El tiempo pasa rápido. Hace diez
años mi esposa y yo salímos de Venezuela
con nuestros macundales. Dejamos atrás,
por no poder traerla, mi biblioteca con unos 2000 volúmenes, algunos de ellos
valiosos. Dejamos la cama matrimonial, demasiado grande para que cupiese en lo
que sería nuestro nuevo hogar. Dejamos unos 600 árboles frutales que habíamos
plantado y visto crecer, además de unos 30 árboles ornamentales que espero estén
grandes ya, dando sombra y deleite estético a quienes ahora viven allí. Tuvimos
que darle una última mirada al curarí que habíamos encontrado al llegar, uno que
florece cada año por tres o cuatro días gloriosos. Y al riachuelo lleno de
peces y pequeñas babas, donde los vecinos del lugar llegaban a pescar los fines
de semana sin molestarnos.
Dejamos una manera de vivir, en
una zona sub-urbana cercana a Valencia, un tanto primitiva, pero donde
co-existimos con mucho de lo mejor que da Venezuela y hasta con algo de lo
peor. La aldea de Barrera cercana estaba llena de gente buena pero no tenía un
cine o una biblioteca municipal. Eso sí, tenía unos diez botiquines. También
una pequeña iglesia donde daba misa un cura itinerante. Durante la entrada de
lluvia los mangos de la aldea cubrían las calles por centenares o miles sin que
nadie, apenas los canes, se preocupara de comerlos. El olor de aquella
mangamentazón madura era avasallante. Traté de comenzar una “Feria Internacional
del Mango”, que nunca arrancó porque los moradores opinaban que eso le
correspondía al gobierno. En vano les comentaba que no era así en Washington DC,
cuando florecían los cerezos, que en eso el gobierno no tenía nada que ver,
como no fuera cobrar los jugosos impuestos derivados de un espectáculo que
llevaba millones de personas a la ciudad año trás año. Los aldeanos no
concebían que fueran ellos, sin la intervención del Estado, los que comenzaran
la feria.
Digo que co-existimos con lo
mejor porque mucha aquella gente de Barrera y de Sabana del Medio era la sal de
la tierra. Y debe serla todavía. Pero también había ladrones, asesinos e
invasores. Había una banda en Barrera Norte, exterminada un dia por la policía
de Carabobo, que tenía varios asesinatos en su prontuario y muchos
atracos. Nunca nos atracaron a nosotros
porque seguramente confundieron mi apellido Coronel con un militar armado hasta
los dientes. En realidad, nunca tuve un arma y las cercas de nuestra casa eran
más porosas que la frontera con Colombia. De madrugada tuve que levantarme más
de una vez para ahuyentar un vaca que nos comía las rosas y las cayenas. Ello
continuó hasta que le dije al dueño que, en represalia, me comería la vaca. Estaba
bien sabrosa aquella vaca, con sabor a rosas.
Teníamos vecinos muy buenos pero
existían también los pequeños conflictos derivados de la vida un tanto primitiva
que llevábamos. Por varios años fuí presidente de la Asociación de Parceleros, no
tanto porque daba un paso adelante sino porque todos los demás daban un paso
atrás, lo cual un petrolero como yo jamás haría. Uno de los mayores era el del
agua. Teníamos un grupo de pozos y un sistema bastante frágil de distribución.
Algunos vecinos creativos instalaban llaves de paso, a fin de aumentar su
caudal a expensas de otros más abajo en la cadena. Ello causó conflictos más o
menos candentes que requerían toda nuestra habilidad diplomática.
En la mañana salía temprano de la
casa, hacia Valencia o Puerto Cabello, dos de los sitios donde trabajé durante
mis años de “country squire”. En la autopista que llevaba a Valencia se hacían
fuertes colas después de cierta hora. Pasaba por la cárcel de Tocuyito, ya
bastante macabra, aun mucho antes de que cayese en manos de Iris Varela. Por un
tiempo trabajé en la gobernación del estado Carabobo, en la excelente casa de
gobierno, originalmente un convento, bellamente restaurada con la asistencia del
arquitecto Franz Rizquez Clemente, hijo de Rizquez Iribarren y Oly Clemente y mantenida por el gobierno
regional. Tenía un bellísimo sistema de aire acondicionado
con tubos de bronce a la vista pero la altura de los techos no le permitía
mucha eficiencia. En esa posición tuve experiencias muy interesantes trabajando
con los alcaldes y tratando de mejorar, con éxito modesto, sus sistemas de planificación y presupuesto.
