viernes, 1 de noviembre de 2013

Carta #12 a Nicolás



 
Nicolás, chico:
Sigues en tu carrera hacia la esquizofrenia, aflicción caracterizada por alucinaciones y pensamiento caótico, sin que haya un loquero a tu lado que se apiade del pobre país y te envie a un manicomio o, peor, a Cuba. Hace unos días informaste al sufrido pueblo que se había encontrado en la basura del Metro de Caracas una bolsa de papel arrugado que se parecía al difunto. “Se me paró el pelo”, dijiste, agregando una muestra más de ignorancia a lo que es ya tu nutrida antología. Al hablar de estas cursilerías continúas embruteciendo a tus seguidores, sigues contribuyendo a la mediocrización de una sociedad que ya se encuentra en los niveles inferiores del desarrollo gracias a la demostración de vulgaridad e ignorancia que el difunto y tú le han dado. Lo del pájaro y, ahora, lo de la bolsa de basura, están diseñados para promover la superstición y la ignorancia de un pueblo que ha involucionado dramaticamente desde que las alimañas están en el poder.  
Ayer añadiste otro raya a tu ya bien ganada reputación de bufón. Decretaste  las parrandas: “todo el mundo a las parrandas, en todas las calles, la plazas de nuestra patria…. decretamos que el fin de año 2013, noviembre y diciembre, serán meses de felicidad, de participación, de alegría, así que los invito mañana a desatar, viernes primero de noviembre, la parranda, la felicidad y la rumba”. Lo único que es necesario desatar en Venezuela, chico, es una rebelión abierta contra tí y tus payasos, por la manera vergonzosa como pretendes jugar a la presidencia, rebuznando pero, eso sí, apoyado por una Fuerza Armada a la cual le han caído a realazos.
Que tristeza verte disfrazado de Rey Momo en Noviembre,  decretando la parranda en un país donde mueren 20.000 personas cada año, muchas de ellas asesinadas por la policía del régimen, donde otros miles son secuestrados impunemente, donde los malandros empleados por el régimen distribuyen afiches exponiendo a venezolanos decentes al odio público. No has progresado nada, chico, desde que eras un reposero del Metro de Caracas.
Sigues pensando que es suficiente con decretar la parranda en un país miserable donde la gente, como bien dice hoy Laureano Márquez en términos más castizos, se cae a golpes por un pedazo de pollo podrido. Donde la gente se ve obligada a andar con los fundillos sucios porque no hay papel para limpiarse. Donde, con un barril de petroleo a $100, el hamponato disfrazado de ministros de finanzas, de planificación y de energía endeuda al país a niveles nunca vistos antes en nuestra historia y donde se importa gasolina para regalarla, el símbolo por excelencia del fracaso y la irresponsabilidad del régimen.
A pesar de decretar la parranda y la felicidad, tu torva personalidad no puede evitar el ataque a quienes disienten de tus bufonadas. Dices: “ Mientras los amargados conspiran con su amargura para echarnos a perder la vida, que la vida continúe en paz". Como puede continuar la vida venezolana en paz si el malandraje que te rodea comete a diario toda clase abusos de poder, roba, hostiga, expropia y aprisiona? A Venezuela regresará la paz algun día pero no será sino después que el país haya podido sanar de las terribles heridas que le ha causado el régimen del difunto que representas hoy.
Si quieres que la paz regrese a Venezuela, véte bien lejos,  chico, junto con la tribu nepótica que ha creado la “primera combatiente” y llévate a la pandilla que ha arruinado material y espiritualmente a nuestro país.




 

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