Manipulando su muerte destruyen la posible leyenda

En cual patria le estarán dando la bienvenida? 

El gato se dió un resbalón ayer en la azotea, parece decir el diminuto ministro de información del régimen, cuando dice que a Hugo Chávez le “ha aparecido una nueva infección respiratoria”. Mientras tanto, el ex-embajador de Panamá ante la OEA, el valiente Guillermo Cochez, vuelve a afirmar que “Chávez ya murió”.  La prensa internacional ha tomado el tema, desde Inglaterra hasta el Medio Oriente porque  presienten (o ya tienen la información) que el gato se cayó de la azotea.

No faltan, a estas alturas, los infelices, como un tal Carlos Herrera, quien dice haberlo visto “caminando, gordo”. Este Herrera parece ser el mismo que jura que Elvis Presley trabaja de mesonero en un restaurant de Achaguas.

Nunca habíamos asistido a un espectáculo tan denigrante, tan degradante, acerca de la muerte. Los miserables del regímen han convertido lo que pudo ser una muerte digna en un espectáculo circense, erizado de mentiras, lleno de mal gusto y cusilería. Han contribuído, sin quererlo o, acaso, sin querer queriendo, a dinamitar el posible legado mítico,  semi-religioso, a lo Evita, de la muerte de Chávez. Al manipular su muerte, los maduros y los cabellos y los ramíreces y todos los demás cómplices,  lo mataron a diario en la mente del pueblo. Y ello le restará fuerza a lo que pudiera haber sido un legado de leyendas propio para merecer, al menos, una estatua junto a la de María Lionza.  

Venezuela entra al libro de Guiness como el reino de lo absurdo.