lunes, 26 de abril de 2010

Un documento notable de Monseñor Ovidio Pérez Morales.

LUZ PARA EL CAMINO.

Este documento de Monseñor Ovidio Pérez Morales, transcrito más abajo casi integramente, representa el sentir de millones de venezolanos quienes ya no toleran más el colapso venezolano causado por el ruinoso mandato de Hugo Chávez. Lo apoyo sin reservas, aunque el llamado de Pérez Morales a Chávez de enfrentar sus responsabilidades de gobernante de todos los venezolanos caerá en el vacío. Chávez está embarcado en un viaje sin retorno hacia el desastre, impulsado por su resentimiento, su odio y su gran complejo de inferioridad. Ya no oye consejos. El valor del documento de Pérez Morales es el de llamarnos a todos los venezolanos decentes y amantes de la vida civilizada a agrupar esfuerzos para el rescate del país. Nunca, ni en los tiempos más mediocres de los monagas y de cipriano castro, habíamos tenido un régimen tan mediocre y tan peligroso para la existencia misma de nuestra nación.

Hay que insurgir de manera ciudadana contra el bárbaro.


EL DOCUMENTO DE PÉREZ MORALES
PRESIDENTE, VUELVA AL CABILDO!


...... Doscientos años después
En verdad, la Venezuela que conmemora su Bicentenario reconoce los límites de aquel sueño y esa aspiración, pues si “de derecho todos estaban incluidos en la esperanza y en la bendición de Dios, invocada para… una forma de convivencia que… fuera ámbito de vida, de libertad y de dignidad para todos, de hecho… la gran mayoría de los sectores populares quedó excluida”(id.), pero, además, tras comenzar en 1998 “…un proyecto… de “refundar” la República… (cuya) ambición no sólo toca el tejido material y organizativo… sino también y, sobre todo, afecta el fondo íntimo, espiritual, del alma nacional” (id. 20), la Patria es hoy, en primera instancia, un país desgarrado, que se desangra e involuciona. Decir esto no significa en modo alguno ser “profeta de lamentaciones y desgracias” e ignorar la positividad tanto del existir mismo de la comunidad nacional en cuanto crisol de razas y pueblos, como de los valores y logros que registra el haber de su peregrinaje. Significa, sí, rememorar responsablemente, dar un aldabonazo a la conciencia de todos mis hermanos para un “despierta y reacciona”, ante la grave crisis que nos amenaza e interpela.
Sin pretender, obviamente, ser exhaustivo, expongo algunos elementos sobresalientes de esa crisis:
1. Venezuela, en efecto, ya no es una como sueño ni una como experiencia de convivencia. Por motivos ideológico-políticos se la ha dividido artificialmente, Por lo menos a la mitad se la califica de apátrida y hasta de antipatriótica, decretándosela excluida del goce pleno de los derechos ciudadanos. ¿Cómo se va a celebrar festivamente, en democracia, el cumpleaños de una República cuya unidad se niega? Ya no se la considera la casa común que soñaron los fundadores, amplia, acogedora, tolerante, pacífica, fraterna, sino el recinto cerrado, exclusivo, único, de una secta maniquea. No ya la gran familia sino un ámbito inclemente de rechazos, y de apartheid superado en otras latitudes. ¡Los Derechos Humanos no son ya de todos los humanos!
2. Venezuela tampoco es ya plural. No se quiere que sea el hogar de un pueblo variado, multicolor, multicultural, donde los diferentes y también los díscolos tienen su lugar. A pesar de que en el Referéndum de 2007 se dijo “no” a la propuesta de convertir la República en un “Estado Socialista”, porque contradice a “la Constitución, y a una recta concepción de la persona y del Estado”—Conferencia Episcopal Venezolana, 19 de octubre de 2007—, se persiste, desde el Poder, en la desobediencia manifiesta al mandato referendario y en la imposición, mediante hechos y “leyes”, de un tal sistema. La Constitución, en efecto, está siendo violada; más aún, no se oculta su interpretación y utilización como simple función del proyecto “socialista”, distorsionándola radicalmente. Está así en juego, obviamente, la legalidad del régimen. El proceso de dependencia de los poderes de uno solo, de estatización global, de centralismo nominalmente comunitario, de hegemonía masificante, acelera su marcha en los distintos campos de lo económico, lo político y lo ético-cultural. La democracia es, por el momento, soportada, pero está acosada, paulatinamente, por un voluntarismo “revolucionario” de vocación autocrática y “mesiánica”, y de desconocimiento o desvirtuación del derecho del hombre.
3. Venezuela ya no es ámbito de vida. Somos un país en monstruosa hemorragia culpable. Ocupamos lugar destacado en el mundo en materia de violencia y criminalidad. Nuestras calles son escenario de incontrolada delincuencia e impunidad; nuestras morgues, abarrotados lugares de doloroso compartir; nuestros juzgados y tribunales, recintos de injusticia por corrupción de venalidad o politización; nuestras cárceles recintos de inhumanidad, antítesis de reeducación, antesalas de muerte. Todo esto no era totalmente inédito, pero se ha exacerbado exponencialmente, al tiempo que el gobierno, de palabra y obra, siembra violencia cuando descalifica, injuria, amenaza y discrimina; cuando exhibe y acrecienta su arsenal bélico, radicaliza la militarización de la población y acentúa la represión de la disidencia. El lema “Patria, socialismo o muerte” es la correspondiente consigna militarista necrófila, de trágicas memorias históricas. No faltan quienes ante la galopante e irrefrenada inseguridad se plantean el interrogante de si ella no correspondería a una política de Estado, tendiente a que muerte y miedo conduzcan a una parálisis que facilitaría la sumisión de la ciudadanía.
4. Venezuela ya no es una nación en “vías de desarrollo. Tenemos un petrocapitalismo de Estado, con liberalidades selectivas hacia afuera y populismo dentro. Motivos ideológico-políticos y el afianzamiento del poder privan sobre las verdaderas necesidades y aspiraciones de la población. Todo ello, unido a una ineficaz, ineficiente y dolosa gestión, está llevando a la caída de la producción nacional, del abastecimiento y del consumo, agravada por crisis inéditas previsibles en los servicios eléctrico e hídrico, configurando un cuadro de carencias y dependencia, objetivamente funcional también al “Proyecto” de concentración y control.
5. Venezuela ya no es respetada en su alma e identidad. La subjetividad y centralidad, la moralidad y espiritualidad de la persona humana se diluyen, para privilegiar la base material productiva y lo simplemente colectivo-estructural, literalmente “alienantes”. Se habla de refundar el país. ¿Sobre qué valores? El “socialismo del siglo XXI” (de creciente referencia marxista-leninista y con confeso modelo castro-comunista) se erige como fin y criterio supremos; se absolutiza y sacraliza la “Revolución”, hecha régimen establecido, convirtiéndola en norma definitiva de lo verdadero y lo bueno. Y todo esto tiende a personificarse en el líder máximo, inobjetable, inapelable, insustituible, omnipotente. En este marco se reformulan los símbolos, se rehace la memoria histórica y se decreta alianzas o mancomunidades con otros Estados, al margen de sentimientos nacionales y populares; se monopoliza la comunicación social, se reestructura la educación, la mentira se hace anti-cultura, se redefine el arte, se instrumentaliza lo religioso.

