El brunch es una comida dominical
situada a medio camino entre las horas del desayuno y del almuerzo (entre el “breakfast”
y el “lunch”). Es una institución muy estadounidense, ya extendida a muchos
otros países. En USA es muy popular porque es el complemento ideal de la visita de la familia a la iglesia. Los estadounidenses son asiduos asistentes
a la iglesia, de las más variadas creencias: católica, protestante en sus muy
diversas ramas, judía. La asistencia a la iglesia es un evento familiar, al
cual acuden vistiendo sus mejores galas.
Generalmente el “brunch” comienza
a las 10:30 de la mañana y se extiende hasta las 2 de la tarde. Los católicos
suelen llegar primero, porque las misas comienzan más temprano, mientras que
los servicios protestantes generalmente comienzan un poco más tarde.
Nosotros solemos llegar, cuando
vamos, entre 10:45 y 11:00 a.m. por dos
razones principales. Primero, porque a esa hora siempre logramos una mesa sin
necesidad de reservarla previamente. Segundo, porque la comida acaba de ser
puesta en la sala y está fresca y recién elaborada.
Vamos casi siempre a un sitio
cercano a nuestro apartamento, el cual combina un buffet extenso y de admirable
calidad con un precio muy razonable, $24 por persona. No es como para ir todos
los domingos, por supuesto, pero si de vez en cuando.
El local es elegante en su
sencillez. Ni muy iluminado ni muy oscuro. Abundan la madera pulida y fragante y las naturalezas
muertas en las paredes. Los mesoneros se deslizan silenciosos, removiendo los
platos cuando los comensales se paran para buscar otras viandas. Podemos pedir un “Bloody Mary” o una Mimosa o un Mojito o
una Cuba Libre. En este país no hay tabús ni restricciones.
La oferta gastronómica es avasalladora: Frutas frescas, salmón y otros pescados
ahumados, huevos preparados de las
formas más variadas, fritos, revueltos o en tortillas diversas; tocinos, salchichas, diversas pastas, papas,
vegetales cocidos, ensaladas diversas, jamones, carne de lomito rebanado en el
momento, quesos y panes. Uno puede comenzar con frutas, seguir con los pescados
ahumados y sus salsas de rábano, continuar con los huevos y tocinos, las pastas
y las carnes y las ensaladas.
Hago dos viajes pero hasta allí
llego. A mi edad no puedo comer demasiado. Luego
los postres. No soy amigo de los postres pero aquí tienen un “fondue” de
chocolate con fresas, piñas y bocadillos que son realmente deliciosos y los
pruebo con cautela.
Esta cultura del “brunch” es muy
particular. Hay tres grupos de clientes en el sitio: uno, que es elegante y
considera el evento casi como un ritual familiar. Son grupos bonitos, con
parejas de edad media e hijos aun
pequeños, bien vestidos. Otro que es neutro, vestido informalmente, simplemente
va a comer bien. Y hay otro que va a
comer todo lo que puede, habida cuenta de que este es una oferta abierta, “all you can eat”. Generalmente este grupo es bastante
obeso y parecería estar cavando su propia tumba.
Nosotros somos gente de la
tercera edad, del grupo que disfruta del buen comer sin exageraciones pantagruélicas.
Llegamos temprano, comemos bien y reposadamente y nos vamos antes de que llegue
la gran cantidad de clientes. La variedad de la oferta nos da una gran
sensación de bienestar. Estamos en una tierra de abundancia. Nos sentimos bien
y agradecidos por eso. No somos gordos ni estamos allí para comer sin descanso.
La abundancia puede ser peligrosa pero tiene el límite que nosotros mismos le
impongamos
LOS EUROPEOS TIENEN SUSPENDIDO EL BRUNCH CORONEL..........SABE DIOS HASTA CUANDO.
ResponderEliminarJG
Me alegro mucho que has sintonizado tan elegantemente las costumbres de mi Pais con los raices tan bien educados tuyos, Gustavo,
ResponderEliminarHas hecho un excelente descripcion de una faceta de nuestra cultura incorporando lo delreligion y la familia y nuestro variadad de gastronomia.
Buen provecho amigo,
Lee
Una vez fui al Brunch del Tamanaco, quizás 1984 o 1985, no tenías de qué preocuparte. Ahora ya el hecho de salir a la calle en Venezuela provoca miedo por las cosas que están pasando, a cualquier hora. Los que andan en carro blindado y guardaespaldas como Diosdado no tienen problema. Pero los otros venezolanos sí. A José Gras Vecchio lo asaltaron mientras su hija se comía un heladito por Altamira. Gustavo, al menos los que te leemos podemos imaginar cómo es vivir sin preocuparte porque alguien, quizás un familiar de JG, venga a querer hacerte daño solamente porque has trabajado honestamente lo poco que tienes. Buen provecho en tu próxima visita a ese brunch!
ResponderEliminar"Nosotros somos gente de la tercera edad, del grupo que disfruta del buen comer sin exageraciones pantagruélicas.
ResponderEliminarWhich shows that geology is not the only subject you studied at university. Bien hecho.
La timidez de la niñez y la adolescencia me empujó hacia la lectura. Y que de tesoros: Rabelais, Balzac,Tolstoi y Korolenko, Jorge Amado, siglo de oro español,Verne, Eca de Queiros (ooops), Tomás Mann, Herman Hesse.
ResponderEliminarDe los nuestros: Diaz Sanchez, Picón Salas, Briceño Iragorry, el inmenso Uslar Pietri. Mi disco duro está repleto de esas maravillas.