En Marzo 2004 el presidente Chávez, en un Aló Presidente desde la isla del Burro, hablaba, blá, blá, de como en aquella isla los gobiernos de Leoni y de Caldera habían torturado inocentes y de como Acosta Carlez y Didalco Bolívar eran sus grandes pilares de apoyo (donde andarán este par de joyas?). Es una nueva historia que se está escribiendo con vehemencia, a fin de pintar a los gobiernos democráticos como victimarios y al lumpen ahora lllamado revolucionario como víctimas. Clodosbaldo Russián es una de esas “victimas”. En una reciente entrevista en el pasquín chavista que usurpa el nombre de “El Correo del Orinoco”, Russián recuerda que: “estuvo 2.250 noches durmiendo solo, sin ver la luna, en la Isla del Burro: un campo de concentración anticomunista de la Cuarta República, ubicado en el Lago de Valencia, donde estuvo preso. De allí, logró escapar el 26 de septiembre de 1965, después de ser trasladado al Hospital Militar de Caracas”. Según la nueva historia que escribe el chavismo la isla del Burro era “un campo de concentración anti-comunista”, algo así como un Gulag o un Auschwitz y quienes allí estaban eran unos valiosos intelectuales capturados mientras leían pacificamente a Plejanov o a Lenín.
La década de los 60 fue la época de los ataques terroristas contra la industria petrolera, de los asaltantes de bancos y asesinos de policías. En aquellos días, quienes serían años después alcaldes, vicepresidentes, presidentes de empresas de CVG, ministros o contralores de este degradado régimen eran miembros de pandillas de asaltantes y asesinos. Russián fue condenado por un gobierno democrático a 25 años de prisión y no precisamente por leer a Plejanov. Aquella era la época en la cual los terroristas mataban un policía al día o se mataban entre sí y le echaban la culpa al gobierno. Russián admite haberse fugado, lo cual significa que es un prófugo de la justicia. Hoy es nada menos que contralor de la república y desde allí se ha dedicado a hacerse el ciego y el sordo frente a la corrupción más horrorosa que recuerde la historia venezolana y a inhabilitar adversarios políticos del déspota, a quien sirve melosamente.
Ahora está en una encrucijada dentro de su misma tienda política. Ha dicho que él advirtió al régimen hace ya dos años del problema de los millones de kilogramos de alimentos podridos. La Fiscal asevera que nunca lo hizo. Lo cierto es que este cerro de comida podrida fue importado para el beneficio de una mafia infecta que se ha enquistado en el régimen de Chávez,sin que la Fiscal o Russián hayan hecho nada al respecto. La corrupción y la podredumbre en PDVSA/PDVAL es inmensa y está a la vista de los más lerdos, pero no a la vista del héroe de la isla del burro.
La isla se llama así por Clodosbaldo.
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