El alcalde venezolano es un
presidente de la república en pequeño. Sus prioridades van dirigidas hacia las
realizaciones que le den votos. Recuerdo mi visita a uno de ellos, quien se
había lanzado a construír un estadio para 20.000 personas en un municipio que a
duras penas tendría esa población. Cuando le pregunté acerca de las cloacas que
estaban por hacer, me dijo, con una pícara sonrisa: “Esas no se ven, Dr.”.
También viajé mucho a Puerto Cabello,
donde tuve la interesante expriencia de ser presidente del Puerto, cuando este estaba
bajo la gerencia regional. Este Puerto tenía unos 3000 trabajadores y reposeros
cuando lo tomó el gobierno de Carabobo. Mediante un estrategia de tercerización
se redujo la nómina a poco más de 200. El Puerto era una mina de oro para el
Estado Carabobo. El día que me nombraron presidente retorné a casa y en la
entrada del parcelamiento me esperaba un señor. Me dijo: “Felicitaciones por su
nombramiento, vecino. Soy el gerente del banco TAL. Quisiera que usted ordenara
que los depósitos del Puerto se hicieran con nuestro banco”. Y agregó, con toda
naturalidad: “Yo le traería el cheque de
su comisión a su casa todos los meses”.
Llegué a casa estupefacto. Era la
primera vez (no, la segunda, pero ese es otro cuento) en mi vida que me hacían una proposición así. Al
día siguiente llegué a la oficina y llamé al Gerente de Finanzas y le pregunté
como se hacían los depósitos en los bancos y me dijo: “los haremos donde usted
nos diga”. En la siguiente reunión de junta directiva propuse que lo depósitos fueran hechos en
base a una selección del banco o bancos que diesen las mejores condiciones al puerto,
a ser hecha por tres funcionarios: el Gerente de Finanzas, el Presidente del Puerto
y un Director Externo (a fin de que pudiese ser más independiente).
Cuando mi descapitalización era
inminente hablé con el jóven Gobernador, recién re-elegido, y le dije que debía
renunciar. Ganaba menos de la mitad de mis gastos, me estaba comiendo mis
ahorros. Me tuve que ir a Margarita, a manejar un hotel pero con un ingreso en
dólares, además de que allí pude vivir y comer gratis. Por dos años lo hice,
ahorrando lo suficiente para dar el salto que me trajo a USA, donde ya he
cumplido diez años. Creo que esa es mi edad porque si me hubiera quedado en
Venezuela ya estuviera muerto y enterrado.
La experiencia de Margarita fue
extraordinaria, la más compleja que me ha tocado vivir como gerente. Encontré
el hotel en manos de una empresa extranjera que lo estaba desangrando. Sin
saber nada de hotelería comprendí que lo primero que debíamos hacer era
despedir a esa gente. Así lo hicimos, nos demandaron y, al final, fuímos
condenados a pagarle a la tal empresa lo que nosotros ya le habíamos ofrecido
pagar antes de ser demandados. Gracias a un extraordinario gerente que me
acompañó durante ese tiempo pudimos sanear mucha de la deuda y mantener el
hotel como uno de los mejores de la isla. Algun dia les echaré ese cuento.
Diez años han pasado muy rápido.
Hemos sido muy felices en este país de USA. Ello se debe a que hemos encontrado
lo que andábamos buscando: orden, limpieza, disciplina social, espíritu comunitario,
un tratamiento cordial de nuestros semejantes, seguridad, buenos servicios
públicos, deliciosos vegetales y frutas. He tenido la suerte de recibir algunos
ingresos adicionales mediante trabajos de diversa naturaleza (todos genuinos,
porsia), porque en USA hasta los cuasi-octogenarios pueden conseguir algun
trabajo. Y ello nos ha permitido extender la vida de nuestros modestos ahorros y
hemos encontrado la manera de vivir decorosamente, en una clase media-media
totalmente satisfactoria.
