martes, 25 de agosto de 2015

Memo a la gran diáspora venezolana




¿Cuantos somos? Se dice que más de un millón de venezolanos están dispersos por todo el planeta, con significativas  concentraciones en USA, España, Panamá, Colombia y Canadá. Quienes estamos fuera del país lo hemos decidido en base a variadas razones,  pero lo que sí es cierto es que la inmensa mayoría rechaza el régimen político que ha dominado a Venezuela por los últimos 16 años. Representamos una fuerza opositora a la dictadura.

Mi primera reflexión sobre esta situación de hecho es que ese millón de venezolanos que rechazan la dictadura venezolana tiene menos trabas para actuar en contra de la dictadura que si estuviera en Venezuela. Entre los factores que limitan la labor opositora en territorio venezolano está el miedo, ese terrible sentimiento de temor a las represalias de un régimen brutal. Desde USA o España ese miedo no existe, no porque seamos más valientes, sino porque estamos lejos, el miedo se encuentra amortiguado por la distancia. Aunque el brazo del régimen dictatorial es largo, su atención inmediata está en lo que sucede en el país, no afuera del país. Ello nos da una oportunidad de trabajar desde afuera más activamente en la aceleración de la salida del trágico sistema político que hoy nos acogota. Podemos constituirnos en formadores de opinión sobre nuestro país en donde estemos y tratar de influenciar, en la medida en que podamos, la actitud del gobierno del país donde estemos acerca de la situación venezolana.

Lo segundo que pienso es que la influencia de cada uno de nosotros sobre el estado de cosas en Venezuela puede ser mucho más importante de lo que usualmente creemos. Desde que Edward Lorenz escribió su artículo científico sobre los sistemas meteorológicos: “Puede el aletear de una mariposa en Brazil causar un tornado en Texas?” hemos aprendido mucho sobre los sistemas complejos, en contraposición a los problemas simplemente complicados. No solo la meteorología es hoy parte de un sistema complejo sino que lo es también la estabilidad política de naciones en un ambiente geopolítico progresivamente interdependiente. Hace algunos años la inmolación de un humilde hombre en Tunisia desencadenó la caída de Mubarak en Egipto, de Gadafi en Libia y una situación desesperada para Asad en Siria. Lo que hagamos nosotros, a título individual, desde nuestros remotos y pequeños ambientes puede resultar en un gran impacto en nuestro país. Soy un un anciano y escribo esto en piyamas, en una simple laptop, en un pequeño hogar situado en un rincón del mundo, pero puedo llegarle a miles de compatriotas que comparten mis anhelos por una Venezuela libre y democrática. No pienso prenderme fuego  (al menos todavía) pero sí creo que no debemos subestimar nuestro poder para influenciar los acontecimientos si actuamos con decisión.  Esto no quiere decir que podamos hacer realidad los acontecimientos deseados. No. En sistemas complejos, cuando aletea la mariposa no sabemos a lo que este aleteo conducirá, solo sabemos que desencadenará resultados impredecibles. Pondremos fuerzas desconocidas en movimiento.

Pienso también que no son solo los grandes hombres  quienes hacen los grandes gestos. Al contrario, los grandes gestos son frecuentemente  llevados a cabo, como en el caso del joven de Tunisia arriba mencionado, o como en el caso del joven que se paró frente a los tanques en la Plaza de Tiananmen, por seres modestos y  anónimos, quienes  en un brillante momento pasan a  representar  lo mejor del espíritu humano. La textura democrática de los venezolanos y su decisión de resistir le debe más al sacrificio de Franklin Brito que a las actuaciones formales y convencionales de nuestros veteranos políticos.  A la hora de dejar el miedo a un lado es en Brito en quien pensamos, y en cuya memoria nos basamos para actuar con coraje y entereza.  

Una vez establecida la importancia y la potencial influencia de la diáspora en el futuro de Venezuela, podemos pensar en estrategias, en cómo actuar con mayor eficiencia y eficacia para recuperar a nuestro país. Aquí tenemos mucha tela donde cortar, porque es cierto que muchos compatriotas están tan ocupados en labrarse una nueva vida lejos de Venezuela que no han tenido tiempo de incorporarse a la resistencia contra la dictadura. Como resultado, la diáspora está trabajando a un nivel bajo de eficiencia. Pero si creo posible que cada uno de nosotros piense en lo que es posible hacer, a título individual y/o colectivo,  y que lleve a cabo su propia tormenta interna de ideas sobre lo que pudiera hacer.

Lo característico de una tormenta de ideas es que no debe excluir ninguna posibilidad, por más improbable que parezca ser,  desde una invasión al país (mejor planificada que la de Bahía de Cochinos) hasta la ocupación pacífica de una embajada, el abucheo a Pastor Maldonado en algún país del mundo donde choque su auto, un remitido por la prensa, una carta a la OEA o a la ONU, lanzarle un zapato a Luis Britto García en una de sus frecuentes visitas a Washington o exponer la corrupción de Maduro y su pandilla y de los generales narcos  cómplices del chavismo-castrismo. Y, por qué no escribir una canción que se haga viral y que simbolize la lucha de la diáspora venezolana en contra de la dictadura? Hoy en día el YOUTUBE haría esto posible. Entre nuestro millón debe haber más de un talento musical que la pueda escribir.

 Muchos saludos a mis compatriotas de la diáspora, donde quiera que estén. 

2 comentarios:

  1. Nos acercamos velozmente al caos final. No vamos a llegar a diciembre sin que explote la situacion, petroleo a 30, 200.000 millones de deuda, no hay comida ni insumos, inflacion de tres cifras. Si hay todavía un espacio para la reivindicación de los militares es ahora. Y ellos lo saben.

    Color de hormiga la cosa, y se nota en la desesperacion del regimen de montar culebrones y tomar una medida estupida y absurda como la del estado de excepcion y el comportamiento nazifascista de la Guardia Nacional (Bolivariana(?)). Estos comportamientos son tipicos de regimenes que estan cerca de caer.

    Fijate en el lenguaje corporal de Maduro y Cabello: Se saben perdidos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Gustavo Coronel, por el aliciente.
    En la página "Venezuela - Links" (http://www.oarval.org/avalencia/VLinksp.htm), sección "Crisis en Venezuela", llevo la crónica de este crimen contra los Venezolanos desde 1992.
    Desde la progresiva pérdida de la libertad de prensa, Veneconomía ha llevado una crítica rigurosa con acertados consejos económicos sobre las salidas de la crisis.

    ResponderEliminar