DIARIO DE VIERNES

 

DIARIO DE VIERNES

 

A LOS OCHENTA AÑOS DE UN GRAVE EROR HISTÓRICO: 18 DE OCTUBRE DE 1945

                              

                                                ISAÍAS MEDINA ANGARITA

 A los 80 años de la llamada Revolución de octubre de 1945, una acción violenta cívico- militar que interrumpió el pacífico proceso de democratización que venía experimentando Venezuela desde la muerte de Juan Vicente Gómez, en 1935, podemos ver hacia atrás con relativa objetividad (nunca desaparece el sesgo ideológico), a fin de evaluar sus efectos sobre la vida venezolana de estos años posteriores.

Este evento puede verse desde varias perspectivas:

1.       La perspectiva que imperaba en aquel momento.

Recordemos el escenario: un candidato, Diógenes Escalante,  que ya había sido aprobado por el país para remplazar al gran presidente que fue Isaías Medina Angarita, se volvió loco de repente. Al imposibilitarse su candidatura el gobierno buscó una alternativa. Ha podido elegir a otros pero se decidió por Ángel Biagini, un respetado funcionario cuyo máximo logro hasta ese momento había sido el de impulsar la reforma agraria, la cual tenía aceptación nacional. El Dr. Biagini no era un personaje carismático y un mala treta que le hicieron lo hizo objeto del ridículo. Cuando escribió un mensaje parta la prensa diciendo que sentía mucho entusiasmo, el fotógrafo que tomó la foto del mensaje recalcó la palabra y puso una C en lugar de una S, por lo cual parecía que Biagini había escrito ENTUCIASMO. Se dijo que alguien quien no supiese escribir no podía ser presidente.

Al desaparecer la candidatura de Escalante se renovó la candidatura de López Contreras, quien había llevado a cabo una razonable transición hacia la democracia después de la muerte de Gómez. López Contreras deseaba ser presidente de nuevo y comenzó una campaña vigorosa para lograrlo. Sin embargo, no contaba con suficiente respaldo en el congreso y los partidos de centro y de izquierda lo veían como un personaje que representaría un retroceso en el proceso democratizador  si llegara de nuevo a la presidencia.

Es en ese momento que entra a jugar un papel importante un sector del ejército, el cual  inicia conversaciones con el partido Acción Democrática, el cual rechazaba la candidatura de Biagini y promovía una candidatura de consenso, para la cual nunca existió realmente ningún candidato.

El primero de Octubre de 1945 Biagini presentó su programa de gobierno en un acto multitudinario en el Teatro Municipal de Caracas. Los asistentes eran la flor y nata de la intelectualidad venezolana, entre muchos otros: Uslar Pietri, Picón Salas,  Briceño Iragorry,   Ramón Díaz Sánchez,  Diego Nucete Sardi, Alirio Ugarte Pelayo. A su lado estaba Jóvito Villalba. El discurso de Biagini es analizado in extenso en el libro de Jorge Olavarría: “La Revolución Olvidada”, quien lo definió (página 349) como un notable proyecto de gobierno, serio, realista, de propósitos auténticamente democráticos. Sin embargo, las ambiciones de López Contreras, por un lado, y de poder del ejército por el otro, así como la miopía política de Acción Democrática,  llevaron a una solución de fuerza que derrocó a Isaías Medina antes de que Biagini pudiera ser designado presidente.

2.     La perspectiva histórica

En retrospectiva podemos ver que la interrupción violenta del proceso de democratización que había comenzado con López Contreras y continuado con Medina, la cual prometía continuar con Biagini, produjo efectos posteriores muy negativos para el país. Aunque el gobierno cívico militar que tomó el poder en 1945 llevó a elecciones y permitió la elección  del novelista Rómulo Gallegos como presidente, ya la ambición de poder por parte del sector castrense se había despertado y ello condujo a una nueva asonada militar, esta vez para derrocar a Gallegos para instalar lo que fue una dictadura de diez años que generó sufrimiento a los venezolanos, aunque el dictador Pérez Jiménez hiciese mucha obra de infraestructura en el país. El sector militar quedó para siempre intoxicado con la creencia de que era el árbitro supremo de las grandes decisiones políticas en Venezuela, remplazando su misión institucional de defensa territorial y de las leyes con pretensiones de poder político, las cuales no han cesado nunca y afloraron con toda virulencia e indignidad al inicio del siglo XXI, con la llegada del paracaidista Hugo Chávez al poder.