Volver al Cabildo
A partir de esta celebración del Bicentenario del 19 de abril, considero, pues, un urgente deber de conciencia, como ciudadano, creyente y obispo, retomar la interpelación de Francisco Salias e instar al comandante Hugo Chávez Frías: ¡Ciudadano Presidente, “vuelva usted al Cabildo”!
Le hago este llamado, con el debido respeto a la investidura y a la función, pero también con la claridad y la sinceridad que me exige, desde mi fidelidad a Dios y a mi conciencia, el servicio a Venezuela. Lo hago con esperanza creyente, sabiendo que Dios nos ama a todos, sin excepción, y nos ayuda en cualquier circunstancia a rehacer caminos para el mayor bien de nuestro prójimo. Lo hago también sin juzgar intenciones—cosa que sólo a Dios corresponde—ni considerarme sin responsabilidad respecto de los males que sufre el país. Lo hago, finalmente, sin pretender infalibilidad en mis apreciaciones. Sólo quiero y debo servir.
¿Qué significa hoy “volver al Cabildo”? Ante todo, no se trata de una vuelta “mecánica o anacrónica” a formas u organismos desaparecidos o históricamente datados, sino fidelidad creadora, memoria crítica, despertar consciente, sueño esperanzador.
En pocos puntos le sintetizaré lo que entiendo por ello.
1. Volver a la unidad de la Patria. Esta unidad no podría ser pseudo-armonía etérea o bucólica, tampoco uniformidad monolítica ni homogeneidad masificadora, asfixiantes, sino compartir plural, diversificado. Esto obliga a promover la efectiva participación de todos, individual y grupalmente considerados; a impulsar la solidaridad que integra, así como la subsidiaridad que estimula y conjuga la actividad de los cuerpos sociales intermedios, articulándola con la tarea que corresponde al Estado, en aras del bien común y de su punto culminante: la paz en la justicia y la verdad. Esto recuerda y exige, en lo concreto y cercano, saldar una deuda pendiente con nuestra memoria histórica integral y una responsabilidad con hombres y mujeres reales caídos, mutilados, exiliados, presos o absueltos, convocando a una “comisión de la verdad” sobre los sucesos de Abril 2002. Tarea prioritaria de un Presidente es, en efecto, buscar la cohesión, la confraternidad de todos los ciudadanos, por encima de distingos de cualquier género, con miras a un trabajo corresponsable y compartido para lograr el progreso material, moral y espiritual de la Nación. El Primer Magistrado lo es de todos los venezolanos, no de un “proyecto”, ideología o partido, sino de una sola y misma patria. Nada debe estar más presente en la función presidencial que la prédica y acción convocantes, congregantes, a todos, de quienes es, a la vez, mandatario y servidor (y quienes, si pragmáticamente a ver vamos, son también contribuyentes que pagan los gastos presidenciales).
El retorno a la unidad es volver a la gente con miras a una convivencia ciudadana, viva y polícroma. Esto implica romper el encierro y la polarización en el yo, una idea o la secta. Liberar al país del símbolo por antonomasia de toda hegemonía oficial, y que arbitrariamente secuestra el tiempo y la privacidad del pueblo soberano: las “cadenas”. Abrirse al compartir ciudadano y a las preocupaciones de la entera comunidad; al diálogo sereno y a la discusión respetuosa, que tendrían expresión simbólica en una impostergable iniciativa de reconciliación nacional y en el debate civilizado de un “cabildo” (Asamblea, Gobernaciones, Alcaldías, Comunas) multicolor.
2. Volver a Venezuela como ámbito de vida. Recordemos que el primer instinto es el de conservación y el derecho primordial humano es el de la vida. La primera tarea de una sociedad es la de preservar y resguardar la supervivencia de sus miembros. El primer deber de un Estado es asegurar y favorecer la salud física, mental y moral de sus ciudadanos. De allí lo necesario y urgente de promover una cultura de la vida, frente a la proliferación y arraigamiento en muchas formas de una anticultura de muerte. En documento sobre La violencia y la inseguridad publicado a raíz de su última asamblea plenaria, el Episcopado expresó lo siguiente: “Es un deber de la ciudadanía exigir a los poderes del Estado, principalmente al gobierno, que cree las condiciones necesaria para que el derecho a la vida, a la integridad física, a la protección a la propiedad, al libre tránsito, entre otros, sean derechos al alcance de todos. Actualmente, la respuesta ante la violencia social es el miedo, que nos lleva a encerrarnos y a protegernos, a desconfiar de todos. Sálvese quien pueda y como pueda, parece ser la consigna ante un Estado indolente y cómplice” (No. 12). Volver a la vida es asumir prioritariamente y con decisión la defensa de la vida integral de los venezolanos, de todos los compatriotas hastiados de la delincuencia, irreductibles ante la impunidad, militantes contra toda prepotencia que descalifica y excluye, que pretende penalizar expresiones legalmente reconocidas o descalificar reclamos judicialmente garantizados. Volver a la vida es reconocer al otro como persona, creado a imagen y semejanza de Dios y portador, por tanto, de derechos inalienables; merecedor de respeto a su integridad física y moral, a la promoción y defensa de sus derechos inalienables, a la solidaridad con él, especialmente si es pobre y necesitado; es trabajar por la fraternidad y la paz, sobre el fundamento de la verdad y del bien. A quien preside la República le toca en esta tarea una responsabilidad de primer protagonismo. De allí que le corresponde acercarse con amorosa sencillez a las personas concretas, con sus logros y frustraciones, sus alegrías y tristezas, sus derechos humanos inalienables, su anhelo muy sentido de vivir en paz y seguridad, sin un continuo sobresalto y zozobra, y una permanente y agotadora confrontación verbal de tono militarista y nihilista, e iniciativas sociales con proclamas belicistas.
3. Volver al progreso en el marco de la Constitución. El pueblo venezolano se la ha dado como expresión de su soberanía; ella ilustra y garantiza el Estado de Derecho para todos, la estabilidad jurídica de las instituciones y el bienestar integral de la Nación. La Constitución, establece, en su letra, el marco normativo tanto de la ciudadanía para el ejercicio de sus derechos y deberes, humanos y cívicos, como del Estado y de sus órganos, servidores de aquélla; y en su espíritu encarna el consenso fundamental de convivencia, el pacto social de principios y valores compartidos. Es necesario y urgente rescatarla, no sólo como “ley de leyes” y paradigma de toda legalidad, sino también para revalorizar la función humanizadora, radicalmente ética, del derecho. Según el artículo 2 de nuestra Carta Magna, “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Sobre estos principios fundamentales ha de construirse el progreso integral y compartido que requiere el país, el cual exige, además, la participación de todos los ciudadanos, grupos y entidades sociales, cuya iniciativa es indispensable acoger y promover, evitando exclusiones y sumando esfuerzos.
4. Volver a Venezuela. Apreciando sus raíces; haciendo memoria, crítica sí, pero fiel, realista y comprensiva, de su pasado; aceptando con humildad que somos herederos de “héroes y villanos”, no pretendiendo recomponer al arbitrio árboles genealógicos, practicar saltos antihistóricos ni violentar la biografía o el mensaje de los antecesores. No se puede pretender una refundación del país, pasando por encima de la identidad del pueblo; vaciando el alma nacional de sus vivencias espirituales y religiosas; minusvalorando el vecindario natural y la fisonomía cultural para priorizar extrañas alianzas; copiando modelos ideológico-políticos fracasados y lejanos a la idiosincrasia y a los verdaderos intereses venezolanos. Volver a Venezuela entraña también preocuparse ante todo por la propia Nación, no cayendo en aquello de “luz en la plaza y oscuridad en la casa”. La solidaridad internacional tiene que liberarse de tentaciones criptoimperialistas favorecidas por la potencia petrolera, de un lado, y recaídas neocolonialistas por sujeciones ideológicas, del otro. Venezuela es y ha de ser de todos como casa común y ámbito de acogida fraterna.
………

