viernes, 12 de diciembre de 2014

Nicolás Maduro frente a las sanciones del Congreso estadounidense, Parte II

"Nos sancionaron, Diosdado...."


Visiblemente descompuesto Nicolás Maduro acaba de cometer un error gravísimo. Al hablar sobre las sanciones que el Congreso estadounidense aprobó en contra de miembros de la pandilla chavista ha dicho: “Tienen un asesino que está preso por la justicia venezolana, y los Estados Unidos cree que sancionando a Venezuela vamos a soltar al asesino, aquí no hay forma imperialista de los Estados Unidos, aquí no hay forma que ustedes puedan presionarnos para nada, porque Venezuela es un país libre, gracias a Dios y gracias a nuestro comandante Chávez”.

Se ha referido a “un asesino” que “ellos”, los Estados Unidos, tendrían preso en Venezuela. Se trata de nuestro compatriota Leopoldo López, preso injustamente, sometido a torturas por los pandilleros del régimen, entre quienes están algunos de los mencionados como sancionados por el Congreso estadounidense. Al llamarlo “asesino” públicamente, el forajido Maduro está interfiriendo con lo que ellos mismos llaman “justicia” venezolana, en relación con un juicio que ellos mismos están llevando a cabo (cuando y como les da la gana) contra Leopoldo López. Este calificativo  en boca de quien funge actualmente como presidente de la república vicia aún más el juicio en  contra de nuestro compatriota. El mundo entero se está pronunciando en contra de la prisión absurda de Leopoldo López. Y el forajido Maduro se limita a insultarlo, dándole una patada por el fundillo a su mismo sistema judicial. 
Maduro debe saber que las sanciones no pueden calificarse de anti-Venezolanas. Se trata de sanciones en contra de bandidos que tienen la nacionalidad venezolana, violadores de derechos humanos unos, narcotraficante otros, corruptos todos en uno u otro sentido. Estas sanciones son un motivo de alegría para los venezolanos decentes, no nos sentimos aludidos en lo más mínimo. Toda esa retórica patriotera de Maduro sobre ser “hijos de Bolívar y de Chávez” es cursi y está fuera de lugar.
El régimen de Maduro está derrumbándose. Execrado por las democracias occidentales, aliado de Corea del Norte, Cuba y otros regímenes forajidos, el más corrupto de América Latina, al borde de la quiebra financiera, el régimen chavista de Maduro es la vergüenza de América, apenas apoyado, ya con cierto desgano, por sus compinches del ALBA.
Alrededor de Maduro se ha construido un gran cordón sanitario, el mundo civilizado está en su contra. Está oculto, balbuceando amenazas vacías, en la misma cueva oscura y maloliente de los terroristas y narcotraficantes del mundo.



3 comentarios:

  1. Absolutamente de acuerdo. Lo ha llamado asesino y, antes, terrorista. Mismo caso de la jueza Afiuni,a quien Chávez ordenó le "metieran2 30 años de cárcel. No hay justicia en el país. Mientras tanto, el abogado de Mandela, Irwin Cotler, dice: "Leopoldo López encarna el espíritu de Mandela, y un modelo a seguir, son héroes por derecho propio".

    Ojalá esto termine ya, porque día que pasa, día que se acentúa la destrucción y se disminuye la posibilidad de recuperar el país, en escombros.

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  2. Me voy pal carajo. En Venezuela el uso de esta frase se ha popularizado. Las probabilidades de que en algún espacio social las escuchemos parecen haber aumentado.

    Las razones son múltiples; regularmente en su totalidad asociadas a factores externos sobre los que todos solemos negar cualquier indicio de responsabilidad (y si digo "todos" inevitable y responsablemente he de incluirme).

    Así el "me voy" se complementa con la popular interpelación de quien tiene la certeza de que mejor es partir en lugar de "parir", entendido esto último como el ejercicio de sacrificarse por un bien o un objetivo superior.

    Ciertamente, no hay por qué "parir" si no se desea. El juicio según el cual quien más se sacrifique, sufra y se desgaste es el más bueno y el personaje principal de la telenovela, bastante daño nos ha hecho.

    Sin embargo, quienes de verdad han parido, declaran con una unanimidad avasallante, que la experiencia es tan ruda como única, como mágica. Es natural, el dolor propio del parir ha de temerse, pero la escena del primer llanto baña cualquier desesperanza, limpia cualquier duda.

    Del mismo modo, hoy los ciudadanos del mundo tenemos la oportunidad extraordinaria de concebir el planeta, el país o la ciudad que queremos para nuestros hijos. Aunque para unos el parto sea más difícil, más largo, más tedioso, más doloroso, más complicado.

    A partir de ello, con el derecho que tengo de tomar mis propias decisiones, basado en el libre albedrío propio de nuestra existencia, y en la libertad para mover mi vida y mi realidad a donde desee y como lo desee, siempre y cuando no violente algún otro derecho de algún otro ciudadano, hoy declaro que me voy.

    Me voy de la Venezuela colmada de problemas, para la que a mí me enamora. Me voy de la vereda adornada de escombros, para la calle vestida de familia. Me voy del país carente, a la Venezuela abundante que se las ingenia para tener, siempre. Me voy de la casa de ventanas cerradas a la plaza que siempre espera el encuentro ciudadano. Me voy del barrio a la gran universidad. Y también me voy de la oficina escondida al centro comunitario.

    ARGENIS ALEXANDER ANGULO.

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