Al darle una buena mirada a nuestra sociedad actual me impresiona observar la profundidad del foso en el cuál estamos metidos. Me consuelo pensando que un país no “quiebra” pero la tarea de reconstrucción nacional será larga. Y no hablo especialmente de lo material sino de lo actitudinal. Si no podemos modificar nuestras actitudes el país entrará al grupo de las naciones más atrasadas de la tierra. Veamos el ejemplo del sector laboral de las empresas básicas.
He visto recientemente en la televisión a los representantes sindicales “socialistas y revolucionarios” de Guayana y de PDVSA en el Zulia protestando contra un gobierno que no les da suficiente dinero y mejores beneficios. El representante de Fedepetrol dijo algo que me dejó impresionado: “De cada 100 dólares que produce la industria petrolera, nosotros los obreros producimos 90 dólares. Por lo tanto, tenemos derecho a tener mejores condiciones de trabajo”. Un sector laboral que piense de esta manera no podrá jamás ser parte de la solución sino que siempre será parte del problema. Independientemente de la justeza de sus pretensiones, pués no dudo que la PDVSA actual sea un desastre en todo sentido, incluyendo el tratamiento de sus trabajadores, el sector laboral petrolero no puede alegar que ellos son quienes generan el 90 por ciento de la riqueza petrolera. Toda empresa consiste de una gerencia, de un sector técnico y de un sector laboral y se equivoca quien piense que uno solo de estos sectores representa el 90 por ciento de su valor. Una empresa exitosa sabe que todos sus componentes son esenciales y contribuyen por iguál a su éxito. Esto es especialmente cierto de la empresa petrolera, la cuál no es particularmente dependiente de la mano de obra. La PDVSA de hoy , con cien mil empleados, es ya como una persona obesa y poco ágil, cercana al colapso.
La representación laboral de las empresas de Guayana tiene una actitud similar o hasta peor. Un reciente comunicado del llamado Colectivo de Control Obrero decía:
“La coyuntura actual de las empresas de Guayana esta impregnada por una campaña mediática de desprestigio al proceso revolucionario, por parte de los sectores reaccionarios de derecha tanto del sector sindical, empresarial y partidista, utilizando el cierre de las líneas I y II de Alcasa y la política de racionamiento de la electricidad. Esta campaña mediática esta haciendo mella y creando desesperanza en las trabajadoras y trabajadores de las empresas y en la comunidad de Guayana; a pesar de que el gobierno bolivariano ha garantizado la estabilidad laboral. Esta situación se presenta simplemente por la ausencia de participación real de los trabajadores y trabajadoras en el manejo de información y la toma de decisiones que siguen asumiendo la dirección de estas empresa”.
Para ese sector la desastrosa situación de las empresas de CVG, así como el colapso del sector eléctrico, solo son parte de una “campaña de desprestigio”. Estos trabajadores piden asumir el control de las empresas. Insensibles al desastre solo piensan en su estabilidad laboral. Estas personas nunca harán de estas empresas centros de generación de riqueza para la nación. Ellos las ven como vehículos para asegurar su bienestar personal, no les importa mucho lo demás.
En este mismo documento los miembros del grupo laboral socialista de Guayana decían: ‘los trabajadores y trabajadoras le pedimos al presidente Chávez el control de la producción y administración de las empresas básicas, y el comandante asumió el reto y nos dijo ¡Me resteo con los trabajadores y trabajadoras de Guayana!, es allí donde comienza el Plan Guayana Socialista”. Ello demuestra la gravedad del problema. El presidente del país está de acuerdo con entregarle a estos caballeros el control gerencial de las empresas. Supongo que, siguiendo esta filosofía, Chávez pondrá a los gerentes a manejar los hornos de Sidor o a excavar la bauxita que se envía a Bauxilum. Esta inversión de roles condena a las empresas a muerte.
La seriedad del problema es tal que si Chávez saliera mañana mismo del poder quedaría intacto el veneno que se le ha inyectado a los trabajadores de las llamadas “empresas básicas” y a los trabajadores de la PDVSA roja. La etapa post-Chávez tendrá que hacer borrón y cuenta nueva en estas empresas y en PDVSA, incluyendo la posibilidad de repensar el mecanismo de producción de los recursos de la nación. Un sector laboral que pretenda gerenciar las empresas del Estado no es aceptable, así como no sería aceptable poner a Omar Vizquel a lanzar o a Johan Santana a jugar el campo corto.
Este grave problema actitudinal en el sector laboral se reproduce en casi todos los ordenes de la vida nacional.
La Venezuela del futuro luce tan tenebrosa como la actual si no logramos convertir a nuestros compatriotas en ciudadanos verdaderos. Millones de venezolanos se dejaron convencer por el cuento de los regímenes populistas,desde CAP (1) hasta Chávez, ese cuento de que el estado les debe dar todo lo necesario, que tienen derechos pero no deberes. Tomará años para que nuestros compatriotas aprendan que la realidad es otra.
Solo una verdad Coronel,desde CAP se inicio el "pongame donde hay que yo hago lo demas"por eso es necesario 40 años mas de revolucion para revertir ese "habito adquirido"en la 4ta.
ResponderEliminarSi la PDVSA anterior era rentable y la de hoy no lo es ¿por que en el año 1.999 las reservas internacionales eran de 7.000 millones ese año y hoy son de 35.000 millones de $?
¿Si la mayor inflacion en la 5ta no ha superado el 30% por que en la 4ta llego al 120%?
¿Sera que el cobro del 1% de regalias por la explotacion petrolera en la 4ta tiene alguna relacion con los ingresos de la 5ta que son de 33%?
Las aptitudes de algunos crean graves problemas de actitudes en otros.
Saludos
JG
JG
ResponderEliminar¿Como te llaman a ti chamo?
¡Farmacia e'pobre!
...no tienes remedio..!!!!!
Las aptitudes de algunos crean graves problemas de actitudes en otros,tenia que ser el bonchon el primero..............no me pele ni un milimetro.
ResponderEliminarJG