Cerezos en Washington DC: una fiesta para la vista.
Desde que llegué a
residenciarme en el Estado de Virginia, USA, hace ya 10 años, he estado
viviendo mi sueño: ser un buen ciudadano. Quienes vienen a vivir en USA
persiguen objetivos muy diferentes: riqueza, tranquilidad, éxito profesional,
hasta fama. Hay quienes se contentarían con los 15 minutos de notoriedad que,
según Andy Warhol, todos tenemos una vez en la vida. Yo llegué aquí a vivir
como un buen ciudadano. En Venezuela permanecí hasta 2003 tratando de vivir
como tal: pagando mis impuestos, las facturas de luz, agua, etc, obedeciendo
las leyes y regulaciones del país, cooperando con mis vecinos para mejorar la
comunidad, haciendo lo que hacen los seres civilizados en una sociedad
civilizada. Esto me resultó sumamente difícil. El ambiente no me dejaba. No podia
concretar mi aspiración de ser un buen ciudadano. Peor aun, mi indignación me
estaba inclinando a la violencia. En una ocasion amenazé a Eleoccidente, en
Tocuyito, con pegarle fuego a la oficina si no mejoraban el servicio. En ese
momento comprendí que tenía que irme del país si no quería convertirme en un
salvaje.
A partir de 1999
Venezuela se sumergió progresivamente en el caos y la anomía, esa carencia de
normas civilizadas que caracteriza a una sociedad en desintegración. La vida
del venezolano se fué convirtiendo en un diario ejercicio de sobrevivencia, sin
tiempo para el cultivo de los anhelos y los sueños de ser mejor, a los cuales
los seres humanos tienen derecho.
Emigré a los Estados Unidos buscando una manera diferente de vivir y la he encontrado. No soy un exiliado del gobierno, nadie me obligó a ausentarme de Venezuela, simplemente un venezolano quien tomó la decisión de vivir en libertad. Hoy soy un miembro más de esta inmensa sociedad estadounidense y me deleito con las pequeñas cosas que los nativos dan por sentado y algunos hasta han dejado de apreciar. Salgo a caminar por la mañana sin tener que usar un bastón para defenderme de los perros del vecino y sin temor a enfrentarme con posibles asaltantes. Los pájaros que encuentro en el camino no vuelan despavoridos, ya que están acostumbrados a que nadie les haga daño. Regreso a casa a bañarme y… el agua fluye de la ducha. He olvidado lo que es un apagón y tengo 10 años sin ver una cucaracha. Espero el bus a la puerta de mi casa y sé que pasará a la hora señalada. A veces soy el único pasajero a bordo y el conductor me saluda porque somos amigos. Esta es una vida eminentemente predecible, un concepto lamentablemente ausente en nuestra Venezuela, donde uno no sabe si el bus pasará algun día, si se parará para dejarnos subir a bordo, si se accidentará en el camino o será asaltado por delincuentes.
Como ciudadano preparo
mi declaración de impuestos, la envio por Internet y pago o recibo un
reembolso. Recibir un reembolso del gobierno es una experiencia que jamás había
tenido. Las cuentas se pueden pagar por Internet y el correo siempre llega a su
destino.
La palabra mágica en
esta sociedad es Confianza. En Venezuela tuve una cuenta en el mismo banco por
más de 30 años y cuando quería hacer una transacción que no fuera rutinaria, como
enviar una transferencia o hacer efectivo un cheque contra otro banco, tenía
que probar, una y otra vez, que no era un malhechor. Hace algun tiempo me
encontré sin efectivo en California, en Diysnelandia, y fuí a cambiar un cheque
contra mi banco de Washington. El cajero, vestido de ratón Miguelito, me lo
pagó sin chistar. Confió más en mi que el banco en el cual tuve una cuenta por
30 años.
Manejar aquí es un placer.
Me paro en luz roja sin temor a que me asalten y sé que, cuando se ilumine la
luz verde, ella durará lo suficiente para que yo pueda pasar. No hay angustias
ni gente atravesada. El sistema me permite ser cortés con otros conductores y
ello genera cortesía de regreso. En general, la gente es cortés y solícita.
Esta actitud colectiva me recuerda un poema de W.H. Auden: “the points of light
flash out wherever the just exchange their messages”, los puntos de luz se iluminan cada vez que los justos intercambian sus
mensajes.
Es posible vivir
modestamente y disfrutar, al mismo
tiempo, de un alto nivel de calidad de vida. Tener dinero es importante pero la
sociedad ofrece disfrute a bajo costo: conciertos, paseos en bellos parques,
eventos culturales, centros de reflexión (Think Tanks), transitar por las
carreteras en la inmensidad del país, con hoteles y restaurantes de precios módicos.