Aquí se encuentra harina pan, hay
de todo para hacer hallacas. Nuestra nostalgia es muy manejable y es,
realmente, la que sienten todos los
venezolanos de bien, no importa donde estemos. No es una nostalgia por no estar
en Venezuela. Es una nostalgia por haber perdido a la Venezuela que tuvimos. Y
esa nostalgia es común a quienes viven fuera y dentro de la que existe hoy.
Parafraseando al Libertador en su
carta a un amigo, casi podríamos decir : “me pregunta usted por Caracas. Caracas
ya no existe…”.
Honestidad
ResponderEliminarFelicitaciones por este articulo. Me impresiono mucho la parte donde el Gerente del Banco le ofrecio la comision. Esto es lo que hace la diferencia entre un venezolano honesto y otro que no lo es (que abundan demasiado en nuestro pais). Cuando era nino mi madre trabajaba de analista de creditos para un instituto del gobierno encargado de otorgar los creditos a pescadores y agricultores para incentivar la produccion. Recuerdo que las sumas aprobadas variaban desde muy pequenas usadas para la compra de semillas o grandes sumas como para comprar una flota de peneros, motores fuera de borda o un barco grande, estando la decision final para la aprobacion de estos creditos en manos de los analistas. Me llamaba mucho la atencion el porque todos sus companeros de trabajo tenian carro (en este caso eran Jeeps) y ella no. Ya de joven le pregunte el porque si ella ganaba lo mismo y tenia el mismo cargo que ellos nunca se compro un Jeep. Ella me explico como estas personas aprobaban creditos a familiares que luego eran usados por ellos para comprar carros y otras cosas. Estos valores fueron los que nuestra madre nos inculco y le doy gracias por no haber comprado el carro cuando eramos ninos. Pienso que asi es que se debe construir un pais donde la ensenanza comience desde el hogar. Lamentablemente yo como usted tambien tuve que dejar a Venezuela para vivir aca en USA hace poco mas de 6 meses.
Parafraseando a mi mama: "Pobre, pero honrado"
A mí en lo personal me impresionó lo de la "Feria del Mango" y la actitud de la gente.
ResponderEliminarYo traté de hacer un ciclo de conciertos en un pobladito muy cercano a Valencia: Montalbán y la asociación de vecinos me dijo algo similar: "eso lo hace el gobierno", cuando llegué por fín ha hablar con el alcalde, éste me dijo: "¡yo me encargo de montar los tarantines para la cerveza!", le expliqué que era música clásica, me dijo: "Moreno, eso no da votos; dejémoslo de este tamaño" y nunca se hicieron lo conciertos que estaban destinados a la familia y a los niños.
Yo tambien tengo diez anos desde que me vine el pais que era conocido antes como Venezuela. Vivo en una ciudad de Florida donde habemos muy pocos Venezolanos. Esto no es Miami. Vivo bien y tranquilo. Nadie se mete con mis carros o con lo que dejo en mi pick up. Pero hay harina pan de la polar (pero colombiana) y malta polar. chevere pues. Algun dia volvere a mi pais, que ahora me dicen se llama cubazuela o Nuevo Haiti.
ResponderEliminarAparte lo ameno del cuento... lo que me toco a fondo fueron las frases finales del mismo. Sintetizan tan sucinta y acertadamente mi propio sentir que las repito como mias: "Nuestra nostalgia es muy manejable y es, realmente, la que sienten todos los venezolanos de bien, no importa donde estemos. No es una nostalgia por no estar en Venezuela. Es una nostalgia por haber perdido a la Venezuela que tuvimos. Y esa nostalgia es común a quienes viven fuera y dentro de la que existe hoy. Parafraseando al Libertador en su carta a un amigo, casi podríamos decir : “me pregunta usted por Caracas. Caracas ya no existe…”.
ResponderEliminarGracias Don Gustavo.
ResponderEliminarComo siempre, excelente su escrito.
Cuando yo describo mi sentimiento hacia Venezuela, lo comparo con lo que siento hacia mis padres, ambos ya fallecidos; los quiero, los extraño, pero se que ya solo existen en mi corazon, y ya nunca los vere en este plano.
Un gran saludo.
IC
Excelente articulo.
ResponderEliminarHonestamente creo que ud. podria dedicarse a escribir cuentos. Todos son interesantes,reales y al punto. El mensaje sobre la Feria del Mango es muy oportuno porque siento que todavia este pueblo sigue siendo asi, y sin esa iniciativa es dificil cambiar a un pais. Ojala no tuviermos petroleo!!!
