G.C.
Pavana para un niño asesinado
ANTONIO PASQUALI
29 DE MARZO 2015 - 12:01 AM
Kluivert, querido hijo mío y de otros millones de mamás y papás no biológicos, asesinado en tus 14 años por el gatillo de una dictadura militar-comunista que se adorna de un obsceno Viceministerio de la Suprema Felicidad Social, tú que nos mirarás por mucho tiempo a los ojos desde esa carita tuya que resumía alegrías e incertidumbres preadolescentes, perdona mi retraso en evocarte ya que solo escribo una vez al mes. Pude homenajearte desde Twitter o Facebook, pero no uso esas redes comprobadamente espiadas por la National Security Agency, o pude participar en alguna manifestación pública en tu honor, pero no hubo porque esta postrada y por momentos incomprensible Venezuela buena no estuvo a la altura de tu desaparición.
Lo que me motiva con fuerza a celebrarte a un mes de tu muerte, Kluivert, es una indignante e inaceptable declaración presidencial que revolvió mi sangre de viejo profesor de Filosofía Moral. Se inventó Nicolás Maduro, y así lo declaró el pasado 25 de febrero para emporcar tu impoluta imagen y absolver al Estado asesino, que “pertenecías a secta de la derecha”. Tu papá biológico se limitó con suma educación a pedirle al presidente “que no diga estupideces”, pero yo, que ejerzo el opinionismo público con agudo sentido de tal responsabilidad, vivo el imperativo de añadir un comentario menos educado. Esto, porque un presidente, máximo líder de opinión de un país, debe medir todas y cada una de sus palabras a sabiendas de que formarán opinión pública, matrices de opinión o de odio, y cuando yerra gravemente en esta su tarea comunicante alguien debe decírselo a todo riesgo y exigirle que se excuse con al agraviado ante el país.
Añado pues al comentario de tu querido papá biológico otro menos protocolar. Te digo Kluivert que con tan irresponsable y malvada afirmación, nuestro presidente mostró ser una basura moral, y lo afirmo públicamente sopesando mis palabras y con el ánimo ligero de quien devuelve a los inquilinos de Miraflores miligramos apenas de sus toneladas de vomitivos y amenazantes insultos para con nosotros los “enemigos vendepatria”.
¿De dónde sacó Maduro tanta maldad de ánimo, cómo pudo deshonrar a un niño con tan infamante sutileza? Hijo mío: Maduro era ya un aventajado egresado de la Escuela Superior de Formación de Cuadros Políticos “Ñico López” de La Habana en 1987, trece años antes de que Hugo Chávez declarase a CNN: “No soy comunista”; lleva pues más de 3 décadas de subversivo profesional y agitador de masas, de experto en infiltración y muy probablemente de colaborador de la inteligencia castrista. Mucho me extrañaría que durante su bienio de formación en La Habana no se hubiese calado el manual de Ética Marxista de A. F. Shishkin (Grijalbo, 1966), en cuyo cap. VIII: “La intransigencia hacia los enemigos del comunismo” se lee (p. 204): “La intransigencia hacia el enemigo, el odio a éste, ensalza al comunista, eleva su dignidad”. Por eso Kluivert, por ser digamos del oficio, no me sale atribuir la frase brutal que te endilgó el presidente a un mero rapto de fogosidad oratoria; ella fue un calculado ejercicio de odio, esta vez hacia un niño, bajo forma de proyección en él de males propios, porque tú ciertamente no fuiste miembro de “una secta creada por la CIA para formar fanáticos”, pero Maduro sí fue certísimamente miembro de una secta creada por el PCC que enseñaba doctrinaria y oficialmente a odiar al “enemigo”.
También quería conversarte del otro joven, el que te disparó la bala mortal, pero intuyo que no es el momento; solo te aseguro que haré todo lo que esté a mi alcance de civil para ver remplazar estas Fuerzas Armadas premeditadamente clasistas y fáciles de azuzar al odio de clase, por otras interclasistas, intergeneracionales, democráticas e imbuidas de civilismo.
Cuando seamos otra vez una república y una democracia, Kluivert, buscaremos las plazas más hermosas del país y levantaremos en ellas estatuas en tu honor. Tengo el pálpito, sabes, de que tu vil asesinato habrá marcado el comienzo del final de una dictadura.
Salvajes, bestias todos, ojala que todos estos asesinos la pagen pronto.
ResponderEliminarHay que ser un bicharraco mal-nacido para despues de todo el daño que nos causo el prepotente difunto monto al autubusero en el poder. Esa es la policia que tenemos, la Guardia Nacional Bolivariana, quienes se supone que nos defiendan y protejan son los que asesinan impunemente a nuestros hijos.
Malditos!
Con todos estos personajes, yo creo que todos Los Proceres en Caracas o de Campo Carabobo, debieran ser sustituidos por cada uno de los Chavistas! CON CALDERA AL FRENTE!
ResponderEliminarEs que ya casi no tiene significado haber sido liberados de los Españoles! Ya en España se vive mejor que Venezuela!
Y ya tiene mas sentido liberarse de los Chavistas!
PARA QUE ACORDARSE DE LA BATALLA DE CAMPO CARABOBO Y BOLIVAR?
Que vaina!
que buen escrito. Definitivamente que el odio y la instransigencia hacia quienes no son del bando comunista son parte de la filosofia de tan odioso grupo. Los castrochavistas inyectan el odio como parte de su actuacion. Simon Bolivar Libertador, Nicolas maduro tirano y opresor.
ResponderEliminarEl odio y el desprecio al adversario son el estilo heredado del maligno padre ideológico. Todo el régimen se basa en la violencia no solo física sino verbal. Por eso destruyen cualquier símbolo que nos recuerde que alguna vez fuimos República.
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