Cada pequeña ciudad o pueblo tiene sus festividades y su personalidad propia y
el turismo interno es rico en ofertas.
Eso sí, procuremos no enfermarnos! Ese es el
único aspecto en el cual pudiera estar mejor en mi país, ya que allá existe
frecuentemente una estrecha relación médico-paciente con médicos amigos, en
lugar de la relación bastante impersonal que suele existir en USA. Sin embargo,
esto está cambiando en USA, gracias al influjo de médicos latinoamericanos. Mi
médico aquí es Venezolano y es mi amigo.
En USA un plomero, un
agricultor o un ingeniero tienen similar acceso a la cosas básicas de la vida:
un auto, una educación para los hijos, un hogar, viajar. Por supuesto, el auto
frecuentemente no es el mismo pero los transporta
de A a B sin problemas. Hay pocas cacharras en la vía. Ser propietario es fácil
gracias al acceso al crédito bancario y las bajas tasas de interés. La inflación
es muy baja. Cuando llegué hace 10 años el kilo de papas costaba más o menos lo
que cuesta hoy en día y siempre hay papas de excelente calidad. Un buen auto
nuevo se puede comprar hoy en $20.000 sin cuota inicial, aunque también los hay
de $300.000 y más (como el Lamborghini que chocó el hijo de Eudomario Carruyo,
Director de PDVSA en el momento). Es
posible comprar una casa para pagarla en 30 años. Lo usual es obtener un préstamo
bancario, pagar la casa de contado y pagarle al banco.
Aquí he podido hacer
labor social, actividad que es aun relativamente rara en Venezuela. Tengo 800 horas de trabajo
voluntario en un hospital que es uno de los 20 mejores de los Estados Unidos y
he aprendido muchísimo sobre su funcionamiento, sobre la calidad de la medicina
en este país, así como acerca de la
filosofía de la vida del estadounidense,
como encara la enfermedad y como actúa en los momentos de gran tensión.
Sorprendentemente existen
estadounidenses insatisfechos con la vida en su país. Los jóvenes tienen que
trabajar duro, ahorrar para el futuro, hay frustración, infelicidad, temores.
Muchos no aprecian lo que tienen. He encontrado a bastantes latinoamericanos en
USA que me hablan de lo “mál que se vive aquí” y de su gran deseo de “regresar
a sus países”. Sin embargo, no lo hacen, por lo cual sospecho que no son
sinceros. Como en todo país de mucha población hay casos de violencia
irracional que cobran víctimas inocentes. Sin embargo el índice de seguridad personal
es infinitamente superior al venezolano. En USA hay 3 muertes violentas por
cada 100.000 habitantes. En Venezuela hay casi 60 muertes violentas por cada
100.000 habitantes y ese índice es mucho peor en Caracas, donde puede llegar a
100 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
Yo creo que ya nunca
regresaré a vivir en Venezuela. A mi edad, 80 años, y en las condiciones del
país, las cuales no cambiarán apreciablemente en el corto plazo, no tengo mucho
incentivo para el retorno. Si me hubiera
quedado allá ya estaría muerto porque el choque psicológico diario entre el
país que veía y el que yo quería tener era terrible. Aunque fisicamente ausente
de Venezuela, no lo estoy espiritualmente y hago esfuerzos para acelerar el
retorno de mi país a la normalidad democrática y a la senda del desarrollo. Me
gustaría regresar de visita a ver a mis amigos y familiares y a recorrer de
nuevo las vias andinas que tanto disfruté, pero no siento la angustia de la
ausencia. Tengo memorias de la Venezuela amable que conocí para todo el resto
de mi vida.
He encontrado la
felicidad y la oportunidad de vivir modesta y civilizadamente en un bello
rincón del Estado de Virginia, en los Estados Unidos. Ojalá que algun día mis
compatriotas puedan vivir de igual manera, practicando el don más hermoso que
pueda tener miembro alguno de una sociedad: la buena ciudadanía activa, la felicidad
de ser miembro de una sociedad laboriosa que sonríe.
No puedo estar más de acuerdo con Ud. Don Gustavo. A pesar de trabajar todos los días, siento que cada día aqui es una vacación.
ResponderEliminarSaludos.
Mire Gustavo, lo mejor que Ud. pudo hacer es haberse largado de ese berengenal. Se dice que el viejo Caldera sabía muy bien lo que estaba haciendo cuando liberó al lagarto de Sabaneta en 1994. Aparentemente, Gustavo, Caldera quería precisamente que el tipo tomara vuelo fuera de la cárcel y no le entorpeciera el final de su gobierno (y si se quiere, de su vida). Caldera con su caracteristica soberbia se encargó de terminar de destruir Venezuela. No tengo duda que Caldera, Santeliz y Ochoa estaban metidos de frente apoyando al innombrable.
