Roy Chaderton, Ivan Rincón, Bernardo Alvarez y Alfredo Toro Hardy no son libios

En este momento está ocurriendo una verdadera estampida de diplomáticos y funcionarios Libios renunciando al régimen de Gahdafi. En la ONU, en las embajadas europeas, en los ministerios.

Es este un simple caso de ratas saltando del barco que se hunde? Habrá algunos casos genuinos de sincero arrepentimiento, después de haberle lamido las botas al déspota libio por años? Simple oportunismo o idealismo de efecto retardado?

Por las razones que sea, lo están haciendo. En contraste, los embajadores de Chávez no son libios. Están atornillados a sus prebendas, a sus deseos de vivir bien, en el primer mundo, diciendo ser defensores del tercer mundo. Así estaba Iván Rincón en Roma, Alvarez y Chaderton en Washington, Pancho Arias en Nueva York, Toro Hardy en Madrid y ahora en Singapore. Sufriendo los embates de la pobreza.

Estos embajadores de Chávez son todos tránsfugas de la democracia, a la cual sirvieron con altivez, mientras hoy sirven a la dictadura con sumisión. Rincón promueve el acercamiento con las FARC y con Piedad en Bogotá. Alvarez está a la espera de su nuevo cambur, después de haber sido expulsado de USA, Arias es uno de los punching balls favoritos de Chávez, quien le recuerda a cada rato y publicamente su traición anterior y su generoso perdón. Chaderton es capaz de decir cualquier cosa para sonar “revolucionario”. Toro Hardy es el más hábil, por allá en Singapore, escribiendo sus columnas sobre la China y callando ante los desmanes del régimen que representa.
Eso sí, todos obedecen sin chistar al cancifer Maduro.

Poseen un común denominador, no renuncian ni de vaina. Es que no son libios! O, dirán ellos, solo tienen doce años mamando, mientras que los libios renunciantes se mamaron casi 40 años.

Todavía nos falta mucho por sufrir, dicen sonrientes.