Pues para un escriotor Hit'orico. Por lo menos una aut-biograf'ia por Amazon.com - createspace.com !
ResponderEliminarEn lo que a Harinas y limitaciones personales! Ya no puedo usar Harina Pan !
S'olo te falta algo Coronel! Conocer la verddera caca de U.S.A.! Vaya a una pena capital de muerte! O haga una cola en un banco de comida de los "peasants"...! O conozca los sitios para vivienda de personas con problemas mentales o drogas, etc...!
Y entonces tendr'as un mejor balance de qu'e es U.S.A.! Lo peor de U.S.A. define lo mejor...! CASAS DE TECHO DE CARTON Y PALOS en su mayor'ia...!
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Pues para un escriotor Hit'orico. Por lo menos una auto-biograf'ia por Amazon.com - createspace.com !
ResponderEliminarEn lo que a Harinas y limitaciones personales! Ya no puedo usar Harina Pan !
S'olo te falta algo Coronel! Conocer la verdadera caca de U.S.A.! Vaya a una pena capital de muerte! O haga una cola en un banco de comida de los "peasants"...! O conozca los sitios para vivienda de personas con problemas mentales o drogas, etc...!
Y entonces tendr'as un mejor balance de qu'e es U.S.A.! Lo peor de U.S.A. define lo mejor...! CASAS DE TECHO DE CARTON Y PALOS en su mayor'ia...!
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Sr. Coronel.
ResponderEliminarUna vez m'as! Hablas de la burbuja en la que ud. vive en USA!
USA tine alrededor de 50millones de "peasants" pobres que nunca ser'an otra cosa!
UD. no vive la vida de ellos! Y la ignora!
Vaya a arreglarse los dientes "gratis" en USA o Canad'a...!
Ya perd'i una muela para siempre 1,200$!
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Sr. Coronel.
ResponderEliminarUna vez m'as! Hablas de la burbuja en la que ud. vive en USA!
USA tiene alrededor de 50millones de "peasants" pobres que nunca ser'an otra cosa!
UD. no vive la vida de ellos! Y la ignora!
Vaya a arreglarse los dientes "gratis" en USA o Canad'a...!
Ya perd'i una muela para siempre 1,200$!
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Dr Coronel usted ha asumido muy bien su condición de expatriado, por asi decirlo. Máxime que después de los treinta y algo se vuelve muy cuesta arriba para la mayoria adaptarse a medios demasiado diferentes del propio Yo soy muy poco emotivo, pero comprendo y respeto la nostalgia. Sin embargo me da entre risa y rabia de algunos excompañeros mios de estudio cuando se quejan del frio de otras latitudes o de pendejadas como "aqui la gente es muy fria" "no puedes hacer fiesta" o "en los supermercados no dan bolsa" Yo pienso que tener que llevar uno la bolsa al super es menos grave que andar en las calles temeroso como pez chico en el oceano.
ResponderEliminarP.s.
Gracias por informar sobre "la inefable Janeth o Yaneth"
Gracias Gustavo
ResponderEliminarAntes pensaba y compartía penas ajenas de exilio, Cubanos, Chilenos...por más que aprendí de ellos, nada me preparo para esta realidad.
La vida continúa con alegrías del trabajo, los nuevos lugares, la gente maravillosa...Más la rabia que se siente cuando los sueños de Millones se vuelven humo, para esa no hay preparación que valga.
Creo que limpiar el estiercol que cubre las mentes de buena parte de los Venezolanos, no tendra una solucion rapida, como la de los establos de Augias,. Debe ser una labor de hormigas trabajando día a día .
Luis
Bueno Gustavo, así estamos. Cuando aquella Venezuela de los 50 traía gente de Europa encantada de venirse, había muchas oportunidades en Venezuela y era un país en donde se respiraba progreso. Ahora la de 2013 nos encuentra viendo que más bien nuestra gente que nunca emigraba se ha tenido que ir adaptando a ser expatriada para protegerse del hampa, de la inflación y del caos de infraestructura.
ResponderEliminarYo me fui por mis chamos, ni de vainas iba a dejar que crecieran en una sociedad como la que dejó el ex-presidente Chávez.
Hicimos bien Gustavo, tú por tus hijos y yo por los míos.