Aunque no sería justo decir que Hugo Chávez es el heredero político de Carlos Delgado Chalbaud, si es posible decir que la actuación de los militares en 1945 abrió las puertas a gente de uniforme que han llegado a creer que Venezuela es de ellos.

 LA BARBARIE CHAVISTA EN ACCIÓN

                                                  ILENIA MEDINA

Una señora llamada Ilenia Medina, quien milita en el partido Patria para Todos acaba de proponer que se considere quitarle la nacionalidad venezolana a ciudadanos nacidos en Venezuela quienes, según ella, atenten brutalmente contra el país.

Y  ¿en qué consistirían, según la señora, esos atentados brutales? Bueno, entre ellos, apoyar las sanciones que los países como Estados Unidos, Canadá y los miembros de la Unión Europea han establecido contra numerosos miembros civiles y militares de la pandilla chavista/madurista por ser narcotraficantes, lavadores de dinero, torturadores, represores, autores de fraudes electorales, corrupción en grado máximo y otras violaciones a los derechos humanos y constitucionales de los venezolanos. En especial, la señora parece enfilar sus batería contra quienes, según ella, no solo piden sanciones contra los miembros del régimen sino que violan el artículo 130 de la constitución venezolana vigente, el cual estipula que los venezolanos debemos proteger a nación de sus enemigos, proteger la autodeterminación y defender la soberanía nacional.

Esta brillante idea de la Sra. Medina ha encontrado rápido apoyo en un señor llamado Oscar Bravo, quien escribe en APORREA que hay que considerar como traidores a la patria a quienes apoyen estas sanciones y hay que quitarles la nacionalidad venezolana, aun cuando sean nacidos en Venezuela. Al mismo tiempo, añade muy Bravo el señor Oscar, que hay que eliminar los partidos y las candidaturas de pensamiento neofascista, definiendo como tal a quienes se opongan a Maduro.  

El Sr. Bravo dice que la nacionalidad venezolana hay que ganársela. Y la manera de ganarla, según él, es apoyando a los ladrones y narcos del régimen madurista. Pedir sanciones contra los criminales del régimen sería, según él, un delito de traición a la patria.

El Sr. Bravo tiene la osadía de decir que en Venezuela hay un clamor nacional para que los malos venezolanos que promueven sanciones contra los angelitos del régimen, sanciones contra el robo y a favor de un cambio de gobierno sean despojados de la nacionalidad venezolana.

 ¿De dónde sacará este señor Bravo este clamor nacional? Porque el clamor nacional que se expresó el pasado 28 de Julio es diametralmente opuesto, es para pedir que salgan del poder y vayan a la cárcel los miembros de la pandilla madurista chavista que están saqueando a Venezuela. Se necesita ser muy cara dura para ignorar este verdadero clamor nacional.

Por supuesto que los venezolanos estamos a favor de las sanciones de la justicia internacional contra los narcotraficantes y los violadores de los derechos humanos,  en contra de la impunidad y de la rapiña con la cual el chavismo madurismo ha actuado contra el país.

El sr. Bravo no puede ignorar que siete millones de venezolanos se han tenido que ir del país para no morir de hambre, enfermedades o la acción hamponil. Tiene que saber que el dinero petrolero fue robado y despilfarrado por el chavismo madurismo y que mucho de ese dinero está en cuentas bancarias de los chavistas y maduristas en España, Suiza, Andorra y otros países. Bravo tiene que saber que lo que nos queda hoy son deudas gigantescas con China, Irán, Rusia y con empresas petroleras que han tenido que venir a Venezuela a socorrer a la destruida PDVSA, una empresa que antes de Chávez fuera de las primeras del mundo y hoy es de las últimas del tercer mundo.

