La cursilería insoportable de los Chávez

Esta escena nunca debe repetirse en Venezuela, un régimen fascista-militar, de corruptos y traidores

Hay culturas diversas, desde las que consideran una expresión de dolor como socialmente inaceptable (Inglaterra) hasta las que consideran el llanto frenético como prueba social de amor (Corea del Norte). Los países adelantados están, casi todos,  entre estos dos extremos.
Venezuela es un caso para Ripley o para Guiness. Acaba de morir su ex-presidente Hugo Chávez Frías y el show que ha montado el régimen es de una insoportable cursilería. Que si lo trajeron vivo, que si se lo llevaron para Cuba, que si lo embalsamaron allá, que si no lo van a exhibir en urna de cristal, que si se lo llevaron a una vaina llamada Museo de la Montaña, que si  la gente lo puede ver o no lo puede ver.  Toda una telenovela vergonzosa sobre un hombre que sumió a su país en la ruina, un resentido social quien destruyó una buena parte de la sociedad venezolana para cobrarse sus complejos y resentimientos de adolescente.
Toda familia tiene derecho a lllorar a sus muertos pero no tiene derecho a ser notoriamente ridículo. Lo que hace una de las hijas de Hugo Chávez es hiper-cursi.  María Gabriela Chávez le dice publicamente  a su padre fallecido: "Yo buscaré el tiempo de soñarte".  Y agrega: "Y si la vida no me deja verte, Yo buscaré el tiempo de soñarte. ¡Te Amo, mi GIGANTE ETERNO!”.

Los seres humanos debemos tener sentido del decoro. Yo lloré a mis padres pero jamás se me hubiera ocurrido publicar expresiones como estas. Y que nadie me diga que hay una diferencia cualitativa entre mis padres y Hugo Chávez, porque lo tomaría como un insulto. Mis padres fueron gente honorable.  No mataron a nadie, no le robaron dinero a nadie, no insultaron a nadie,  no fueron traidores a su patria, no abusaron de poder alguno, no hicieron de su resentimiento una política de estado. Los lloré en modesto silencio. Ellos me eneseñaron un código moral que la señorita María Gabriela no aprendió, el cual incluye un sano sentido de la perspectiva y del ridículo.
Todos tenemos derecho a llorar a nuestros muertos, pero dentro de límites decorosos, sin tratar  de endiosar de manera impúdica a quienes podrían ser objeto de futuras condenas históricas. Bueno es cilantro pero no tanto, ni tan calvo ni con dos pelucas.
Y sobre todo, nada de disimulos como este:

Me dicen que ya Maduro y Cilia le están pidiendo desocupación de La Casona a los Chávez. Habrá que fumigar doble, de entrada y de salida.