42

                     

                                          Branch Rickey       

Hace poco escribí en mi blog algo sobre Jackie Robisnson y su llegada a la grandes ligas ( ver http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2013/04/el-42.html ).Mencioné lo bonito que era  considerar a un jugador de besisból como héroe ciudadano, pues hay un día al año en el cual todos los jugadores de grandes ligas llevan el número 42 en su uniforme, en homenaje a Robinson. Esta mañana ví la película que narra su experiencia . Se llama “42”. Y deben verla, si tienen la oportunidad. Es una bella película, a ser disfrutada no solo por quienes aman al beisból sino por quienes aman la compasión y la fraternidad entre seres humanos. En esencia es la historia bien conocida de Jackie Robinson, el gran jugador de beisból  y de Branch Rickey, el Gerente General de los Dodgers de Brooklyn.

 

Rickey es personificado por un Harrison Ford muy lejos ya de sus andanzas amorosas con la princesa Leia en La Guerra de las Galaxias. Se nos muestra como un viejo brusco pero lleno de amor por el ser humano y  comprometido con la hermosa tarea de terminar con la discriminación racial en el país. Para quienes no vivieron esa época resultará incomprensible el grado de separación que existía en la sociedad estadounidense entre las dos razas. Cuando me fuí a estudiar a la Universidad de Tulsa, Oklahoma, (1951), tomé un bus desde Nueva York, un largo viaje, y me senté al lado de un soldado negro, con quien mantuve una animada conversación por horas. En un momento del viaje, se levantó de su asiento y se fue a sentar en un asiento trasero, en lo que llaman la “cocina”. Pensé que se había disgustado conmigo. Fue después que me dí cuenta de que habíamos llegado a la frontera con Missouri y que allí los negros no podían sentarse al lado de los blancos ni en la parte delantera del vehículo. Y era un soldado que iba a defender la patria!

Hombres como Rickey contribuyeron a destruír ese sistema, aun antes de que llegase a la escena Martin Luther King. Pero sus esfuerzos no hubieran sido suficientes si no hubiese tenido en Robinson un aliado formidable, un hombre con el coraje necesario para “no pelear”, para tragarse en silencio las humillaciones a las cuales lo sujetaron los agentes del odio, inclusive algunos miembros de su propio equipo. La película muestra esa lucha de Robinson, cuyas armas fueron su bateo y su gran habilidad para el robo de bases.  

El artista que interpreta a Robinson hace un gran papel y, en ocasiones, parece ser el Robinson de verdad. Ya los héroes de esa singular batalla han muerto pero esta película los trae de nuevo a la vida y nos recuerda que el verdadero heroismo es el que hace realidad, día trás día, el objetivo que nos proponemos, luchando con las armas del ejemplo contra inmensas fuerzas que en el momento parecen invencibles.