Mi vecino repite incesantemente que yo deseo que su perro se muera. Está equivocado. Yo no le deseo la muerte al perro, una criatura de Dios. No deseo la muerte a nadie, no importa cuan vil, cuan ruín pueda ser.
Todo lo que yo pido es que a ese perro rabioso le pongan un bozal. Que a ese perro que se defeca en mi jardín le impidan hacerlo. Que a ese perro que ladra incesantemente lo hagan callar para poder tener alguna tranquilidad en mi hogar. Que ese perro no trate de morder a mis hijos.
En fin, que controlen a ese animal.
Le ruego que no ofenda a los perros.
ResponderEliminarCon caparlo basta...
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