“Volver al Cabildo” exige, de modo prioritario y patente, que asuma Usted su responsabilidad de Presidente de la República. Este delicado cargo implica la escucha y dedicación a todos los venezolanos, trabajando por su unión en pro del bien común nacional. Nada más contradictorio con ello, que la identificación, implícita o explícita—y, peor, cuando se la exhibe—con sólo un sector de la población, despreciando y marginando a los demás, con base en motivos ideológico-políticos, raciales, religiosos o de cualquier otro género. El Presidente lo es, de verdad, cuando respeta a los ciudadanos “no a pesar de”, sino “precisamente por” sus diferencias, conviviendo en la diversidad comprensible e inevitable de una sociedad democrática, pluralista. Cuando tiene el reconocimiento de todos: los que lo eligieron y los que no votaron por él o lo adversan, pero que, en todo caso, deben y necesitan percibirlo sensible, cercano, humano, como su Presidente. De otro modo, está en juego la legitimidad de su ejercicio como mandatario.
La “vuelta al Cabildo”, Ciudadano Presidente, no podría menos que acarrear al país la alegría del reencuentro de los venezolanos, con la esperanza de lógicos frutos: progreso compartido, vigencia de la justicia y el derecho, fraterna solidaridad, paz estable, cultura de civilidad.
Como cristiano pido a Dios por Usted, para que, superando obstáculos y no dejándose amilanar por dificultades, prejuicios e intereses, presentes y pasados, pueda contribuir eficazmente, desde su alta responsabilidad, a reencauzar a esta nación por el camino de la unidad, en la verdad y la paz, la cual Cristo Jesús enfatizó en la Última Cena, en perspectiva religiosa, como valor máximo, y Simón Bolívar subrayó, en su postrer mensaje, como condición de solidez y progreso de nuestros pueblos. ¡Señor Presidente, vuelva al Cabildo!
En Caracas, el 24 de abril de 2010