Al fin y al cabo, esas vidas que trajimos al mundo valen más que cualquier otra cosa.
Un abrazo gran amigo.
Me impresiono la reaccion de la gente antes su propuesta de la Feria del Mango... algun dia debemos quitarnos ese casette viejo del papa estado
ResponderEliminarEs com'un aqu'i en Canada, que con copia de su llave y/o con droga de "rape" en el que ud. no se acuerda de nada, entrar en su casa y quien sabe en d'onde m'as...!
ResponderEliminarLas droga y los sistemistas creen que controlan todo con esto y mucho m'as! Lavado cerebral colectivo...!
Creanme, lo vivo casi a diario !
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Srs. el pap'a estado, o el pap'a PDVSA o el pap'a donde trabaja, es una dependencia de eso, sea c'omo sea!
ResponderEliminarLo que no se justifica, es que el PAPA estado, es el que hace los billetes y los imprime, tiene a todos viviendo la mayor'ia en hambre mal !
EN UN MUNDO "ADULTO" NORMAL la vida como uds la viven o los gobiernos vivne, no tiene sentido....!
VIVAN felices como puedan, imbeciles !
Lo que importa es el privilegio y la suerte de que ud es lo que es...!
C'omo no !
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Yo no hab'ia conocido gente mas pendeja, que los pobres "peasants" ingleses...!
ResponderEliminarY los paises latinos que no salen de los pol'iticos chimbos y el robo !
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Unas ex-cuñadas me visitaron en Madrid. no podían creer que con el simple hecho de acercarse a un paso de peatones, con intención de cruzar la calle, los carros de detuvieran voluntariamente para cederles el paso. (sin necesidad de semáforo)
ResponderEliminar13 años llevo fuera de Venezuela; yo era uno de esos millones de venezolanos que nos encanta mirarnos el ombligo (cual pueblerino); somos lo mejor del mundo, somos los más arrechos del mundo, somos los más vivos del mundo, los más chistosos, alegres, inteligentes, chéveres..etc, etc. y al salir a vivir fuera del país y sincerarnos haciendo una introspeción, retrospectiva -por lo menos yo- veo que somos unos aldeanos en el mundo, tirando a mediocres en la mayoría de nosotros.
Me desconcierta sentir el negativismo que leo en algunos de los post anteriores y el que he conocido personalmente en otros venezolanos sobre un futuro para Venezuela, a lo mejor soy demasiado optimista, pero creo que todos los que estamos fuera debíamos regresar cuando termine la dictadura y aportar lo positivo que hemos vivido en el exterior para tratar de ir cambiamdo las cosas. aunque cueste generaciones.
Mire al último compa que comentó le digo que tenga unos hijos para que Ud. vea por qué los comentarios. La verdad hermano yo estaba cómodo en Venezuela, no ganaba mal, mi esposa tampoco, casa propia y dos carros. Teníamos una accióncita en un club llamado Los Cortijos y quizás 20 palitos en el banco. Cuando empezó el hampa a desbordarse agarré a mi mujer y a mis muchachos y vamonos. No me puedo quejar, hoy tengo un apartamentico pequeño, un carro y no nos da para tener acción en ningún club (viéndolo bien no hace falta) y quizás no llegue a 20 mil en el banco, PERO A MIS HIJOS NO ME LOS JODE NADIE ACÁ. Por lo último, ya Coronel y yo ganamos más de lo que perdimos al irnos.
ResponderEliminar14 años desde que salí de Los Teques, a pesar de que los EEUU no es un pais perfecto me ha dado la gran oportunidad de tener una familia estable y de crecer en lo economico, profesional y espiritual. Todavia en Venezuela hay mucha plata pero el cancer del resentimiento se come a mas de la mitad de la poblacion. A veces desearia que nun hubiese habido petroleo, quizas nos hubiesemos ganado de verdad ese bello pais a punta de trabajo y no de los precios de los combustibles.
ResponderEliminarOtra historia sería que contara su proceso de adptación, de búsqueda de trabajo, visa temporal, green card. Esto lo digo porque somos muchos, jóvenes y no tan jóvenes -este ultimo mi caso- que estamos indecisos porque queremos irnos pero hacerlo en forma legal. Se le agradecería si pudiera contar esa historia. Saludos y muchas gracias.
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