Foto de 1865, el año de su asesinato
Cómplices del asesinato de Lincoln en el cadalso
El 14 de Abril de 1865 fue herido de muerte el presidente Abraham Lincoln
por el actor John Wilkes Booth, quien protagonizaba la obra que se escenificaba
esa noche en Teatro FORD. Los rumores
sobre un atentado contra el presidente eran numerosos pero Mary, su esposa, deseaba
ir al teatro y Lincoln la complació, aunque hubiera preferido quedarse descansando
en la Casa Blanca.
Originalmente el plan de Booth era secuestrar al presidente pero luego
cambió de idea. El plan se modificó para incluir no solo el asesinato de Lincoln
sino el de Ulises Grant, el del vicepresidente Andrew Johnson y del Secretario
de Estado. Estos otros intentos fallaron por diversas razones. Siempre se
ha sospechado que el Secretario de Defensa, Stanton tuvo alguna complicidad en el
hecho pero nunca se pudo probar.
Aprovechando una escena en la cual su presencia no era requerida, Booth se
le acercó al presidente en el palco donde se encontraba con su esposa Mary y un
militar amigo y le disparó a quemarropa por la nuca. La herida era mortal pero,
asombrosamente, Lincoln no murió en el acto sino horas después, al día
siguiente.
Es paradójico que la muerte ocurriera cuando ya la victoria de la Unión se
hubiera sellado, con la rendición del ejército de Robert E. Lee, en Appomattox.
Los términos de la rendición fueron muy generosos y ello contribuyó a que las
heridas causadas por la larga guerra se cerraran rápidamente, a pesar de lo
feroz de la contienda. Lincoln exigió a Grant que les permitiera a los soldados
confederados regresar a sus hogares en paz, con sus monturas y armas personales,
a fin de empezar a reconstruir la nación lo antes posible.
Sin embargo, el resentimiento no desapareció de todas las mentes. Booth era
fervoroso partidario de la esclavitud y aborrecía la idea de integrar a la población
negra a la sociedad. El voto para los negros era visto con terror por él y sus
cómplices, por la posibilidad que ello abría de que algún día un negro pudiese
acceder a la presidencia (sucedió casi 140 años después). Se puede argumentar
que el residuo de odio y resentimiento que quedó en los partidarios del Sur
después de la guerra civil se canalizó a través de la discriminación racial.
Esta fue la gran herida que quedó abierta después de Appomattox. En cierta manera la historia de discriminación
en el Sur en contra de los negros ha sido una extensión penosa y vergonzosa de
la guerra civil.Todavía hoy se aprecian sus coletazos, en la manera violenta
como la población negra en el Sur es tratada por la policía blanca.
Lincoln fue implacable en la batalla pero,
una vez victorioso, fue un adalid
de la reconciliación. En su segundo discurso inaugural así lo planteó: “Con
malicia para nadie… con misericordia para todos… restañemos las heridas de la nación, cuidemos
de quien ha sido herido en la batalla, a las viudas y huérfanos, y hagamos todo
lo necesario para lograr una justa y permanente paz entre nosotros y con todas
las naciones”. ( mi traducción).
Booth fue objeto de una cacería
sistemática hasta que fue localizado en una granja, escondido en el galpón, al
cual se prendió fuego para obligarlo a salir. Fue muerto de un disparo que lo
paralizó de la nuca hacia abajo. Algunos de sus cómplices fueron llevados a la
horca poco tiempo después y otros recibieron cadena perpetua.
En 150 años la nación estadounidense se
ha tornado inmensa y poderosa, gracias a la actividad solidaria de sus
miembros. A pesar de todos los vestigios de amargura y resentimiento, es un
país lleno de pujanza y de oportunidades. Representa el Shangri -La para
millones de habitantes de países menos avanzados, la oportunidad para lograr lo
que se ha llamado el sueño americano. Yo he logrado mi propio sueño americano
durante los 12 años de vida tranquila, plácida de los cuales he disfrutado plenamente en un rincón de Virginia,
donde hace siglo y medio tronaron los cañones y la muerte se apoderó de sus
habitantes. Hoy, Virginia está llena de sitios sagrados donde la nación perdió
a miles de sus hijos y donde aún parecen oírse los disparos, el relinchar de
los caballos y los gritos de dolor de los casi niños esperando la muerte. Los niños juegan en sus jardines, sin sospechar que lo hacen de manera inocente sobre los restos de sus antecesores.
He logrado mi propio sueño de vivir
civilizadamente en los Estados Unidos, integrándome plenamente a esta gran
sociedad. Deseo que algún día este nivel de civilización y de verdadera
solidaridad social pueda llegar a la tierra donde nací pero donde no moriré.
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