Venezuela: un narcoestado aceptado mansamente

     

Cachicamo trabaja pá lapa

El Wall Street Journal acaba de publicar un largo reportaje de Juan Forero y José de Córdoba sobre Venezuela, narcoestado. El tema central es gravísimo: los fiscales federales de los Estados Unidos investigan a varios funcionarios venezolanos por su participación en el tráfico de drogas y por lavado de dinero. Esta noticia viene a corroborar lo que se sabe desde hace ya algún tiempo, desde que militares de alta graduación fueron señalados como colaboradores de las FARC y de los narcotraficantes: Ramón Rodríguez Chacín, Henry Rangel Silva, Hugo Carvajal, Clíver Alcalá Cordones y civiles como Freddy Bernal, Amílcar Figueroa y Ramón Madriz. Hay unos 60 miembros del régimen indiciados de este tipo de actividades criminales. Esta investigación ha sido llevada a cabo con el concurso de ex-miembros del régimen tales como Eladio Aponte Aponte y Leamsy Salazar.

El Departamento de Justicia de los estados Unidos tiene amplias evidencias de la participación protagónica de Diosdado Cabello en estas actividades.

El interés de las autoridades estadounidenses no es político sino policial. El tráfico de drogas desde Venezuela a USA y Europa se ha incrementado dramáticamente en lo que va de siglo, llegando a unas 130 toneladas en 2013. Las cucarachas fumigadas en Colombia simplemente se mudaron de edificio.

Aunque Nicolás Maduro no está directamente inculpado es evidente que preside hoy un narcoestado, ya que le resulta imposible ignorar que sus colaboradores son criminales. Más aún, se ha dedicado a la tarea de promoverlos y exaltarlos hasta como héroes nacionales, como fue el caso del general Hugo Carvajal, dejado ir por las autoridades holandesas por inmorales componendas de negocios.

Las investigaciones también abarcan a otros prominentes funcionarios como Tareck El Aissami, así como a los militares Néstor Reverol y Luis Matta Domínguez y al hermano de Cabello, José David.

Ayer decíamos en este mismo blog que de Petroestado el régimen venezolano ha pasado a ser un Narcoestado, un régimen forajido que debe ser desconocido por la comunidad internacional y resistido internamente por la Nación venezolana.

En Venezuela, sin embargo, la oposición está casi toda en la cárcel: Leopoldo López, Antonio Ledezma, son los líderes de la verdadera oposición. María Corina Machado es la única lideresa de la verdadera oposición que no está presa. La organización Mesa Democrática Unida no es oposición en el sentido verdadero del término. Es una organización con fines electorales, cuyos líderes (Henry Ramos Allup) han dicho que no representan a nadie más que a los partidos políticos que la componen, con fines estrictamente electorales. Está bien. Están haciendo lo que piensan es su trabajo. Pero no son verdadera oposición por una sencilla razón: no se oponen a la tragedia venezolana de marea activa, sino pasiva. No plantean la denuncia que está en la boca cerrada de los venezolanos. Tiene que ser el Wall Street Journal el que escriba reportajes incriminatorios. Ni Torrealba, ni Ramos, ni Zambrano, abren la boca para denunciar la corrupción y el crimen con nombres y apellidos. Como dice Teodoro Petkoff, quien los apoya, ellos están comprometidos con una vía electoral que “podría” derrotar a Maduro en 2019.

 En 1958 el país se rebeló justamente contra un dictador por razones estrictamente políticas, porque ciertamente no estaba en ruinas. Hoy en día sí lo está y hay razones políticas, económicas, sociales, morales, de dignidad elemental para hacerlo y todavía líderes importantes hablan de esperar hasta el 2019.

Algo ha cambiado en el venezolano en estos 60 años y no ha sido para mejorar. El narcoestado de hoy parece haber sido aceptado por una gran masa inerte de compatriotas.