El Hermitage, San Petersburgo
Julio 11-12, San Petersburgo,
Rusia
Aunque la primera impresión que
he tenido de esta gran ciudad ha sido la de un gigante triste, debo admitir que
no es posible “despacharla” de manera tan sencilla, porque tiene componentes grandiosos
que se mezclan con el mal gusto arquitectónico y con una calidad robótica en
muchos de sus habitantes.
Al entrar al puerto lo primero
que veo de la ciudad es una serie de bloques de apartamentos de la peor factura
arquitectónica, a lo Guatire o Carapita, en una zona donde hay grandes
movimientos de tierra. A la distancia, a estribor, se ve un estadio de futbol
en construcción, ya que la ciudad será sede de la próxima Copa Mundial, ocasión
para la cual – apuntan con orgullo – no se necesitará visa.
La Iglesia de la resurreción
San Petersburgo es una ciudad de
edificaciones masivas, muchas pintadas de unos colores que francamente ofenden
mi gusto. Los hay verdes desvaídos y los
hay amarillo pollíto. Y no son pequeños, a
veces cubren toda una manzana. Todos los nombres de calles y establecimientos
, con muy pocas excepciones, están solamente escritos en cirilico ruso, lo cual
le hace la vida más difícil al visitante. En general, la ciudad no le hace
concesión alguna a los miles de visitantes que le llegan cada año. Que se orienten como puedan y orinen en un mogote, parecería pensar el
alcalde de la ciudad. Afortunadamente la guía del bus ya sabe cuando sus
pasajeros están a punto de estallar y se estaciona por 27 minutos frente a una
venta de souvenirs que, además de ofrecer centenares de muñecas matrushkas,
esas que vienen metidas unas dentro de
las otras, ámbar e imanes para neveras,
tiene un baño! “Y es gratis”,
anuncia la guía con evidente complacencia.
Hacia Nevsky Prospekt
En San Petersburgo fué el único
puerto donde tuvimos que mostrar nuestro pasaporte, para ser sellado por una
señora de inmutable severidad en el rostro, el único sitio donde tuvimos alguna
ligera inquietud de ser rechazados.
Para visitar la ciudad utilizamos
el método más fácil, si no el mejor. Tomamos tours organizados por el barco. En
esos tours no se necesita tener visa. Si uno contrata un tour independiente o
desea visitar la ciudad por cuenta propia, entra en un proceso de papeleo para
el cual ya no tengo paciencia. Uno de los tours era una vista rápida de la
ciudad desde un bus. Fue muy útil para darnos una idea de la ciudad que,
repito, tiene hermosísimos parques y algunas iglesias maravillosas pero que, en
general, es gris, tosca y poco atractiva.
Como toda gran ciudad europea que
se respete San Petersburgo está edificada alrededor de un importante río, el
Neva. Este río divide la ciudad en, al menos tres o cuatro grandes segmentos y
un islote llamado de la liebre, en el cual se encuentra la fortaleza de Pedro y
Pablo, la cual incluye la Catedral, Petropavlosky sobor. El sector más visitado
es el que incluye el Hermitage, el Palacio de Mármol, el Palacio de Invierno, la
Iglesia de San Isaac, la imponente Iglesia de la Resurrección, el palacio
Stroganov y la calle más importante de la ciudad, Nevsky Prospekt.
Para ver la ciudad mi esposa y yo
decidimos separarnos y tomar tours diferentes. Ella quería dedicarle tiempo al
Hermitage y yo a Nevsky Prospekt. Ella quería ver historia y yo queria ver
gente de hoy, como lucían, como se
comportaban, que comían, que vestían. Mi esposa estaba interesada en la
historia de la ciudad, yo en su sociología. Por ello, es explicable que a ella
le fascinara San Petersburgo mientras que a mí me dejara bastante indiferente.
Ella vió en los palacios y los museos el fascinante pasado dominado por Pedro
el Grande y Catalina. Yo vi la ciudad de hoy, donde nadie sonríe y las calles
que se apartan de las principales atracciones turísticas son sombrías y melancólicas.
Mi tour fué sencillo. Me dejaron
en una esquina y me dijeron que me recogerían cuatro horas después. Y… a
caminar se ha dicho, armado con un mapa. Me quedé frente a la Iglesia de la
Resurrección, una de las más famosas y fotografiadas de la ciudad, con sus
riquísimas y bulbosas policromías. No entré porque había una larguísima cola. Caminé
primero hacia el norte hasta el monumento a los héroes de la revolución y el
Palacio de Mármol, pero no ví nada realmente interesante. Me regresé para tomar
la calle Italianskaya, en la cual encontré un negocio llamado Beluga, con venta
de ámbar y objetos de artesanía muy fina, pero todo carísimo, por lo cual no
pude comprar nada. En la siguiente cuadra estaba un hotel bellísimo, muy
sifrino, el Grand Hotel Europe Orient Express, en cuyo bar me tomé rapidamente
una agua mineral, S12, para poder añadirlo a mi curriculum (“claro chico, yo
estuve en el Grand Hotel Europe, en San Petersburgo”). Frente a este hotel estaba el equivalente del
Carnegie Hall, el Salón de Conciertos
Shostakovich y, al lado, un restaurant que era el único bonito que encontré con
la puerta abierta en todo mi recorrido (están operando pero las puertas están
cerradas y uno debe entrar un poco a ciegas, arriesgando encontrarse con un
antro).