R. Ovidio Pérez Morales

4 comentarios:

  1. GUSTAVO CORONEL. ERES UN PEDAZO E LOCO. JALA BOLAS.

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  2. hijo soy una amiga suya de valencia cuidate por aca vinieron preguntandote buscando a su familia

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  3. ANONIMO IGNORANTE,BRUTO, NO HAY UNO MAS LOCO QUE TU AMO; EL CHABURRO,ES TAN LOCO, QUE DICE SER BOLIVAR, UNAS VECES Y OTRAS PIENSA QUE ES JESUS DE NAZARET, ASI SERA DE LOCO,QUE SE INVENTA UNAS QUERRAS,CON TODOS LOS VECINOS DEL PAIS, Y HASTA UNA INVACION DE USA. PERO MAS LOCO ERES TU QUE LE LAMBES LAS BOTAS,LE JALAS LAS BOLAS Y LE CREES TODA LA PAJA QUE SE INVENTA, Y TODAS LAS PROMESAS QUE TE HACE, DAS LASTIMA CHICO, QUE CURSI...Y ANTES DE NOMBRAR AL GEOLOGO VENEZOLANO;GUSTAVO CORONEL LAVATE LA BOCA CON CLORO..

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  4. Este documento dice verdades como "puños"...

    Solo comentar que: la verdad es dura...

    Saludos

    LGS

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