miércoles, 17 de agosto de 2011

Un recuerdo para Everett Bauman: insigne periodista y gran Venezolano



Everett me dijo que este era uno de sus paisajes favoritos: Esteros de Camaguán


Hará un año que ví a Everett Bauman por última vez. Lo encontré frente al Consulado de Venezuela en Georgetown, Washington, donde un grupo de venezolanos habíamos ido a protestar contra el corrupto dictador venezolano. Everett fue acompañado de su esposa, con quien estuvo casado por casi 70 años. Aunque estadounidense de nacimiento Everett era un enamorado de Venezuela. Su amor por nuestro país contribuyó mucho a que los venezolanos mantuviésemos nuestro orgullo por el país. Everett nació en Chicago en 1916 y se casó con Jan Marie Newell en 194, en Buenos Aires. El matrimonio tuvo siete hijos e hijas, todos nacidos en Caracas.

Everett fue un gran puente entre los dos paises. A los venezolanos les enseñó la cordialidad estadounidense. A los estadounidenses les hizo apreciar las bondades del venezolano.

Hace un par de años recibí una invitación de Everett para almorzar. Me llevó al National Press Club, en Washington. Durante ese almuerzo sostuvimos una larga y nostálgica conversación sobre Venezuela, sus paisajes y su gente. Me sorprendió su agilidad tanto física como mental, ya a sus 93 años.

Ayer falleció en Washington DC, donde se había residenciado. Quise ofrecerle este pequeño recuerdo y mi gratitud por todo lo que hizo por nuestro país, por todo el amor que sintió por nuestro país.

Que el Dios de los periodistas lo haya aceptado a su lado.



2 comentarios:

  1. Esas personas valiosas para el país que se nos van poco a poco dejan nostalgia, sentidos recuerdos y lo grato de la bonhomía.

    También ayer falleció Don Pedro Pablo Paredes, (Premio Nacional de Literatura otorgado cuando no era un premio al servilismo). Don Pedro Pablo, nonagenario, se nos fue tranquilo en su Táchira natal.

    Se van dos grandes, pero quedan sus ejemplos.

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  2. Otro vnezolano de corazón. Una de esas personas que apreció la belleza de nuestro país, y, de su gente, la cual desafortunadamente para todos nosotros ha cambiado bastante, producto de malos ejemplos y exacervado por la monstruosidad que sembro la supuesta revolución en el alma de sus seguidores .

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