El restaurante está al cruzar la esquina de la sala de Conciertos Shostakovich, cuya efigie está en la entrada
El restaurante está al cruzar la esquina de la sala de Conciertos Shostakovich, cuya efigie está en la entrada
Almuerzo exquisito
Creo recordar que el restaurant que encontré abierto se llama “La Casa de los
Nobles” . Al entrar me llamaron la atención tres cosas: (1), la belleza
impecable del sitio, con mesas redondas, manteles blancos impecables, vajilla
elegantísima; (2), la belleza de la mesonera que me recibió, y , (3), el hecho de que yo era el único cliente en el
sitio. A la 1 p.m. el sitio estaba
totalmente solo. Me dieron el menú y
seleccionéalgo ligero: Borscht,
un caviar rojo de Perca? , blinis y vodka. Quise tomarme la exquisita vodka Beluga
pero 5 centilitros (apenas mojan la garganta) costaban $20 , de manera que pedí
una marca más modesta, la cual resultó excelente. Este fué un almuerzo tipicamente ruso y
maravilloso, además no demasiado costoso, porlobello del lugar. Solo me
entristeció verlo tan vacío y su silencio. YO estaba solo aunque sospecho que
la joven me espiaba a través de alguna rendija para ver si necesitaba algo.
Después de todo yo era “the only show in town”.
En Nevsky Prospekt, el corazón de San Petersburgo
Después de almorzar fuí a andar
por Nevsky Prospekt y entramos en una gran librería llamada SINGER, creo que el
edificio era la vieja sede de las máquinas de coser. Esta calle tiene casi
cinco kilómetros de largo y es la equivalente de la Quinta Avenida de Nuev
York, pero, que va! La caminé desde su
intersección con la calle Mikhailovskaya Ulitsa hasta su intersección con
Liteiny Prospekt y vi muy pocos establecimintos comerciales de categoría. Pasé
por la estatua de Catalina, en la Plaza Ostrovsky, creo que
la única dedicada a ella que existe en toda la ciudad . La avenida es
concurrida y ví mucha gente joven, prejas, mucha gente tatuada, vestida
modestamente pero muy limpias, vi poca gente “fea”, como si fué el caso en
Copenhagen. En una calle transversal vi un restaurant llamado “La Cucaracha,
cerca del Palacio Belozersky.
San Petersburgo es una ciudad muy
grande, de inmensos contrastes que van desde lo impresionante hasta lo lóbrego.
Claro, esto puede decirse de casi cualquier gran ciudad del mundo pero la
impresión general que me dejó no fué la
de una ciudad vibrante sino la de una
ciudad semi-aletargada, a la cual no desearía regresar.
Me hubiera gustado visitar las casas donde
vivieron tres de mis compositores rusos favoritos, Mussoursgky, Rimsky Korsakov
y Borodin, quienes fueron los grandes
pioneros de la música sinfónica rusa y estuvieron activos en San
Petersburgo. El Conservatorio de la
ciudad lleva el nombre de Rimsky Korsakov y está al lado del Teatro Mariinsky. Para
quienes disfrutan de la música clásica, aquí les dejo el enlace al Cuarteto
para Cuerdas #2 de Borodin, uno de mis favoritos, a ser escuchado tomando
sorbos pequeños de Stolichnaya, fría, sin hielo, por favor. Ver: https://www.youtube.com/watch?v=X_FVODPf2tk
Subiendo las escaleras del Hermitage
Detalle del Hermitage
Subiendo las escaleras del Hermitage
Detalle del Hermitage
Hasta aquí San Petersburgo.
Excelente descripción. La verdad, Ud. podría hacer un excelente guía, también.
ResponderEliminarLe hago un reproche: hay que ser valiente para dejar a la esposa de su cuenta en una ciudad rusa. Yo no haría eso ni de vaina, con la mala fama que tienen los rusos, mafiosos... Bueno, cada uno tiene su temperamento. Un abrazo.
Pitter, as it is commonly called,
ResponderEliminaris probably safer than our Plaza Bolivar.
But I digress.
Thank you, Sir,
for a headstrong tour of one helluva place.
For fans of the Hermitage,
get hold of a dvd - Russian Ark.
It is a veritable wet dream come true for lovers of culture.
Thanks again. xp
GUSTAVO, denos su datos del Pollo que ahore es GALLITO...!
ResponderEliminarhttp://caracaschronicles.com/2014/07/27/breaking-chicken-run/
http://caracaschronicles.com/2014/07/28/is-there-a-link-between-petrocaribe-and-carvajal/
http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/is-there-a-link-
between-petrocaribe-and-carvajal/
http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/breaking-chicken-run-updated/
http://faustasblog.com/2014/07/aruba-el-pollo-flew-the-coop/
http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/aruba-el-pollo-flew-the-coop/
http://devilsexcrement.com/2014/07/27/some-questions-and-inconsistencies-on-the-carvajal-affair/
http://anagrammatt2.wordpress.com/2014/07/28/some-questions-and-inconsistencies-on-the-carvajal-affair/
Excelente ...gracias!
ResponderEliminarAhora comprendo por que esta ciudad le pareció triste....
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