La moral no cambia con la moda

GRAN CACAO? QUITENLE LA A 

 Reflexión Dominical

Ver y leer sobre los sucesos, actitudes, eventos y personaje de la Venezuela de hoy nos obliga a  pensar que la moral, ese cuerpo de normas que rigen la conducta del individuo con relación a  sí mismo o a la sociedad (ver Wikipedia), está en bancarrota. Las normas morales  se presumen  permanentes en el tiempo y nos han acompañado por miles de años. Se consideran objetivas porque no pierden vigencia, no importa que la persona quiera o no acatarla.    

Sin embargo,  el concepto de moral  que parece predominar en grandes segmentos de las sociedad venezolana  de hoy es el de Carlos Marx, más que el de Kant. Marx decía que la moral no es una sino que depende de la etapa social en la cual se viva: “ la moral no es una categoría social cuyos contenidos normativos sean de validez absoluta, universal y eterna, como ha pretendido Kant con su imperativo categórico, sino que esos contenidos están sujetos al relativismo histórico de los distintos sistemas de vida que los seres humanos divididos en clases fueron adoptando en distintos períodos de su existencia como especie”. Es decir, para Marx, la moral era una cuestión de moda o, peor aún, de conveniencia.

Parecería que grandes contingentes humanos , tanto los pertenecientes  al común de las gentes  como lo que pudiéramos denominar los grandes cacaos, las élites gobernantes, muchos de nuestros líderes de la época, se adhieren, hasta con entusiasmo, a  la concepción marxista de la moral.

 De allí que muchos de los  grandes cacaos se hayan convertido, simple y llanamente, en grandes cacos.

La moral como moda equivale a botar a la basura la brújula que nos lleva por la vida.  Equivale a tener casi tantas morales como gente ande por nuestras calles, lo cual significa la desaparición de la moral.

El poder de la moral es tan grande, sin embargo, que quienes desean violar sus principios eternos lo hacen en su nombre. Por ejemplo, la importación masiva de niños palestinos a Venezuela se hace en nombre de la compasión, uno de los más vigoros preceptos morales. Sin embargo, la realidad es que: (1),  ni los niños palestinos podrán ser felices en la Venezuela de hoy,  la cual en muchos aspectos vive hoy  una pesadilla peor que la de Gaza,; (2),  esa decisión ha sido tomada por bastardas  razones de propaganda política, no por compasión, de lo cual el régimen venezolano es incapaz; y, (3), se toma a  pesar de la existente  tragedia  social venezolana,  en base a la  cual nuestros niños, ancianos y ciudadanos comunes están sufriendo toda clase de privaciones.

Por supuesto, hay infinidad de otros ejemplos, el lector añadirá sin duda el suyo.  Digo que es inmoral:

·         Endeudarse con China a costa de las futuras generaciones de venezolanos , lo cual se hace, paradojicamente, en nombre del principio de la soberanía. Quienes aún no han nacido no pueden protestar y muchos de quienes ya nacieron ya vendieron su moral por un camburcito o una limosnita

·         La negativa de la OEA de tratar el caso venezolano, la cual se basa en el llamado “principio de no intervención”,  un principio ambiguo que sirve de excusa absurda a los  lubricados por los millones de dinero petrolero para no cumplir con su deber. El petróleo ha  comprado las conciencias de muchos de  los países miembros y burócratas del vergonzoso organismo

·         Las marramucias de UNASUR, ALBA, MERCOSUR y otros parapetos indignos  latinoamericanos, las cuales  se llevan a  cabo en nombre de la integración regional, como nos lo pretende vender el mediocre ex-terrorista Rodríguez Araque pero que , en realidad, constituyen inmorales fuentes de pérdidas monetarias para una nación venezolana asediada por  líderes parásitos cubanos, bolivianos,argentinos, nicaraguenses, isleños y ecuatorianos.

·         Diferir, como sistema, el juicio de opositores presos, en nombre de la justicia, lo cual constituye una inmoralidad y una tortura de la peor especie y una afrenta para quienes están en las cárceles del narco-régimen de Nicolás Maduro

·         Nombrar a gente sin credenciales como representantes de  organizaciones internacionales, en nombre de la solidaridad con los pueblos desposeídos, tal y como ha ocurrido con la designación de María Gabriela Chávez como embajadora alterna de Venezuela en la ONU y como ha ocurrido con el lumpen de “diplomáticos” venezolanos, a lgunos de ellos   traficantes de droga, otros adulantes,  uno que otro acosador sexual, muchos  simplemente analfabetas

·         Establecer, en nombre de la defensa de los pobres, un control de precios, un control cambiario y un régimen de expropiaciones y confiscaciones de empresas privadas  productivas que ha llevado al país a la ruina,  mientras el malandrjae oficial, plenamente identificado, se ha enriquecido de manera obscena  

Quienes quieran defender la moral inmutable, en lugar de plegarse a la moral como moda, tienen que insurgir, con todos los hierros, en contra de la pandilla de unos 500 malandros, civiles y militares  que ha arruinado al país.