ResponderEliminarA lo que quiero llegar es que hiciera lo que hiciera, Gustavo, el destino de la República estaba perdido. Venezuela se fue a pique. Entonces, irse fue su mejor opción.
Creo, en mi modesto ranking de ciudades que he conocido, que los mejores lugares para vivir en el mundo son:
1.- Seattle o Spokane, estado de Washington, USA.
2- Vancouver, BC, Canada.
3.- Munich, Bavaria, Alemania.
4.- Melbourne, Victoria, Australia.
Espero que esta lista te parezca interesante. La hice en base a la vida cultural, seguridad personal, calidad de aire (también de agua y servicios), standard de vida general y acceso a buenos servicios médicos.
Gracias. He estado en Vancouver y en Seattle y me parecen ciudades maravillosas, no en las otras. En Virginia tengo un bono para sentirme a gusto: toda mi familia inmediata, hijos y nietos, viven cerca.
ResponderEliminarAl reflexionar sobre su escrito, me viene a la mente un hecho sobre el cual he conversado en más de una oportunidad:
ResponderEliminarLos países que tienen sus problemas resueltos, o que los tienen en proporción pequeña, tienden a tener bajos índices de participación electoral. La primera lectura es decir que la población es apática. Se cree por estas latitudes que el "participacionismo", por darle un nombre, es un fin en sí mismo. Yo creo lo contrario; cuando las cosas caminan, cuando sabemos que quien tiene resposabilidades de servicio público cumple, no tenemos esa urgencia de involucrarnos en los asuntos públicos, tenemos tiempo para hacer otras cosas, incluso labor social epontánea, como la que Ud. menciona.
Allí donde las cosas no marchan, porque hay corrupción, ineptitud o, tal vez lo peor, anacronismo ideológico, el ciudadano es "invitado" a "participar", que no es otra cosa que hacerse cómplice del estado de cosas, "legitimarlo", como se dice ahora, con fraude incluído. Y nuestra abstención no es como la de países como USA, Alemania, Suiza o Dinamarca. Es por obstinación, por decepción, por saber que somos manipulados. Saludos
Esencialmente correcto. La partucipav]ción electoral en USA (71% o algo así) Canada (62% en 2011), etc e menor que en Venezuela o Bolivia. Por eso que dices, precisamente.
ResponderEliminarQue agradable lectura!! trasmite esperanzas a los que aun estamos caminando por las calles de Venezuela sin rumbo.
ResponderEliminarGracias por recordarme que nos merecemos cosas mejores y no, las que estamos viviendo y lamentablemente acostumbrando.
Muchas gracias por tan sentido relato, indudablemente, no nos ha sido facil emigrar y hacernos parte de este gran pais, pero hay que reconocer que con todos sus defectos, es una tierra de oportunidad donde las instituciones funcionan y la palabra dada tiene valor.
ResponderEliminarPreferiria que contaramos con los programas de salud europeos, aunque el mejor consejo siempre es: no enfermarse!
Al último anónimo le digo que efectivamente, los sistemas de salud en especial los de Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania y Dinamarca son excelentes. Esa es la única razón, concordando contigo, por la que esos países en mi opinión comparativamente ofrecen una ventaja en relación con USA.
ResponderEliminarPara no enfermarse y vivir largamente Gustavo tiene un post por allí buenísimo. Sería bueno buscarlo y reproducirlo!
Mi post sobre ese tema fue publicado el:
ResponderEliminardomingo, 14 de julio de 2013
con el título de:
Los ingredientes de la felicidad
Link: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2013/07/los-ingredientes-de-la-felicidad-dentro.html
Comparto su opinión en un 100 % ! Vivo en Miami ( que dicen ya no es Usa...jjajaja ) y me parece una maravilla. Amanezco agradeciendo desde que salgo a hacer ejercicio todas las mañanas en la calle. Y al igual que ud. lo único que no me gusta es el sistema médico , pero me he dado a la tarea de buscar todos mis médicos venezolanos, que bastante ya hay en Miami. Siento una alta consideración por los venezolanos que siguen viviendo en Venezuela, pero yo, al igual que ud., quería vivir de otra manera. Como una vez le escuché decir a alguien: No quiero ser víctima de nuestra historia.
