Hugo Chávez hizo ayer sábado una reafirmación de su curiosa filosofía, esa que confunde vulgaridad con sinceridad. La Venezuela que Chávez ha tratado se basa en la coprolalia, en la pornografía del lenguaje. Cree que el uso de un lenguaje de burdel es sinónimo de poder. Hablando a los jóvenes venezolanos les dice que hay que sentir a Venezuela “en los ovarios y en los cojones”. Por supuesto, ese es el límite superior de su lenguaje. Es un lenguaje de la cintura para abajo. Y es que la Venezuela de Chávez no existe de la cintura para arriba. No incluye el corazón ni mucho menos incluye el cerebro, solo los intestinos y los genitales. Como cualquier otro animal.
Interesante! Saludos
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