El mundo del Sr. Bravo es un mundo al revés, ya que pide que se declaren traidores a la patria a quienes están a favor de aplicar justicia a los delincuentes que están saqueando a Venezuela.  ¿Cómo no podemos estar de acuerdo en ofrecer una recompensa por quien lleve a Tareck El Aissami a la cárcel?  Ese personaje se robó más de 20000 millones de dólares y no ha sido enjuiciado por este régimen, del cual ha sido por años uno de principales los cabecillas.  ¿Cómo no estar de acuerdo en sancionar a quienes saquearon a PDVSA, a quienes vestidos de militares trafican con drogas, a quienes se han robado millones de dólares de los venezolanos?  ¿Cómo se atreve este señor Bravo a pedir que se nos quite la nacionalidad venezolana a quienes estamos contra la corrupción y la desidia de los pandilleros del régimen?

Lo que dice el Sr. Bravo y lo que propone la Sra. Medina demuestran que han olvidado los más elementales principios de la ética y de la moral y que carecen de pudor, al pedir abiertamente que se castigue a quienes tratan de adecentar el país.

Esta postura absurda de gente que ha perdido la brújula moral es una de las mayores tragedias del chavismo que acogota a Venezuela desde principios de siglo. La pandilla ha ido transformando las reglas de la ética para llegar a ensalzar el crimen y a pedir el castigo para la honestidad. Por ejemplo, los métodos de ascenso meritocráticos, en base a los cuales el progreso de la persona se basa en su buen comportamiento, han sido satanizados y remplazados por la lealtad ciega a un hombre o una tribu. Este es el caso de los dos personajes mencionados.

Cuando el régimen chavista salga del poder, como lo esperamos la inmensa mayoría de los venezolanos,  tendremos que hacer un gran esfuerzo de educación ciudadana para restituir en nuestra sociedad los principios y valores que nos enseñaron nuestros padres y maestros y  que la pandilla chavista se ha encargado de erosionar durante estos últimos 24 años. Para los miembros del régimen y sus seguidores, como estos personajes aquí mencionados,  ello ya será muy tarde. Después de tantos años de corrupción están más allá de la redención. Lamentablemente toda una generación ha sido víctima de estos ataques a la moral pública.

Deberían avergonzarse Bravo y Medina que tengan que ser otros países los que pidan la aplicación de justicia para los criminales venezolanos, mientras que en la Venezuela chavista el crimen permanezca impune y hasta sea premiado. Porque ya hemos visto que cada vez que algún delincuente es sancionado por USA o la Unión Europea, el régimen le rinde honores como si fueran héroes. Por ello decimos que en Venezuela existe hoy una total inversión de los valores y principios que deben regir una sociedad digna.

Contra esa inversión de los valores generada por el régimen chavista debemos luchar. Una manera de hacerlo es promoviendo las sanciones internacionales y la acción de los tribunales internacionales de justicia contra quienes si merecen ser llamados traidores a la patria, por haber entregado nuestra soberanía a Cuba, por haber  atentado contra nuestro derecho a la autodeterminación, por haber saqueado las riquezas de nuestra nación para engordarse sus bolsillos.

 LA PUNTILLA PARA MADURO EN MANOS DE LOS ESTADOS UNIDOS

La pesadilla creada por Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro, la cual dura casi 24 años, ha debido terminar mucho antes si el ejército venezolano hubiese actuado fiel a  su juramento y si una masa crítica de venezolanos hubiese insurgido en contra de ese par de crueles bufones políticos. Son muchos los compatriotas, desde los empresarios de Fedecámaras hasta los más humildes de los barrios que han guardado silencio, desconociendo las exigencias éticas de actuar decisivamente en contra  de los criminales. Al carecer de este respaldo los  honestos y heroicos venezolanos que si comprendieron esa necesidad  han pagado un alto precio en prisión, destierro y sufrimiento.

Por cada Franklin Brito y por cada María Corina Machado quienes han cumplido a cabalidad con sus deberes ciudadanos  hay venezolanos cobardes, de deleznable calidad ética, quienes han preferido bajarse los pantalones para coexistir pacíficamente con el régimen de terror. Los hemos mencionado en varias oportunidades porque ya ellos y ellas no se preocupan de disimular su entrega.  