ResponderEliminarExcelente artículo. Yo vivo en Carolina el Norte desde el 1988 porque ya veía que las cosas no eran las mismas en Venezuela. Soy hija de emigrantes y me dolió mucho dejar el país en el cual e crié, pero con una hija pequeña creí que era mejor darle el chance de vivir en un país más civilizado. Y no sabe Ud. cuánto me alegra haberlo hecho, ya que la situación se deterioró rápidamente. Aún con todo, sigo pendiente del acontecer venezolano, la nostalgia por el país que fue y que pudo ser no me abandona.
ResponderEliminarGustavo, tu pluma la sigo desde los días de Resumen y tus escritos, desde que habitas USA, han formado parte de mi consuetudinaria lectura desde que vivo, al igual que tú, en USA.Hoy, por hoy, comparto cada una de las palabras de este artículo. Hay un punto, sin embargo, en el cual me parece diferir un poco contigo. Esa Venezuela "buena" que extrañas, a mi juicio, era fingida, aunque reconozco que era menos mala. Tal vez la diferencia entre la Venezuela antes de Chávez y la durante y después de él, es una sola: Antes, el intelecto y la honestidad, aunque eran menospreciados,como decía Uslar en su elocuente ejemplo de los pendejos , al menos era respetado y tenía un rincón para vivir y perseguir las esperanzas. Por desgracia, muchos de los culpables y responsable por el surgimiento de Chávez se encuentran en la MUD y en el empresariado venezolano. Aunque creo que el castigo por ello ha sido muy largo aún estamos pagando por haber sido cómplices silenciosos de sus mal haberes. Peor aún, la pasividad ha alcanzado a esa "dirigencia" opositora y ya ni siquiera los estudiantes alzan voz de protesta. Simplemente, "we are fucked up" (realmente jodidos) pues los venezolanos con cerebros han emigrado y los que puedan aún respirar en Venezuela, se sienten impotentes o resignados. A mi juicio, lo que vive Venezuela da asco. Al igual que tú, hoy me siento ciudadano civilizado por vivir en USA y vivo contento por lo que he(mos) logrado en este país sin tener que recurrir al compadrazgo ni a la entrega de la dignidad. Pero, al igual que tú, no fue Chávez quien me sacó de Venezuela, fue la Democracia incompetente. Pero vivir en esta civilización ni ejercer mi ciudadanía a plenitud aún siendo extranjero. no ha suplantado mis sentimientos ni mi amor por la patria que me vio nacer. A pesar de todo, le debo mucho a mi país y a mucha de su gente representada por familia, amigos y por hombres que brillan con luz propia aunque nunca les haya estrechado la mano. Para mi ellos aún alimentan mis tenues esperanzas.
ResponderEliminarTal vez por irresponsables los venezolanos nos merecíamos a Chávez, pero que Maduro haya llegado a ejercer la Presidencia y no pase nada es un castigo inmerecido. Algo anda muy mal con nuestro gentilicio. ¿No crees?
Que Dios bendiga tus ochenta años.
Un gran abrazo de alguien que admira tu historia
Victor Garcia Crespo
venezuelaysulucha@blogspot.com
vgarcia152@gmail.com
Lindas tus palabras Claudia, da tu twitter para estar en contacto.
ResponderEliminarMuchas gracias por esas palabras, reflejo de muchos de nosotros que hemos tomado la misma decision. Tengo 5 años viviendo en Australia por las mismas razones. Mis hijos han nacido aqui, trabajo, pago mis impuestos y vivo tranquilo.
ResponderEliminarYa desde antes de 1996, se me metio en la cabeza la idea de emigrar, porque la mediocridad de pensamiento, causa raiz de los males que aquejan a nuestro pais hoy en dia, se veian presentes y rampantes en ese entonces.
Concuerdo en que no tiene precio vivir en una sociedad basada en la confianza. No se si algun dia volvere a Vzla, no lo creo, tomaria varias generaciones de trabajo serio y re-educacion para poder enderezar las cosas y hasta ahora no se ve voluntad alguna de tomar accion en ese sentido.
Gracias nuevamente.
Australia si es verdad que nunca me ha llamado la atencion, ojo, no digo que no sea un buen destino, pero realmente no me llama para nada la atencion ese Viaje (en mayuscula) y estar botado por alla.
ResponderEliminarPrefiero USA que en un momentico llego a buenos destinos, o un pais como Holanda, Alemania o cualquier pais nordico. El frio deja de ser un problema cuando sientes que vives bien.
felicidad es priceless......
ResponderEliminardesde Florida, USA.
