jueves, 6 de septiembre de 2012

Chávez y Moronta




Monseñor, se oyó el susurro:

He convertido al Alba en  tenebrosa penumbra

Transformé una empresa petrolera en vendedora de pollos

Le arrojé los restos de la CVG al sindicalismo anarquizado

He regalado  el petróleo de la nación por razones ideológicas

Compré tanques y misiles mientras colapsaban los puentes y explotaban las refinerías

He prostituído la fuerza armada con ayuda de un generalato tránsfuga

Engañé al pueblo crédulo e inerme con promesas incumplidas e incumplibles

Permití y promoví el control cubano de centros de decisión nacional

Hipotequé la Faja del Orinoco a China

Odié con rabia a millones de venezolanos que me adversaban, dividiendo mi país en bandos irreconciliables.

 

Monseñor Moronta lo escuchó y, después de un brevísimo silencio, dada la urgencia de la situación, le dijo: “Lo hiciste de buena fé, hijo mío,  creyendo que lo hacías por el bien de todos. Te concedo la extremaunción: Por esta santa unción….”.


 

 

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