Un proceso de desintegración moral como el que ocurre en Venezuela tiene años en marcha en Cuba y en Nicaragua, no ha logrado igual éxito en Ecuador o Chile, pende de la balanza en Bolivia, Brasil y  en Honduras, ha sufrido graves derrotas en Argentina  y en Perú pero ha hecho progresos con Gustavo Petro en Colombia, un país culto donde tristemente las  fuerzas de la ignorancia y del fanatismo  ideológico han resurgido con fuerza.

En Venezuela la progresiva prostitución social y política iniciada por Hugo Chávez ayudado por un gran ingreso petrolero parecía haber adquirido ya una fuerza irreversible, sobre todo al ser apuntalada por una  Fuerza Armada traidora comandada por  Vladimir Padrino López. Sin embargo,  esta fuerza armada ha probado ser muy mediocre, ineficiente y rapaz, lo cual ha permitido una creciente fragmentación del poder político, el cual se encuentra  dividido en, al menos,  tres grupos en silenciosa pugna: los militares de Padrino y el clan Maduro; la tribu de Diosdado Cabello y la pandilla de los hermanos Rodríguez. En este momento ninguno de los tres grupos parece tener suficiente fuerza para imponer sus objetivos, lo cual ha llevado al debilitamiento del régimen y a forcejeos internos. En el plano internacional el régimen está más aislado que nunca, ha perdido el apoyo otrora incondicional de Lula y Petro  y está lejos de sus atribulados aliados Cuba, Rusia e Irán, los cuales poseen sus propios problemas. 

Ello presenta a las fuerzas democráticas internas y externas una excelente oportunidad de extremar sus presiones sobre el régimen, no solo en el campo de las tibias declaraciones diplomáticas que son generalmente improductivas sino  las relacionadas con la aplicación de justicia y  con las fuentes de financiamiento del régimen. Me refiero a la acción requerida por la comunidad internacional contra la represión feroz que lleva a cabo el régimen y a su gran dependencia  en actividades de extracción ilegal de minerales, narcotráfico y la producción petrolera de Chevron para mantenerse financieramente a flote.

El régimen está a punto de melcocha si el gobierno de los Estados Unidos y la importante empresa petrolera actúan en línea con sus principios de defensa de los derechos humanos, como lo estipulan sus leyes y sus códigos de ética corporativos y en línea con sus verdaderos intereses estratégicos en Venezuela.

UN CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA QUE DESCUBRÍ AYER

                                     Basil Barvinski, compositor de Ucrania

Nunca había tenido ocasión de escuchar la música de Basil Barvinsky, 1888-1963, uno de los más distinguidos compositores de Ucrania. Fue hecho prisionero por Rusia y enviado al Gulag. Durante su prisión sus composiciones fueron quemadas. Pasó la mayor parte de su vida reconstruyendo las partituras perdidas. Es un romántico.

 Este es su concierto en Fa para Piano, muy basado en aires populares de Ucrania., reminiscente de Rachmaninov.

Un gran descubrimiento para mí. Espero que lo disfruten ustedes también. Nunca podremos agotar la maravillosa mina de la música.

https://www.youtube.com/watch?v=iaCX6mYVZFs

 DOS NUEVOS LIBROS SOBRE LA SOCIOLOGIA DEL PETRÓLEO VENEZOLANO

Hemos obtenido recientemente dos libros que pueden definirse como de sociología petrolera venezolana. Uno de ellos se titula: “MEMORIAS DE LA COSTA ORIENTAL”, escrito por Manuel Bermúdez Romero y el otro “AMANECIÓ TEMPRANO”,   de Alberto Rial. Ambos autores tuvieron una extensa carrera en la industria petrolera venezolana del siglo XX.

LA COSTA ORIENTAL : BULLICIO  Y FELICIDAD

 Manuel Bermúdez Romero es un Comunicador Social, graduado en la Universidad del Zulia, gerente de Comunicaciones y de Asuntos Públicos en Lagoven, Corpoven y Pequiven. Su libro contiene una rica colección de memorias, nostalgias e información sobre la  Costa oriental del Lago de Maracaibo, en especial el área de Cabimas y Ciudad Ojeda, donde nació. En esa costa oriental Bermúdez pasó su niñez y su adolescencia y su amor por la región es aparente en cada página de este libro. No solamente se limita sus propias experiencias sino a los primeros años de la explotación petrolera, incluyendo un recuento sobre el pozo Los Barrosos 2 hecho por un testigo presencial, Samuel Smith, uno de los miembros del equipo perforador.

