AÚN HAY GENTE QUE NO RECONOCE EL FRAUDE QUE FUÉ CHÁVEZ

https://www.youtube.com/watch?v=tPuiMXv_htQ 

Vean este video sobre la llamada Unidad de Producción Agrícola Paul Correa, en los valles de Aragua, para apreciar la diferencia entre lo que el hampón que se llamó Hugo Chávez Frías  decía y lo que realmente sucedía. En estos terrenos, a la vera de la autopista, a escasos metros de la vía por donde pasaban miles de venezolanos todos los días, se escenificaba un inmenso fraude.  Y nadie lo sabía o se interesaba.  Aún después de que este joven activista entrara al sitio y viera lo que ustedes pueden ver  en el video, la gente seguía pensando que el hampón Hugo Chávez Frías estaba realizando una revolución agrícola en beneficio del pueblo venezolano. Asombrosamente se negaban tercamente a ver lo que tenían ante sus propios ojos.

Se murió el hampón , estas tierras permanecen abandonadas  pero  todavía hay un gentío que suspira por el hampón Hugo Chávez Frías. Al ver y oír a su reemplazo, el analfabeta Nicolás Maduro, se les antoja que el difunto haMpón Hugo Chávez Frías era su verdadero campeón, no este payaso, olvidando que fué Chávez quien lo impuso.  Un mega-corrupto como Jorge Giordani, quien fué factor principalísimo en el desastre venezolano, parece pensar que el analfabeta Maduro es el único culpable del desastre, al mismo tiempo que continúa ensalzando  la figura del hampón Hugo Chávez Frías.

Hay una parte del país que se niega a aceptar la evidencia  del inmenso crímen que cometió el hampón Hugo Chávez Frías contra la nación venezolana. El engaño colectivo no se ha rendido frente   a  la copiosa evidencia de este crimen. Esto sucede  porque esa gente se niega a aceptar el fracaso de lo que se llamó la revolución bolivariana. Fué convencida inicialmente de que la llegada del hampón Hugo Chávez Frías al poder significaba su oportunidad para disfrutar de los beneficios y dádivas que ellos asociaban tradicionalmente con la clase media y la élites políticas. Llegaron a pensar:  “Ahora somos nosotros quienes mandamos”.

Hoy en día la nación está en ruinas y hasta el chavista más ignorante y recalcitrante debería saber que todo era una ilusión sembrada con premeditación y alevosía por el hampón Hugo Chávez Frías y su pandilla.

Sin embargo, ese no es ya el problema.  El problema es que en sus mentes ellos continuarán siendo incapaces de admitirlo. Se aferrarán  a esa ilusión que  representaba la victoria, representaba un mundo donde ellos habían pasado a ser los dueños, no los esclavos.  Esta actitud colectiva de negación de nuestra realidad presentará  un formidable obstáculo para la recuperación del país. Esos millones de venezolanos pobres, ignorantes y desengañados constituyen una carga terrible para cualquier gobierno que trate de desandar el funesto camino andado.

Existirá la tentación, por lo tanto, de seguirle haciendo crer a esta masa que las cosas no han cambiado tanto, que la ilusión aún no ha muerto, que el estado benefactor, el gran taita aún se ocupará de ellos. Ya hay indicaciones, por lo que se oyó en boca de Henrique Capriles durante su campaña, de que un gobierno de oposición adoptaría este camino, tratando de mantener un equilibrio muy pragmático entre lo que hay que cambiar y lo que se sigue concediendo. Este sería un camino desastroso porque terminaría convirtiendo los deseos de verdadera  reforma en una pantomima.  

Venezuela requiere un  liderazgo que le hable claro al país, que no haga concesiones populistas, que arranque de la mente de los venezolanos la posibilidad de que pueda aparecer en el futuro otro hampón como Hugo Chávez Frías, otro vendedor de promesas que termine, una vez más, arruinando material y espiritualmente al país.