Al hombre mozo
que te habló de amores
Le dijiste,
Florinda, que partiera
Porque en
las manos te sobraban flores
Para reírte
de la primavera
Florinda en Invierno,
Andrés Eloy Blanco
La Faja del Orinoco ha sido usada y abusada por los políticos venezolanos.
Desde los tiempos en los cuales se le quería reducir a “un proyecto de
investigación”, el lema de los políticos de turno ha sido: “NO ME LA TOQUEN”.
La Faja, han dicho, es el legado para las futuras generaciones. El intento de
utilizar una pequeña parte de su inmenso caudal para venderlo como Orimulsión fue
considerado, por los “patriotas” chavistas y su tenebroso consejero Bernard
Mommer, como un atentado contra la “soberanía” petrolera. Decir que en la Faja
hay bitúmenes, por ejemplo, se convirtió en una horrible blasfemia. Se prohibió
la geología por razones políticas.
Los “patriotas” chavistas decidieron hace algunos años utilizar la Faja
como arma geopolítica, para lo cual urdieron un fraude llamado “Certificación
de Reservas”. Con la complicidad de algunas empresas contratistas y ante la
indiferencia de las empresas presentes en la zona, decidieron – porque les dio la
gana - asumir un arbitrario factor de
recobro del petróleo en sitio de un 20 por ciento, algo no confirmado en lo más
mínimo por la información geológica y de yacimientos existente en la zona, la
cual cubre unos 55.000 kilómetros cuadrados y aún tiene una densidad de pozos
muy pequeña. Como resultado de este aumento decretado imperialmente por Chávez
en el factor de recobro, las reservas “probadas” de petróleo de Venezuela se
duplicaron mágicamente para superar las reservas probadas de Arabia Saudita. La
OPEP aceptó esta nueva cifra sin chistar porque no es de su incumbencia entrar
a cuestionar las cifras de cada país, excepto las de producción y exportación,
ya que existe una cuota que hay que cumplir pero que nadie cumple.
Armado con esta cifra, el difunto sátrapa comenzó a cacarear que Venezuela
era la mayor potencia petrolífera del mundo. Además decidió que, una vez que
las empresas extranjeras habían hecho el trabajo y las inversiones en las
plantas de mejoramiento para ese petróleo, había llegado el momento de cambiarles
el contrato. Se fueron ExxonMobil y ConocoPhilips, pero al sátrapa eso no le
importó. Invitó a Petrovietnam, a CUPET de Cuba, a Bielorrusia, a empresas chinas
y rusas a llenar ese vacío dejado por las empresas gringas. Les permitió poseer
el 40% de la propiedad de las nuevas empresas mixtas pero, eso sí, ellas debían
asumir el 100% de las inversiones y otros gastos. Ahí se trancó el proceso
porque las empresas extranjeras, recelosas, cada vez más cautelosas, comenzaron a demorar sus aportes. El resultado
ha sido que en los 16 años de satrapía chavista la Faja está estancada, sin
plantas de mejoramiento, sin nueva producción de significación. Para que
apurarnos, diría el sátrapa, si tenemos suficientes flores para reírnos de la
primavera?
A la Faja Florinda le llegó el verano y hasta el otoño y, de repente, cercana
a su invierno, ve aparecer anuncios como este:
Toyota Motors comenzó a vender en Japón el Mirai, el primer vehículo de
pila de hidrógeno producido en serie para el público general que sale al
mercado. Toyota, mayor fabricante mundial de vehículos, planea haber
manufacturado 700 unidades para final de 2015 y haber vendido unos 400 en
Japón, aunque se plantea incrementar su producción si la demanda es mayor de lo
pronosticado. La empresa con sede en Aichi (centro de Japón) tiene previsto
lanzar el vehículo en Europa y Estados Unidos en torno al próximo verano. El
Mirai (que significa “Futuro” en japonés) puede recorrer unos 650 kilómetros
con un depósito de hidrógeno, que tarda en recargarse por completo unos 3
minutos. Al mezclarse el hidrógeno con oxígeno en la pila se produce la
electricidad que mueve el vehículo y el coche emite solo vapor de agua en vez
de gases contaminantes de efecto invernadero.
Ah caramba. Esto si
no lo esperaba Florinda. Claro, el auto aún es muy costoso, unos $60.000 por
vehículo. Pero es inevitable que este precio vaya bajando, a medida que se
refine la tecnología. Lo fundamental es que el auto anda, y anda sin petróleo.
Y Florinda, con su carga de 290.000 millones de barriles recuperables, según la
satrapía, está aún casi intocada,
deshojando la margarita: ChevronTexaco, si, ChevronTexaco, no…. Los chinos si,
los chinos, no. Sigue la habladera sobre el futuro, nunca sucede nada en el
presente, excepto galopante endeudamiento nacional. Apenas se ven en la zona eventos
pomposos e inútiles como la juramentación de nuevos “cohortes” de combatientes
de casaca roja, 15000 nuevos reposeros, con discursos de Eulogio Del Pino sobre
el comandanterno y una “soberanía petrolera” tan mentada como falsa.
En esos
discursos se habla de los crímenes contra el ambiente en USA, mientras enfrente
de la tarima del orador pueden verse las montañas de coque derivadas de la escasa
producción de la Faja Florinda.
No es ya fantasioso
pensar que, en algunas décadas, los venezolanos pasen por la Faja Florinda,
raudos en sus autos de hidrógeno, viendo las oxidadas ruinas de lo que una vez
se llamó Faja Comandanterno Hugo Rafael Chávez Frías, un inmenso pueblo
fantasma, monumento a la estupidez, corupción e ineptitud de los “patriotas”
chavistas.
el daño ya est'a hecho, doloroso y triste que estos criminales traidores cuyos nombres se pueden contar con los dedos, respondables por haberles robado el futuro al resto de los 30 millones de Venezolanos se vayan a salir con la suya y escapar repletos de tanto dinero como para sostener largos e intricados juicios mientras se dar'an la gran vida. Se cogieron la cesta de Florinda y hasta a Florinda tambi'en y no supimos evitarlo. Se requerir'a de un nuevo Venezolano para reconstruir la patria.
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