Ética para Tibisay

 

A principios de este año la Secretaria de Salud de los Estados Unidos, Kathleen Sebelius, hizo un viaje de Washington a Carolina del Norte, donde dió un discurso sobre el tema de su especialidad. En ese discurso también dijo: “Es muy importante re-elegir al Presidente Obama, así como a un Gobernador demócrata para este Estado”.

Bueno, los investigadores del gobierno han decidido que la señora Sebelius violó la ley, la cual estipula que un funcionario gubernamental no puede hacer propaganda por un candidato. La han obligado a pagar el viaje de su bolsillo y esperan que el Presidente Obama “tome las medidas apropiadas” sobre la funcionaria. Una asociación civil ya ha pedido su renuncia, argumentando que una funcionaria pública que confunda su trabajo con la política ha perdido la confianza del país.

Uno compara esta escrupulosa actitud de la opinión pública estadounidense y la investigación llevada a cabo por el mismo gobierno sobre lo que hizo la Señora Sebelius con lo que sucede en nuestro país y debe concluir que la brecha que nos separa del ejercicio verdadero de la democracia y de la acción ciudadana es enorme. Aquí los miembros del gobierno no se distinguen de los miembros del PUS. Son la misma cosa. Chávez preside el PUS y sus hampones del gabinete también son los directivos del PUS. Se imaginan ustedes a Gabriela Ramírez diciéndole a Rafaél Ramírez que no puede irse en el avión de PDVSA a hacer campaña por Chávez en Barcelona? O a Tibisay Lucena mandando a desmontar las obscenas vallas de Chávez en las oficinas públicas?  La jinetería moral es parte integral de la podrida cultura política del régimen.

Lo peor es que se creen portadores de un nuevo orden politico más decente, más digno y soberano. Son hampones pero no lo saben, porque han comprado espejos que reflejan una imagen bondadosa e idealizada de su horror. Es nuestro deber recordárselo.