UNASUR: organización inexistente elige un hampón político como secretario general.

Unasur es una organización que agrupa a doce países de la América Del Sur y pretende seguir los pasos de la Unión Europea como agente de integración política y económica. Se está tratando de organizar desde 2005 y fue “establecida” oficialmente en 2008. Sin embargo, aún no existe formalmente dado que requiere de la ratificación de los países que la integran. Hasta ahora solo cuatro países lo han hecho. Entre las decisiones que ha tomado se encuentra la creación de un Banco del Sur con sede en Caracas, Venezuela, el cual tampoco existe y una sede en Quito, Ecuador, la cual no existirá, ya que fue cambiada ayer a Buenos Aires.
Por qué no existe ya la sede de Quito? Porque la organización que aún no existe acaba de reunirse para designar, por aclamación, a un hampón político, acusado de corrupción en su país, Néstor Kirchner. La sede cambia porque Kirchner no desea abandonar sus negocios en Argentina, no acepta ir a vivir en Quito. De todos los candidatos para liderar un esfuerzo integrador Néstor Kirchner es probablemente el menos indicado, ya que tiene un estilo desintegrador y arbitrario. Una persona de esta calaña, acusado de grosero enriquecimiento durante su mandato y actualmente bajo acusación de manejar una red de extorsión a los empresarios argentinos quienes vendían sus productos a Venezuela, resulta ser el hombre que los países “miembros” consideran el más adecuado para representarlos.
Definitivamente la moral del liderazgo político latinoamericano va de mál en peor. La designación de Insulza para un segundo término en la OEA, la aceptación unánime de un hampón como Néstor Kichner para Unasur, el bloqueo político que se le hace a un presidente electo de Honduras, todo ello configura un cuadro ético deplorable en la región. No comprendemos como los presidentes de Colombia, Chile, Perú y Uruguay pueden aceptar a Kirchner como secretario general de una organización en la cual participan. Le estan dando un espaldarazo político a un hampón para que pretenda ser, de nuevo, presidente de Argentina, sabiendo que se trata de una persona sin cualidades éticas básicas para ocupar un cargo público.