Sochi, Rusia, cerca del sitio de los juegos olímpicos
Fotografía de Rob Hornstra
Un
analista político ruso, Yevgeiny Gontmakher, Sub-director del Instituto de Economia
Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú ha dicho que en Rusia ha
desaparecido el Estado. Existe, dice, una estructura que emplea a millones de
personas, quienes no llevan a cabo ninguna de las funciones que un Estado debe
llevar a cabo. En lugar de un Estado ejecutando acciones para desarrollar el
país lo que existe es una enorme estructura privada, sin control, que desvía
los beneficios hacia sus propios bolsillos y usos. El Parlamento, por ejemplo,
es simplemente un departamento de la administración presidencial. Los
burócratas, quienes piensan estar trabajando para el Estado, en realidad solo
sirven los intereses de una gran estructura monopolística de negocios que hace
lo que le da la gana y controla un gran porcentaje de la economía. (Ver: “Putin’s
Kleptocracy”, de Karen Dawisha, Simon and Shuster, NYC, 2014, página 37). Agrega
la autora del libro citado que la clave de la autoridad política de Putin no es
la ley sino el poder. Así lo confiesa Putin: “La gente que he llevado al
Kremlin es gente que conozco desde hace años, en quien confio. Esto no tiene
nada que ver con ideología sino con relaciones personales”, (entrevista dada a
Ted Koppel en Abril 28, 2013)
En
escala mucho menor, dada la diferencia de tamaños en el país y la burocracia,
esto es exactamente lo que ocurre en Venezuela. El Putin venezolano preside una
verdadera oligarquía, una pandilla de malhechores que no trabajan para el
estado, mucho menos para la nación, sino para perpetuarse en el poder. El aspecto
ideológico, una mezcla absurda de pseudo-bolivarianismo con complejos de
inferioridad frente a los Estados Unidos ( “anti-imperialismo”) , es utilizado
como un cemento artificial para dar la apariencia de una filosofía de estado,
pero lo que existe es un grupo de bandidos unidos por amistad, deseos de poder
y codicia por el dinero de la nación.
Quien
piense que puede tratar de dialogar con esta pandilla, creyendo que dialoga con
el Estado, se equivoca. Esta es una maquinaria de poder. Para mantenerla, la
pandilla ha capturado la hacienda pública, poniéndola a trabajar para sus
propios fines. El Banco Central de Venezuela no es una institución autónoma
sino un simple apéndice de la mafia, la cual le dicta órdenes para imprimir
billetes, adulterar cifras y servir de cómplice a los fraudes financieros que
se cometen a diario en PDVSA y en el sector bancario amigo. El Poder Ciudadano
está formado por aventureros a lo Saab o a lo Ortega Diaz. El TSJ es una cueva
de mercenarios despreciables, quienes nunca han fallado en contra de la
pandilla y abusan de su condición de “magistrados” para adular cinicamente –
estilo Vegas T. - a los capos . De vez
en cuando uno de esos bandidos se escapa, como Velasquez Alvaray o Aponte Aponte cuando piensan que les conviene mejor estar afuera que adentro.
La
empresa generadora de dólares, PDVSA, ha sido el agente de enriquecimiento
ilícito por excelencia. Los hampones que la manejan y sus secuaces han puesto
los ingresos petroleros a la orden de la pandilla de la cual forman parte, no
sin antes reservarse sus tajadas, convirtiendo esa empresa en una cueva de Ali
Babá. Lo que sospechábamos ayer, lo estamos viendo hoy, gracias a la diligencia
del Departamento del Tesoro de los
Estados Unidos, sin cuya actividad profiláctica nunca hubiéramos sabido la
magnitud del saqueo al cual PDVSA ha sido sometida. Poco a poco están saliendo
a la luz los desafueros cometidos por la gerencia de PDVSA y sus contratistas
amigos y lo que conocemos hasta ahora ya justifica el apelativo de régimen
forajido que se le aplica a la pandilla. Pensar que los Estados Unidos exagera
cuando califica a esta pandilla como una amenaza para el hemisferio revela
desconocimiento o, peor, indiferencia
frente a la magnitud del desastre que la pandilla ha causado a Venezuela.
El
caso venezolano es quizás peor que el ruso debido a la combinación de peculado
petrolero y actividad de narco tráfico que ha llegado a caracterizar a la
pandilla chavista. Esta actividad
gansteril es disfrazada mediante el uso de dinero distribuído con prodigalidad para mantener su imágen. Desde países enteros
a lo Cuba, Nicaragua y Argentina y actores de Hollywood a lo Glover, hasta
profesores de universidades estadounidenses, periodistas europeos a lo Ramonet,
líderes latinoamericanos a lo Samper, partidos políticos europeos a lo PODEMOS
o gobiernos de otras regiones, como los de Siria y el de Irán, todos han
disfrutado de la lluvia de dólares generada por la pandilla.
La historia de
estos dos Putines marcha en paralelo. Como instrumento de poder estas pandillas
han creado un nuevo lenguaje mediante el cual la guerra es la paz, la miseria “es
la justicia de los pobres”, y “ser rico
es malo” . El historiador español, César
Vidal, resume así nuestra tragedia: “ Existe
una amenaza, en Hispanoamérica, para la persistencia de las democracias,
regímenes de carácter socialista, en los que abunda la escasez económica,
el gobierno está formado por una oligarquía, que no tiene la menor
intención de verse desplazada del poder y se utiliza una forma de lenguaje, que
es la mentira.”.
Esta perversión del
lenguaje incluye la adulteración de la historia, según la cual Bolívar fue un
zambo socialista igualito al difunto.
Las sanciones
estadounidenses han llegado a miembros de ambas pandillas. Por supuesto, los
dos Putines rechazan las sanciones por considerarlas una agresión en contra de la nación rusa y la nación venezolana,
cuando son – en realidad – parte de una labor de justicia que no se hace en los
dos países por las razones que hemos esbozado arriba.
Hola Gustavo,
ResponderEliminarte pido que veas este video de Orlando Urdaneta, sobre todo los ultimos 5 minutos.
https://www.youtube.com/watch?v=zyg_xArdahE