USA y Venezuela: celebraciones patrias revelan las dos realidades

Anoche en Washington

Ayer, 4 de julio, USA celebró su dia de la independencia, una independencia que inspiró a los países del sur a conquistar las suyas. Fue una celebración donde el protagonista fue el ciudadano.En Washington unas cien mil personas colmaron la inmensa avenida que conecta el monumento a Lincoln y al Congreso, sitio donde Martin Luther King habló de su sueño. Cerca del edificio del Congreso se instaló un escenario donde desfilaron artistas de la más variada especialidad: cantantes, pianistas, bailarines, grupos de jazz, la Orquesta Sifónica Nacional y bandas musicales. La gente aplaudía, bailaba, con sus cabezas adornadas de sombreros y gorras con los colores patrios, agitaban pequeñas banderas, pasaban un buen rato. El punto cumbre de la noche fue oir a la Orquesta Sinfónica Nacional tocar la Obertura 1812 de Tchaikovsky, mientras un despliegue impresionante de fuegos artificiales iluminaban la escena desde el Capitolio hasta el Potomac. Los temas principales de la Obertura 1812 son los de la Marsellesa, el himno Francés, por un lado, y del himno imperial Ruso por el otro. Nada de complejos.

Esta celebración ciudadana fue, como todos los años, impresionante por su sencillez. No hay nada en ella que aluda al poderío militar de la nación. No hay nada en ella que le de protagonismo alguno al poder político. En esta celebración el presidente de la nación es apenas un ciudadano más, en mangas de camisa, si acaso bailando con su esposa al lado de la tarima (anoche no lo ví por allí). No hay militares entre los miles de ciudadanos que celebran, como no sean los miembros de una que otra banda tocando marchas de Clifton Webb, perdón, de Philipe de Souza. No se ve ni un solo tanque, ni un solo fusil. Esta naturaleza cívica, ciudadana, civil avasallante de la celebración permite a quienes no somos ciudadanos del país participar activamente y compartir el buen momento. No la hace excluyente.

Celebración a la venezolana

Hoy, cinco de julio, se celebra nuestra independencia, esta vez con la importancia adicional de ser el bicentenario de la fecha. Ya en la mañana han comenzado los actos conmemorativos con la asistencia de los poderes públicos a la apertura del acta de la independencia, con Elías Jaua a la cabeza. Chávez ha recibido a los cancilleres y, desde el balcón del pueblo, se ha dirigido a sus seguidores para decir : “si la naturaleza se opone, lucharemos cointra ella…”. Han sonado algunos cohetes. El general Henry Rangel Silva anuncia la consolidación de la lucha revolucionaria. El evento central de la celebración será un desfile militar con más de 6000 tropas armadas, marchando al grito de Patria, Socialismo y …”, con la asistencia de allgunos presidentes y otros altos funcionarios latinoamericanos. Se exhibirán armas chinas y bielorrusas, así como armas rusas recién llegadas y marcharán los oficiales venezolanos quienes han ido a Rusia a entrenarse en su uso. En este desfile participarán militares rusos, cubanos y de varios otros países. No deja de ser curioso que los militares cubanos, quienes nos invadieron en la década de 1960 cuando el dictador de aquél país era Fidel Castro sean ahora invitados a desfilar y que Castro sea el amigo del alma de nuestro dictador.

Este evento debilita nuestra pretensión de soberanía, la cual es cacareada incesantemente por el régimen. Todos los eventos de la celebración venezolana muestran al estado y/o al ejército como protagonistas, no a los ciudadanos, quienes se contentan con ser los convidados de piedra, los espectadores pasivos de la “celebración”.

Mientras en USA la celebración es de ciudadanos libres, en Venezuela la celebración es conducida militarmente ante los ojos resignados de un manso pueblo que al yugo invitó.