lunes, 8 de noviembre de 2010

Que hacer en Venezuela

                                          Nos hemos prestado para hacer de payasos.

Es verdad que la oposición a Chávez ha hecho progresos, se muestra más unificada y ha logrado obtener más votos que el chavismo en las recientes elecciones, a pesar del fraude electoral crónico montado por el CNE. Es verdad que Chávez se debilita progresivamente, que comete errores de manera incesante, que insulta y enajena grandes sectores sindicales, religiosos, estudiantiles y empresariales. Es verdad que el ingreso petrolero ya no le alcanza para tener a todos sus limosneros nacionales e internacionales felices. Es verdad que la opinión pública internacional ahora comprende quien es Chávez y el daño que le hace al hemisferio. Es verdad que la FBI estadounidense ha logrado identificar a malandros, narcotraficantes y extorsionistas relacionados con el régimen y están haciendo un trabajo que no hacen Luisa Ortega Díaz o Clodosbaldo Russián. Es verdad que Julián Isaías Rodríguez es el hazmerreir de la prensa española. Es verdad que los ministros son ineptos. Es verdad que El Nacional, El Universal, Globovisión, El Impulso, La Verdad y Tal Cual están duros y mantienen una lucha muy meritoria contra el abuso de poder del paracaidista. Es verdad que Luis Ugalde, entre otros valiosos venezolanos, dicta cátedra de buena ciudadanía.

Todo eso es verdad. Pero sucede que también es verdad que Chávez se limpia el paltó con los progresos de la oposición y sigue haciendo lo que le da la gana, como si todo el país estuviera de su lado. También es verdad que, mientras más insulta, más popular se hace entre las masas de resentidos sociales y reposeros que forman su lumpen. También es verdad que ha endeudado al país, sin escrúpulos, en unos 120.000 millones de dólares, dinero que ha manejado y está manejando sin presentarle cuentas a nadie. También es verdad que Juan Manuél Santos viene a hacerle carantoñas, que un José Miguél Insulza masoquista lo oxigena, que Trinidad Jiménez no cree que haya presos políticos en Venezuela y que un puñado de líderes forajidos del planeta lo apoyan con entusiasmo. También es verdad que la administración de Obama no parece estar interesada en enfrentar a Chávez con decisión y en apego a sus principios. También es verdad que Julián Isaías sale de España apaleado pero directo al Tribunal Supremo de Justicia y hasta como presidente de ese cuerpo. También es verdad que los ministros ineptos y/o corruptos están firmemente atornillados, en especial Giordani y Ramírez. Es verdad que la prensa libre venezolana está dando una gran batalla pero también es verdad que distinguidos opositores como Petkoff piensan que hay que esperar al 2012 para votar/botar a Chávez del poder y llama golpistas a los impacientes. Es verdad que Ugalde es un pilar de nuestra educación pero también es verdad que el nuevo rector de la UCAB es José Virtuoso, quien coquetea casi abiertamente con un absurdo “socialismo del siglo XXI”.

Chávez parece tener suficiente dinero, poder y malas intenciones para terminar de destruir al país. En este momento se dispone a convertir a la educación universitaria en un mamotreto socialista. Esta es la pregunta que el chavismo le está haciendo a sus seguidores:

“¿Está usted de acuerdo con que las universidades venezolanas sean democráticas, públicas, populares, gratuitas, plurales y vinculadas con la realidad social del país?“.


“¿Está usted de acuerdo con que se apruebe antes de la culminación del actual período parlamentario una ley especial de Educación Universitaria que contemple el ingreso libre, irrestrict… y que permita colocar a las universidades en sintonía con las transformaciones revolucionarias que hoy se despliegan en la sociedad venezolana?”.

Ustedes notarán varios abusos en este corto párrafo. Uno, que realmente no se le pregunta nada a la gente. Se le exige, en nombre de la participación (yo te participo), que estén de acuerdo con esta retahila de arbitrariedades. Una educación donde todo es gratis, sin selección cualitativa y en sintonía total con la obsoleta ideología del paracaidista equivale a condenar a nuestra sociedad a la mediocridad de Corea del Norte, Guimea Ecuatorial o Zimbabue. Ustedes notarán, además, que pretenden aprobar este mamotreto sin esperar a la ya elegida Asamblea Nacional, la cual será bastante más representativa del país que el actual corral de invertebrados.

Yo le pregunto a los venezolanos dignos si no es el momento de alzarnos, antes de seguir colgando al viento, humillados por el malandraje. No hablo de un golpe militar, como el que dió el paracaidista en 1992, el cual causó muertes de venezolanos inocentes por las cuales el paracidista aún no ha pagado. Hablo de una insurgencia cívica de carácter general, la cual tenga como objetivos, uno explícito, la preservación de una educación universitaria libre y democrática y otro implícito, presionar al régimen para que abandone de una vez por todas sus objetivos de implantar un estado totalitario en Venezuela, algo que el país rechaza. Creo que la sociedad venezolana tiene el deber de obligar a Chávez a terminar con sus propósitos dictatoriales, en lugar de seguir aceptando, día trás día, expropiación trás expropiación, los abusos de poder que ya configuran una dictadura comunista.

Un militar inculto y mediocre nos atropella, humilla, pisotea nuestros derechos, mediocriza nuestra sociedad, arruina nuestros activos y prostituye nuestras instituciones. Hasta cuando vamos a aguantar pasivamente, sin defender decididamente y a todo riesgo los restos del país que nos quedan?

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