El bufón anti-aéreo y otras humillaciones

                                     

 Nací en Catia, en modesta  familia de clase media  que nunca robó ni hizo daño a nadie, al menos de manera consciente. He pasado toda mi vida tratando de ser útil y he puesto siempre el reconocimiento de mis semejantes como prioridad número uno, por encima de riquezas o posiciones de poder politico o empresarial. Digo esto porque creo que ello me  da autoridad moral para comentar sobre lo que veo en Venezuela.

Lo que nos está pasando desafía toda imaginación. Hay un bufón indigno en la presidencia ilegítima de la república, rodeado de un malandraje invertebrado, muchos de ellos  ansiosos de asaltar al erario público, mientras otros, más perezosos, simplemente están contentos con vivir comodamente y sin chistar ante la ignominia. La ineptitud y perversión de este grupo ha causado una tragedia nacional como nunca la habíamos visto en la historia de nuestro país. Venezuela es hoy un país en ruinas, lo cual estáa la vista de todos quienes quieran ver.

Cada día aparece una nueva confirmación de esa tragedia.

 Un pueblo que se decía bravo e indómito guarda silencio frente a la podredumbre enquistada en PDVSA, la Fuerza Armada y empresas del Estado tales como CVG y Corpoelec. La presidencia  está manejada a control remoto por la Cuba castrista y el embajador de ese país, un tipo simiesco llamado Rogelio Polanco,  se permite amenazar al pueblo venezolano publicamente

No  hay instituciones independientes. El TSJ, el CNE, la Asamblea Nacional, el Poder Moral, el llamado Alto Mando Militar, el cuerpo diplomático, el Gabinete Ejecutivo,  están integrados por seres indignos, quienes -  como los generales mexicanos de antaño -  no han aguantado un cañonazo de algunos bolívares o dólares.  

Y frente a este estado de cosas la mayoría de nuestro pueblo se mantiene pasivo, aceptando día trás día  nuevas y peores bofetadas al orgullo nacional.

Hace horas el bufón informó al país  que instalaría en todas las ciudades estaciones anti-aéreas, para combatir  - segun dijo -  cualquier intento de invasion foránea. Y este anuncio ha pasado esencialmente por debajo de la mesa. Nadie ha dicho mucho sobre este nuevo insulto del bufón. Ese inmenso gasto en lo que jamás será utilizado le robará a los venezolanos millones de dólares que hubieran podido ser empleados para el beneficio real del pueblo. Ayer fue saqueada una tienda de artículos electro-domésticos en Valencia, un saqueo  promovido por el bufón anti-aéreo y llevado a cabo con entusiasmo por “ciudadanos”. La sociedad está fuera de cauce, convertida en malandraje, desde los obscenos bolichicos hasta los forajidos pata en el suelo. 

 Nada de esto parece causar la reacción de mis compatriotas.

Yo estoy indignado, tanto del silencio de la moralmente reblandecida sociedad civil como de la corrupta Fuerza Armada venezolana. La sociedad civil podría ir a la huelga general indefinida  pero no lo hace. La Fuerza Armada podría rebelarse para defender la constitución y la democracia pero no lo hace.

 Mientras tanto hay venezolanos (hola, Eduardo)  llamando al diálogo y al entendimiento con el malandraje del régimen ”en nombre de la democracia”.  

Estas  derrotas y humillaciones que recibe a diario el pueblo venezolano nos colocan cerca del foso entre los países más miserables del planeta. Pero no solo el bufón anti-aéreo es culpable de esta tragedia. La pasividad de nuestro pueblo civil y militar comparte esta culpabilidad.   

 Me alivia no ser cómplice, por comisión u omisión, de esta gran tragedia venezolana. Si alguien tuviera hoy  un gesto digno de rebelión abierta contra este absurdo régimen de ladrones y criminales,  me encontraría a su lado, en el terreno donde pueda servir.