viernes, 28 de enero de 2011

Una majestuosa nevada en Washington D.C.

Sueños de invierno..... desde mi ventana.


Desde la ventana de nuestro apartamento de Virginia, en el séptimo piso, ví ayer caer la nieve, una nevada melancólica y majestuosa que me proporcionó un maravilloso espectáculo. Los árboles parecían una postal de navidad y algunos niños trataron de hacer un muñeco. Creí importante añadir al efecto de la escena y admiré la nevada mientras escuchaba la Sinfonía #1 de Peter Tchaikovsky, la que él subituló “Sueños de Invierno”. Era la música apropiada para acompañar lo que veía por mi ventana y fue inspirada por un viaje que hizo el compositor por la campiña rusa en la mitad del invierno. De todas sus sinfonías esa es la que siempre consideró con especial predilección. Pensó en ella como “una travesura de juventud”, apenas su decima tercera composición pero ya repleta de melodías maravillosas.

No toda la familia tuvo mi misma suerte. Una de mis hijas tardó unas seis horas en recorrer con su auto el camino de su escuela, donde es Directora, a su hogar, una distancia de apenas unos diez kilómetros. Otra hija debió mudarse a un hotel porque perdieron la electricidad por 24 horas en su hogar. Mi hijo llevó su auto al estacionamiento de un Centro Comercial cercano y se regresó caminando a su casa. Mi nieto mayor salió de su trabajo en el hospital y, al ver la situación, simplemente caminó hasta el motel más cercano y allí pasó la noche, ya que vive bastante lejos de su sitio de trabajo. Unas 400.000 personas se quedaron sin electricidad y miles debieron abandonar sus vehículos en la carretera y caminar hasta sus casas debido a las condiciones de las vías.

Ärboles caídos por el peso de la nieve, miles de autos varados, gente caminando a sus casas, escuelas cerradas. La televisión informaba constantemente sobre lo que pasaba, para que la gente supiese lo que debía o no hacer, todo organizado, sin mayores sofocos.

Hoy todavía está nevando, pero con menor intensidad y los caminos están listos, después que centenares de palas mecánicas, algunas de los gobiernos municipales, otras de empresas privadas, trabajaran hombro a hombro para limpiar la nieve. En la zona de Washington se acumularon unos 20 a 30 centímetros, pero en sitios como en Nueva York y más al norte tuvieron de ochenta centímetros a más de un metro de nieve.

3 comentarios:

  1. Conclusion: un sistema que reacciona y funciona ante las eventualidades sin importar quien sea el presidente. Por que sera eso tan dificil de entender?

    ResponderEliminar
  2. Dr. Coronel,

    Con todo respeto pero lo que hubo ayer fue un cuadro verdaderamente caótico y una muestra de que el área metropolitana de Washington no está preparada para atender los efectos de una tormenta como la de ayer. Esto ha pasado varias veces. Es tiempo de que las municipalidades se enserien y adopten mecanismos para prever este tipo de situaciones. Lamento muy de veras lo que le pasó a sus hijos y nietos, pero le aseguro que no está solo, a cada familia residente en el área le tocó lo suyo.

    Muy bueno que, afortunadamente, usted pudo encontrarse en casa, escuchar la bella sinfonía de Tchaikowski y observar caer la nieve desde la ventana. Lo saluda su siempre apreciador y amigo, Aquiles Lightfoot

    ResponderEliminar
  3. Hola Aquiles:
    Es cierto que washjington no tiene el mismo nivel de preparación para estos eventos que otras ciudades de los Estados Unidos. La razón es lógica, tales eventos no ocurren con freceuncia como en Boston o Chicago, auque podrían aumentar en el futuro.
    Lo que hizo del evento de ayer más serio fue el momento en el cual comenzó a nevar con dureza, el cual coinciió con las horas de salida de las escuelas y de las oficinas, el famoso "rush hour".
    Mi hija mayor, como responsable de los 550 niños de su escuela, tuvo que ser, como el capitán del barco, la última en salir. Cuando salió ya la cosa estaba color de hormiga.Como dije, huo miles de personas varadas y más miles aún sin electricidad. Sin embargo, no hubo pánico, al menos en la zona donde vivo. Espero que a usted, amigo Lightfoot, le haya ido razonablemente bien. Es cierto que a mi me fue de maravilla pero ello se debe que no tenía por qué estar en la calle a la hora en la cual nevó fuerte.
    Sludos,
    Gustavo

    ResponderEliminar