¿Cuantos
somos? Se dice que más de un millón de venezolanos están dispersos por todo el
planeta, con significativas
concentraciones en USA, España, Panamá, Colombia y Canadá. Quienes
estamos fuera del país lo hemos decidido en base a variadas razones, pero lo que sí es cierto es que la inmensa
mayoría rechaza el régimen político que ha dominado a Venezuela por los últimos
16 años. Representamos una fuerza opositora a la dictadura.
Mi
primera reflexión sobre esta situación de hecho es que ese millón de
venezolanos que rechazan la dictadura venezolana tiene menos trabas para actuar
en contra de la dictadura que si estuviera en Venezuela. Entre los factores que
limitan la labor opositora en territorio venezolano está el miedo, ese terrible
sentimiento de temor a las represalias de un régimen brutal. Desde USA o España
ese miedo no existe, no porque seamos más valientes, sino porque estamos lejos, el miedo se
encuentra amortiguado por la distancia. Aunque el brazo del régimen dictatorial
es largo, su atención inmediata está en lo que sucede en el país, no afuera del
país. Ello nos da una oportunidad de trabajar desde afuera más activamente en
la aceleración de la salida del trágico sistema político que hoy nos acogota.
Podemos constituirnos en formadores de opinión sobre nuestro país en donde
estemos y tratar de influenciar, en la medida en que podamos, la actitud del
gobierno del país donde estemos acerca de la situación venezolana.
Lo
segundo que pienso es que la influencia de cada uno de nosotros sobre el estado
de cosas en Venezuela puede ser mucho más importante de lo que usualmente
creemos. Desde que Edward Lorenz escribió su artículo científico sobre los
sistemas meteorológicos: “Puede el aletear de una mariposa en Brazil causar un
tornado en Texas?” hemos aprendido mucho sobre los sistemas complejos, en
contraposición a los problemas simplemente complicados. No solo la meteorología
es hoy parte de un sistema complejo sino que lo es también la estabilidad
política de naciones en un ambiente geopolítico progresivamente
interdependiente. Hace algunos años la inmolación de un humilde hombre en
Tunisia desencadenó la caída de Mubarak en Egipto, de Gadafi en
Libia y una situación desesperada para Asad en Siria. Lo que hagamos nosotros,
a título individual, desde nuestros remotos y pequeños ambientes puede resultar
en un gran impacto en nuestro país. Soy un un anciano y escribo esto en piyamas, en una simple laptop, en un pequeño hogar situado en un rincón del mundo, pero
puedo llegarle a miles de compatriotas que comparten mis anhelos por una
Venezuela libre y democrática. No pienso prenderme fuego (al menos todavía) pero sí
creo que no debemos subestimar nuestro poder para influenciar los
acontecimientos si actuamos con decisión. Esto no quiere decir que podamos hacer realidad los acontecimientos deseados. No. En sistemas complejos, cuando aletea la mariposa
no sabemos a lo que este aleteo conducirá, solo sabemos que desencadenará
resultados impredecibles. Pondremos fuerzas desconocidas en movimiento.
Pienso
también que no son solo los grandes hombres quienes hacen los grandes gestos. Al contrario,
los grandes gestos son frecuentemente llevados a cabo, como en el caso del joven de
Tunisia arriba mencionado, o como en el caso del joven que se paró frente a los
tanques en la Plaza de Tiananmen, por seres modestos y anónimos, quienes en un brillante momento pasan a representar
lo mejor del espíritu humano. La textura democrática de los venezolanos
y su decisión de resistir le debe más al sacrificio de Franklin Brito que a las
actuaciones formales y convencionales de nuestros veteranos políticos. A la hora de dejar el miedo a un lado es en
Brito en quien pensamos, y en cuya memoria nos basamos para actuar con coraje y entereza.
Una
vez establecida la importancia y la potencial influencia de la diáspora en el
futuro de Venezuela, podemos pensar en estrategias, en cómo actuar con mayor
eficiencia y eficacia para recuperar a nuestro país. Aquí tenemos mucha tela
donde cortar, porque es cierto que muchos compatriotas están tan ocupados en
labrarse una nueva vida lejos de Venezuela que no han tenido tiempo de
incorporarse a la resistencia contra la dictadura. Como resultado, la diáspora
está trabajando a un nivel bajo de eficiencia. Pero si creo posible que cada
uno de nosotros piense en lo que es posible hacer, a título individual y/o
colectivo, y que lleve a cabo su propia
tormenta interna de ideas sobre lo que pudiera hacer.
Lo
característico de una tormenta de ideas es que no debe excluir ninguna posibilidad,
por más improbable que parezca ser, desde una invasión al país (mejor planificada
que la de Bahía de Cochinos) hasta la
ocupación pacífica de una embajada, el abucheo a Pastor Maldonado en algún país
del mundo donde choque su auto, un remitido por la prensa, una carta a la OEA o a la
ONU, lanzarle un zapato a Luis Britto García en una de sus frecuentes visitas a
Washington o exponer la corrupción de Maduro y su pandilla y de los generales
narcos cómplices del chavismo-castrismo. Y, por qué no escribir una canción que se haga viral y que simbolize la lucha de la diáspora venezolana en contra de la dictadura? Hoy en día el YOUTUBE haría esto posible. Entre nuestro millón debe haber más de un talento musical que la pueda escribir.
Muchos saludos a mis compatriotas de la diáspora, donde quiera que estén.
Nos acercamos velozmente al caos final. No vamos a llegar a diciembre sin que explote la situacion, petroleo a 30, 200.000 millones de deuda, no hay comida ni insumos, inflacion de tres cifras. Si hay todavía un espacio para la reivindicación de los militares es ahora. Y ellos lo saben.
ResponderEliminarColor de hormiga la cosa, y se nota en la desesperacion del regimen de montar culebrones y tomar una medida estupida y absurda como la del estado de excepcion y el comportamiento nazifascista de la Guardia Nacional (Bolivariana(?)). Estos comportamientos son tipicos de regimenes que estan cerca de caer.
Fijate en el lenguaje corporal de Maduro y Cabello: Se saben perdidos.
Gracias, Gustavo Coronel, por el aliciente.
ResponderEliminarEn la página "Venezuela - Links" (http://www.oarval.org/avalencia/VLinksp.htm), sección "Crisis en Venezuela", llevo la crónica de este crimen contra los Venezolanos desde 1992.
Desde la progresiva pérdida de la libertad de prensa, Veneconomía ha llevado una crítica rigurosa con acertados consejos económicos sobre las salidas de la crisis.