Mauricio Funes se distancia de Chávez pero aún está medio confundido

El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, acaba de declarar que “el modelo de Chávez no es viable en ningun país de América Latina….corresponde a una coyuntura venezolana…. Y serán los venezolanos quienes decidirán sobre sus méritos”. Añadió que “un gobierno popular, democrático y distribuidor de riquezas es lo que diferencia a las izquierdas de las derechas”.
Prefiere a Lula y dice que el discurso anti-imperialista ya no tiene sentido y que favorece la integración con los Estados Unidos. Añadió que continuará estrechando la relación con Venezuela, sin adherirse al modelo.
Mucho de esto tiene sentido. La postura anti-estadounidense de Chávez está conduciendo a Venezuela a la ruina y, creo, marcará el fin de su régimen. No es posible odiar las 24 horas del día porque ello lo lleva a olvidar las necesidades básicas del pueblo. El servicio eléctrico, los hospitales, las escuelas, las industrias venezolanas están por los suelos mientras Chávez recorre el mundo en su cruzada de odio contra el imperialismo.

Funes, sin embargo, conserva una línea de pensamiento preocupante: la creencia de que solo la izquierda se ocupa de los pobres y es democrática. La tragedia cubana ha demostrado que eso no es cierto. Ni es democrática ni se ocupa de los pobres. Lo mismo han revelado Chávez en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Morales en Bolivia, presidentes autoritarios e insensibles a todo lo que no sea el hostigamiento de sus adversarios ideológicos. Otro lastre preocupante en las ideas de Funes es ese de la redistribución de la riqueza. Lo que la izquierda en el poder ha hecho en América Latina es repartir la riqueza existente sin crear nueva riqueza, lo cuál ha conducido al empobrecimiento general, a una verdadera labor de exterminio de la clase media en el hemisferio.
Funes va por buen camino pero todavía le quedan algunos resabios de aquella izquierda inepta e ideologicamente contaminada por los viejos modos estalinistas que aún no se dado cuenta de que la Union Soviética desapareció y que Rusia continúa siendo un país de tercer mundo.