La nación venezolana podrá recuperarse, si se hacen
oportunamente las cosas que deben hacerse, en unos 30 años.
Si, 30 años.
Este sería el tiempo necesario para volver a ver una
Venezuela con una mayoria de la población medianamente convencida de que debe
educarse, trabajar, cultivar la honestidad como forma de vida y exigir
pulcritud administrativa a sus gobernantes. Y digo medianamente, porque nos será muy
difícil saber si la gente está realmente convencida o, simplemente, esperando
la próxima oportunidad de volver a la dulce vida de quien todo lo espera del “gobierno”.
La fuerza de la inercia es grande.
La Venezuela del trabajo y de la honestidad no existe hoy, asfixiada por la prédica de un líder quien ha
promovido una Venezuela de la ignorancia, la limosna, la viveza y la
indiferencia.Y la Venezuela que ha promovido Chávez cuenta, al menos, con 15 millones de habitantes. Los otros 15 millones de venezolanos educados, trabajadores y conocedores de sus deberes ( no solo de sus derechos) deben vivir atados a esos otros 15 millones. Somos hermanos siameses y tendremos que vivir o morir ligados el uno con el otro.
Ese es el terrible dilema que enfrentamos. No hay separación posible. O educamos en la vida ciudadana a los 15 millones que no lo están en o ellos nos reducen al nivel de una tribu miserable. O convencemos a los 15 millones que esperan la limosna de que es necesario ponerse a trabajar o ellos nos imponen la ley de la limosna. O convencemos a los 15 millones que la viveza es pan para hoy y hambre para mañana o seguiremos atados a la práctica de la corrupción masiva y sistémica. O persuadimos a los 15 millones de indiferentes que le debemos exigir cuentas claras a nuestros gobernantes o seremos arrastrados al barranco por quienes no lo entienden así.
A veces florece en algunos rincones del país el ansia de
separación. Ocurre en el laborioso Zulia, objeto de las mayores humillaciones y
atropellos a manos del sátrapa barinés. Esas ansias de separación son
expresiones de una inmensa frustración. No ocurrirá porque, como en el caso de
los siameses, la separación casi siempre significa la muerte de ambos. Cuando
Chang, uno de los siameses famosos murió de una embolia mientras dormía, su
hermano exclamó : “Entonces yo también me voy”. Murió de shock tres horas
después. Esto significa que la ruina de los 15 millones de compatriotas que
desean vivir del gobierno representa también la ruina de quienes no lo deseamos.
No hay alternativa a elevar el nivel de ciudadanía de los 15 millones que prefieren las salidas fáciles.
Pues la tarea se perfila muy cuesta arriba, puesto que esa mitad de la población que sabotea a la otra mitad lo viene haciendo desde que comenzó nuestra historia republicana, y quizás mucho antes.
ResponderEliminarGustavo
ResponderEliminarLa verdad duele.
Este cambio social, requiere cambiar miles de habitos originados, en la manguangua que indicas.
Nadie sabe como se lograra lo que se requiere, pero es mejor comenzar con errores que no comenzar.
Gustavo
ResponderEliminarLa verdad duele.
Este cambio social, requiere cambiar miles de habitos originados, en la manguangua que indicas.
Nadie sabe como se lograra lo que se requiere, pero es mejor comenzar con errores que no comenzar.
La tarea es muy ardua; pero, por eso mismo, es menester comenzar cuanto antes. No soy pesimista.
ResponderEliminarLa labor de educación siempre es cuesta arriba. Más que en las cuestiones operativas, como poder leer, escribir y sacar cuentas, es educación en valores.
ResponderEliminarY nunca es atractiva para los gobiernos con mentalidad cortoplacista, puesta en la siguiente elección.
Por demas, que buen escrito Sr. Coronel.
Felicitaciones
Grcias Euardo: La educación en valores ha sido una obsesión mía. En la década de los 90 condujimos un programa de ese tipo en las escuelas públicas venezolanas (Agupación pro-Calidad de vida). Llegamos a tener unos 12000 niños en el programma. Si un programa como este pudiera llevarse a cabo en gran escala, como política de Estado, pudiéramos crear un país de ciudadanos en dos generaciones. Pero, eso no da votos! y estamos empeñados en hacer la revolución!!
ResponderEliminarUno, que ya no es ningún muchachito, se pregunta, con dolor, si todavía es posible recuperar Venezuela. Económicamente sería posible, pero en lo social el daño parece irreversible. Esto está demasiado podrido¡Qué dolor!
ResponderEliminarLA VENEZUELA QUE ANHELA CORONEL ES LA DEL PETROLEO A 7 DOLARES Y COMO BITUMEN,LOS INTERES A 1%,QUE RESUCITE CAP Y QUE EL SEA EL PRESIDENTE DE PDVSA..............TU LO QUE ESTAS ES LOCO.ENFERMO,SUDADO Y DISOCIADO.
ResponderEliminarJG
La Venezuela que anhelamos, es donde Moral y Luces sea algo cotidiano, donde los ladrones y corruptos no sean admirados.
ResponderEliminarDonde los aduladores no tengan forma de robar y subsistir.
Donde los hijos puedan estar orgullosos de sus padres.
No quiero un Pais donde el turismo vaya por Jineteras
HABLANDO DE JINETERAS,PREGUNTEN A CORONEL POR ESOS SITIOS QUE EL SI SABE DE ESO.......DIGALO ALLI CAMARADA.
ResponderEliminarJG