gerenciar y administrar una industria de carácter internacional y
de inmensa sofisticación. El indigno gerente Eulogio del Pino, ¿dónde estará preso?
, convocaba a 100.000 obreros de PDVSA para “planificar” la industria. Rafael
Ramírez hablaba de la necesidad de una PDVSA “goja, gojita”y vistió a sus
obreros de rojo escarlata, disfrazándolos de diablos de Yare, haciéndoles creer
que ellos eran los dueños y señores de la empresa. Cobardes y corruptos
gerentes.
En este momento PDVSA ha
tocado fondo en todos los sentidos. Murió la exploración, colapsó la
producción, se paralizó la refinación, los tanqueros están guardados en puertos
venezolanos para escapar de los numerosos acreedores, las ventas efectivas de
petróleo se reducen a una tercera parte de lo exportado. Y, para rematar, la
dirección de la empresa está en manos de ignorantes y corruptos militares, quienes hoy ven aparecer rivales
entre la masa trabajadora, un monstruo creado por los populistas del narco-régimen.
La cobardía, la
corrupción y la ignorancia se han dado las manos para hundir a PDVSA y al país.
Puede que el 80% o más de los venezolanos estén en desacuerdo con esta tragedia
que se desarrolla impunemente ante sus ojos. Pero la realidad es que ese 80%
está paralizado por la resignación, por el miedo, por la indiferencia, por la indefensión.
Por ello parece indudable que si no hay
una intervención foránea en la tragedia venezolana, la cual apoye decisivamente
a la porción de la sociedad venezolana que aún se mantiene digna, el país
seguirá hundiéndose en el foso del atraso y la anomia.