El régimen unipersonal de Hugo Chávez se encuentra en proceso de pudrición. Para muchos el proceso es lento. Para otros, más desapasionados, es relativamente rápido. Cualquiera que sea el ritmo real, es innegable es que el proceso está en marcha y es irreversible.
Una señal de su avance radica en lo que Nelson Bocaranda mencionó en sus recientes “Runrunes”, sin reconocer plenamente su significado. Me refiero a la militarización del régimen. Bocaranda anuncia que pronto se reemplazarán los civiles del régimen por oficiales activos de las fuerzas armadas. La razón es que la tensión entre las fuerzas armadas ha llegado a niveles críticos y Chávez siente la necesidad de rodearse de sus incondicionales para lo que puede ser una confrontación inminente. Su estrategia de descansar en un partido único, a la usanza de Perón o Mussolini, ha fracasado rotundamente. El PSUV no ha logrado cohesionarse ni suministrar a su líder el apoyo deseado, convirtiéndose en una fuente adicional de forcejeos de poder. El substrato ideológico, nunca muy sólido, se ha evaporado casi completamente al desaparecer del mapa el apocalíptico teórico mayor de Chávez, Heinz Dieterich y después de la mini-rebelión de Monedero en el CELARG. Hoy en día, los restos de la ideología chavista están en las inciertas manos de William Izarra.
En ese ambiente de progresiva desconfianza los “seguidores” de Chávez, a lo Cabello, Rangel, Maduro, Muller Rojas, Russián y el harém que preside Jacqueline Farías, se preguntan con progresiva frecuencia si ha llegado el momento de abandonar el barco. El único denominador común que posee este grupo es el afán de lucro, atesorar recursos materiales y poder mientras se pueda.
De allí que la estrategia de militarización represente la última etapa en la pudrición del régimen y llegue acompañada de actos de abusiva autoridad como el cierre de las estaciones de radio, el hostigamiento de Globovisión y la ruptura con Colombia. Pérez Jiménez también actuó de manera errática en las semanas anteriores a su huída.
El proceso interno de pudrición está siendo significativamente reforzado por una implacable presión externa liderada por Alvaro Uribe y por gobiernos más silenciosos pero contributivos del hemisferio: Perú, México, Uruguay, Costa Rica, Canadá, USA, República Dominicana, Trinidad Tobago y Barbados. Mientras tanto, el grupo de países que ven los toros desde la barrera: Brasil, Argentina, Paraguay, Guatemala, Jamaica y El Salvador, cambian ligeramente de posición al ver la realidad. Solo el grupo de gobiernos que decidieron, para bien o para mál, uncirse al carromato del Alba: Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, permanecen solidarios con un régimen que da claras muestras de agusanamiento. Ellos ya saben que es tarde para arrepentimientos.
Es el deber de cada venezolano amante de la democracia y de la libertad promover y acelerar este proceso de pudrición del régimen, mediante la acción o la palabra, en el país o en el exterior. Todos podemos contribuir de alguna forma.
Jamas en mi vida pense si quiera que algo tan terrorifico, como tener este GORILON de presidente le tocaria a mi amado pais, la sola idea de que alguien venezolano, extranjero,politico,o quien sea lo saque del poder, me llena de esperanzas, porque no quiero morir sin antes ver que la bandera de la libertad este sobre mi pais, que vuelva a tener su nombre.su bandera de 7 estrellas, su escudo sin violarlo, sus billetes sin los demonios de la santeria,sin cubanos invadiendolo con sus brujerias,inculturas y matasanos,sin sangre en las calles, miedo en mi pueblo, y sin guerrilleros mantenidos, y secuestrando mi gente. en fin sin chaburro y sus 400000 ladrones
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