Amor y ética en el liderazgo del ALBA

A pesar de elevar las banderas retóricas de una vida austera, de anti-ricos, de defensores de la gente sencilla, de igualitarios en materia de género (hasta llegar a la cursilería de hablar obligado de ministros y ministras, camaradas y camarados, moluscos y moluscas), la verdad es que los líderes socialistas de Latinoamérica son una pandilla de machistas, hipócritas, abusadores de mujeres, hasta violadores, gozones y corruptos. Chávez tuvo varios hijos fuera de matrimonio y las ex- amigas y ex-esposas reportaron en ocasiones su caracter machista y violento (“Mañana te doy lo tuyo, María Isabél”). El Obispo Fernando Lugo, asociado al ALBA mientras estuvo en el poder, tuvo dos o tres hijos fuera de su “vocación”, un doble traidor como clérigo y político. Daniél Ortega es un pervertido sexual y un violador de su hijastra. Evo Morales es un pica pasito que tiene dos hijos fuera de matrimonio y ha sido acusado de tener relaciones con una menor (acusación que ha sido rebatida por la madre de la menor). Fidel Castro se jactaba de su vida sexual, diciendo: “Dormí­a con al menos dos mujeres al dí­a por más de cuatro décadas – uno (sic) para el almuerzo y otro (sic) para la cena. Incluso a veces ordenaba a una para el desayuno” Es decir, se acostó con unas 35.000 mujeres, segun contabilidad propia. Rafaél Correa parece ser la excepción, ya que es muy católico, muy devoto. Eso sí, es un mentiroso patológico. Y, quien sabe cuando el pez bebe agua?

Hay una razón especial para este comportamiento? Creo que sí. Esta gente parece tener su propio código ético, segun el cual acostarse con la mujer del amigo es usual, caerle a cachetadas a la querida, bsar travestís o violar a la hijastra es permitido, casi obligatorio,  dentro de la revolución, como lo acepta con desparpajo ese esperpento nicaraguense, la madre de la jóven violada por Ortega por años.

Cada quien actúa de acuerdo a  su conciencia pero lo que hace a esta gente particularmnte despreciable es el  predicar una manera de vivir mientras viven de manera esencialmente opuesta a la prédica.