EL FRACASO DE TELESUR, APÉNDICE DEL GORILA.

Firma los cheques del canal. Fija las pautas. Es de Chávez.

TELESUR, el canal satelital creado y financiado por Hugo Chávez para establecer su hegemonía informativa en el hemisferio, está en ruinas técnicas y hasta financieras, solo tres años después del arranque. Desde el primer momento de su creación, en 2005, denunciamos el hecho revelador de que el presidente del canal era el mismo Ministro de Información de Hugo Chávez, Andrés Izarra. Fue tan rotundo el rechazo de los mismos chavistas, incluyendo un asesor comunicacional principal de Chávez, Tareq Alí, que, al poco tiempo, Chávez destituyó a Izarra como ministro para dejarlo a cargo del canal, aún cuando ello no fuese más que una maniobra cosmética.. El Profesor emerito de la Universidad Central de Venezuela, experto en comunicación, Antonio Pasquali, ha dicho que TELESUR tiene dos objetivos: uno, lograr el máximo control ideológico de sus audiencias y, dos, abrirle a Cuba una via comunicacional de la cuál carecía. TELESUR pretendía, añade Pasquali, imitar a la BBC, pero ha resultado ser muy diferente puesto que BBC tiene total independencia del estado y TELESUR es apenas un apéndice burocrático del estado. Su programación, dice el profesor Pasquali, se mantiene claramente “stalinista”.
Una entrevista hecha por el periodista Eloy Pardo, de Mundo Hispánico, a quien es o fue hasta hace poco tiempo Vicepresidente Ejecutivo de TELESUR, Aram Aharoni (Uruguayo), además de constituir una verdadera bomba informativa, representa una especie de epitafio para TELESUR. Entre otras cosas, Aharoni afirma lo siguiente:
Lo que intentó ser una respuesta a CNN en Español ha fracasado,
El impacto de TELESUR en el hemisferio ha sido marginal,
El papel educativo potencial que TELESUR pudiera haber jugado se ha perdido debido al sectarismo político de quienes lo financian,
Hoy en día el Ministro de Información de Hugo Chávez (de nuevo es Andrés Izarra) es quien firma los cheques para el excesivo personal de la planta (tiene más del doble de lo necesario) y, por supuesto, controla la línea ideológica de la programación. Esto, agrega Aharoni, es inmoral,
La audiencia de TELESUR nunca ha pasado de unas cien mil personas, en un universo potencial de 100 millones o más. Esto representa un verdadero fracaso y Chávez lo sabe.
Ni la señal ni el mensaje de TELESUR está llegando al hemisferio. A veces, agrega Aharoni, esto parece obra de sabotaje o de mediocridad o, probablemente, de una combinación de ambas cosas,
TELESUR no es una empresa latinoamericana sino una empresa venezolana, la cuál trata de cumplir con los objetivos políticos de Hugo Chávez.
El objetivo esencial de TELESUR no es comunicación sino propaganda. Así, añade Aharoni, no se puede educar a un pueblo,
TELESUR no es una organización prural sino una organización excluyente y muy burocrática (tiene casi 500 empledo) creada por Chávez. No tiene futuro.
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TELESUR no tiene futuro, dice el experto Uruguayo Aram Aharoni, quien la ha manejado a nivel técnico casi desde su creación!
Según Aharoni, TELESUR se hubiera podido salvar si hubiese despedido a la mitad del personal y si el personal remanente realmente supiese lo que está haciendo. Además, hubiese tenido que ser independiente y no sujeta a los caprichos del gobierno venezolano.
Uruguay, uno de los dos países que apoyó originalmente a TELESUR (el otro es Cuba), ya no es mencionado como socio en el canal, debido a las diferencias de criterio surgida entre el gobierno de ese país y la línea ideológica de la planta, la cuál incluía programas promoviendo la guerrilla narcoterrorista Colombiana, las FARC, además de un sesgo evidente a favor de la Cuba dictatorial de Fidel Castro. De allí que Hugo Chávez se haya dado a la tarea de buscar nuevos socios. Hasta ahora, el único que parece haber mordido el anzuelo es el nuevo presidente del Paraguay, Fernando Lugo, quien, aparentemente carente de asesores en este campo, se muestra dipuesto a financiar parte de los gastos de este canal de propaganda chavista. Ello, de llegar a concretarse, representaría no solo un gasto improductivo para el país del sur sino, peor, un acto de adhesión a una corriente ideológica totalitaria. Paraguay no tiene dinero para derrochar y no debe vender su apego a la libertad por unos cuantos barriles de petróleo.