En Venezuela un jinete ciego y sordo pretendió cabalgar sobre un caballo muerto. Pensó que el caballo galopaba porque confundió, con su escasa audición, los
gritos de protesta con exclamaciones de aliento. Con veneración hablaba sin
cesar de su montura, pero la gente se sonreía, observando el extraño espectáculo
de alguien quien creía galopar sobre un caballo semi-embalsamado y estático. Lo que el pueblo veía no era a otro Cid, el muerto que cabalgó hacia la Gloria sobre su Babieca, sino a un anti-Cid, vivo pero torpe,
creyendo cabalgar sobre un Babieca muerto.
Por supuesto, el foete cubano no
hacía caminar al caballo. La montura made
in China resultaba pequeña para el voluminoso jinete. Las espuelas
brasileñas no producían efecto alguno. Un
día pasó lo que tenía que pasar: perdió los estribos argentinos y se vino abajo
estrepitosamente.
Nuestra Venezuela es un país de
fábulas, donde los presos rebeldes son amenazados con ser puestos en libertad,
donde los ministros tienen prontuarios y no hoja de vida, donde exportamos excremento
del diablo, importamos papel tualé y nuestra compañía petrolera cría cochinos.
Nadie se sorprendió, por lo
tanto, al ver que el jinete se caía de un caballo muerto.
jinete muelto se cae del mulo acribillado...
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por ser sucre lo mataron...
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