Quienes tuvimos la oportunidad de trabajar y vivir por algún tiempo en esta fascinante región y tenemos nuestros  propios recuerdos de la vibrante actividad que la caracterizaba, de su aire de permanente movimiento, de su calor y el característico y nada desagradable olor del diésel que saturaba el ambiente, los capítulos que nos entrega Bermúdez Romero, los cuales tocan vidas, eventos y lugares, ofrecen un bienvenido refuerzo. Por sus páginas desfilan el Padre Olivares, Ramoncito Arias, Julio Casas y Vitico Davalillo; Las carreteras intercomunales, las escuelas y campamentos construidos por las empresas petroleras antes y después de la nacionalización y nostálgicas remembranzas de los ferris que iban de Palmarejo a Maracaibo, todo esto al ritmo de la gaita. Es un gran tapiz de una región llena de color, mucho sonido, regado por mucha cerveza, una región única, original, que deja profunda huella sentimental entre todos quienes tuvimos la suerte de conocerla.

De nuestra familia de cinco, mi inolvidable Marianela y mis tres hijos todos nacieron bajo el sol zuliano. Yo no, pero si soy el que más lo he añorado.

 Allí en el Zulia dejamos un pedazo de nuestro corazón, de ella recibimos maravillosos regalos que alegrarían nuestras vidas.

CUANDO LA GEOFÍSICA Y EL HUMANISMO SE DAN LA MANO

Alberto Rial es un ingeniero geofísico graduado en la UCV, Caracas, con una Maestría en Gerencia del MIT, en Massachusetts. Desde su graduación y por 17 años estuvo en la industria petrolera venezolana haciendo labores de su especialidad y, luego, de gerencia en comercialización internacional. Salió de la industria como resultado de la invasión chavista en la empresa PDVSA y ha sido docente universitario en las áreas de gerencia de cambio y cultura organizacional, entre otras disciplinas. Radicado en México está dedicado a la consultoría empresarial.

El libro de Alberto Rial recapitula su dimensión humanística, la cual cubre bastante terreno, desde las ciencias de la tierra hasta las ciencias de la conducta. En el campo geofísico nos cuenta que logró, con sus colegas geólogos y geofísicos,  hacer aportes significativos a las reservas probadas de petróleo en las cuencas de Barinas y Apure  y de Maturín, así como de gas costa afuera, en las costas orientales de Venezuela, mientras que en los capítulos dedicados a su experiencia gerencial combina de manera muy interesante la memoria personal con atisbos (insights) muy agudos sobre la organización de la industria petrolera, el tratamiento u desarrollo personal de sus miembros y sobre la influencia que la cultura organizacional de esa industria tuvo sobre su vida y su personalidad adolescente, en la cual habitaba una tendencia a la protesta y la rebeldía. Rial encontró que en la industria petrolera imperaba una disciplina que permitía, al mismo tiempo, la libre expresión y donde existía una cultura de incentivos  y premiación del logro que fue atemperando sus posturas “hippies” para hacerlo madurar más armoniosamente.

En 2005, como lo tuvo que hacer muchos años antes su padre, de la España franquista,  Alberto Rial debió emigrar de su país. Fue a México, país que lo recibió con los brazos abiertos. Allí trabajó en la industria petrolera mexicana desde una empresa contratista, escribió su primer libro y comenzó a escribir crónicas para EL CARABOBEÑO, lo cual aún hace. En su capítulo “Lo que quedó Atrás” habla extensamente de su vida en Venezuela y de sus  amores por lo venezolano, los cuales combina con una perspectiva más global. Rial es un ciudadano del mundo y, al leer como escribe, se hace evidente que ello  le ha permitido una vida más rica y diversa.

Aún no hemos terminado de leer este muy bien escrito libro de Rial pero deseamos adelantar estas impresiones para juntarlas con las del otro magnífico texto venezolano, de Manuel Bermúdez Romero, los cuales estamos disfrutando plenamente.

¡Bienvenidos!