Willie
Hermoso y alentador resúmen de una vida llena de contentamientos, que se complace en los detalles y agradece las oportunidades. Vivo con mi familia desde hace 2 años en Medellín,Colombia y salvando las distancias con USA que es un país desarrollado me siento afortunada de vivir esta oportunidad. La verdad cada día confirmo que la tranquilidad, la paz, la seguridad, el poder compartir, la estabilidad emocional y la sanidad mental no tienen precio. Quienes salimos de nuestra Venezuela hacemos grandes esfuerzos de todo tipo para estar mejor, y vaya que si vale la pena intentarlo!
ResponderEliminarSeñor Coronel, intento nuevamente escribirle, necesito más de 300 caracteres...
ResponderEliminarMi esposa y yo nos vinimos el 13 de noviembre 2012 al ERstado de Mississippi, a la pequeña ciudad de Hattiesburg, 50mil habitantes.
Tenemos tres hijos, una aquí, otra en Caracas y uno en Bogotá. En un gobierno que llamaré "normal" seguiríamos unidos, como me hubiese gustado.
Tanto mi esposa como yo tenemos 74 años y apreciamos enormemente el tipo de vida que podemos hacer en USA y en Hattiesburg. No entraré en detalles irrelevantes, pero esto se aserca mucho más a lo que yo llamaría vivir en paz.
Le hago llegar un saludo muy afectuoso lamentando no conocerlo personalmente, quizá alguna vez.
Don Gustavo, por mera casualidad. hoy desde mi blog le segui...
ResponderEliminarhttp://hacedoradeilusiones.blogspot.com/
bienvenido sea por si alguna vez desea visitarme
No solo en Miami!!!, hay que atreverse al cambio... pero mi caso fue completamente diferente al suyo, al de otros. Primero por otras razones que no economicas ni politicas, sino por otras cuestiones que no vienen al cuento en este momento, el caso es que primero émigré y -vivi similarmente/felizmente como usted cuenta en Vginia, Usa-, a Madrid, Espana en el 2005 (soy venezolana pero tambien tengo el pasaporte de la Comunidad Europea por ser hija de emigrantes espanoles) y vivi alli hasta el anio pasado (agosto 2013) en ese mismo anio me vine a vivir a USA, exactamente en el estado de NY, al norte, en "Finger Lakes" en donde se encuentra el inmenso "Lago Seneca", para ser exactos, cerquita de la ciudad de Elmira, Ny.
Conoci en Internet a mi segundo esposo y trabajamos codo a codo en nuestra tienda de muebles de estilo country donde el fabrica los muebles y yo le ayudo en disenos, decorarlos, pintarlos, como tambien pinto mis cuadros que tambien se venden aqui en nuestro negocio, a pesar de la crisis, que tambien en este pais se nota, Trabajamos mucho senior Coronel, pero no se imagina como lo disfrutamos, vamos los aserraderos, decoramos, limpiamos y organizamos la tienda, nuestra vivienda etc. Nuestra tienda esta situada en todo enfrente del susodicho lago, frente a una carretera, no tenemos Santamaria, ni cerraduras extremas, alarmas, estamos algo aislados de los vecinos, y vivimos arriba en un hermoso y confortable apartamento, estamos juntos 24/7, sin embargo, aqui se siente que nuestra integridad fisica es primordial, que cada vida, cada ser humano tiene un valor preciado... trabajamos para nosotros y echamos pa'lante sin preocuparnos de que manana aparezca una banda de desalmados a matarnos por unas cuantas monedas, vamos todo los lunes por la noche al Bingo en la cercana ciudad de "Horsehead" y ni nos acordamos de nuestro vehiculo de(45.000 $) aparcado sin tiket ni vigilancia privada, no digo que ninguna desgracia nos pueda pasar, pero son casos aislados.
Por otra parte, por asuntos familiars estuve 12 dias en Caracas el pasado mes de Junio. me fui al centro de Caracas, al lado del Teatro Municipal" a sacarme el Nuevo pasaporte Venezolano, y hay que decirrlo todo, senti un orgullo venezolano que hacia tiempo no sentia, en extranjeria me trataron de maravilla, eficientemente, y mi pasaporte estaba listo ya para el dia siguiente sin ninguna palanca de parte de nadie, asi se los hice saber a todo el personal que me atendio, debo de reconocer que por lo menos en ese sentido fue una grata y renovada experiencia, Aunque no todo es perfecto ya que llegando a Maiquetia me robaron objetos de valos de mi equipaje, en fin.
Total, que aqui estoy y somos una pareja ya madurita con mas de 50 anios respectivamente. Entonces si sois jovenes como no os atreveis a emigrar, al fin y al cabo, siempre teneis familia de vuelta que os pueden echar un cable y ayudaros.
Suerte a todos!