El día de
ayer, en acto celebrado en el Colegio de Ingenieros de Venezuela, tuve el honor
de recibir el Premio Gumersindo Torres, máxima distinción que otorga esta
sociedad a quienes, en su concepto, hayan tenido una destacada labor en el
sector petrolero venezolano. El premio lleva el nombre de un insigne servidor
público, como fue Gumersindo Torres y ha sido recibido por destacados
venezolanos, entre quienes se encuentran Luis Pláz Bruzual, Efraín Barberii y
Alberto Quirós Corradi. Ayer el premio fue otorgado a Julio César Arreaza (post
mortem), César Quintini y el suscrito.
Gumersindo Torres
Sentí mucho
no estar físicamente presente en ese acto y recibir en persona una distinción
que me honra y me llena de orgullo. Fui representado en el acto por mi querido
amigo y colega Enrique Vásquez, quien tuvo la gentileza de leer mis palabras de
aceptación del premio. Le doy a Enrique mis más sinceras gracias. He recibido
noticias de que lo hizo muy bien.
Transmito de
seguidas mis palabras en ese acto
Queridos amigos y colegas:
Mi gran deseo se
ha cumplido con este premio de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo.
Nunca he tenido particular ambición de riqueza, solo de lo necesario para tener
una vida digna, modesta y sin apremios mayores. La fama, entendida como
notoriedad, tampoco me ha llamado la atención. Al contrario, me parece que es
algo que rápidamente se convierte en una pesada carga. Lo que si quise tener
siempre es reconocimiento. He pasado
toda mi vida tratando de ser digno de reconocimiento, primero de mis padres,
luego de mi esposa e hijos y nietos y, luego de mis pares, de las personas con
quienes he compartido tareas y responsabilidades profesionales o comunitarias.
Debo decir que este premio Gumersindo Torres viene a satisfacer en buena parte
ese deseo de reconocimiento profesional y comunitario. Viene de una institución
venezolana de gran prestigio, bien justificado en base a sus logros,
especialmente los Congresos Petroleros que han tenido tanto impacto sobre las
políticas petroleras venezolanas durante la etapa democrática. Me veo en buena
compañía, al lado de grandes petroleros y grandes venezolanos. Mis especiales
recuerdos van hoy a Luis Pláz Bruzual, Efraín Barberii y Alberto Quirós
Corradi, tres gigantes de nuestra industria, no solo por sus conocimientos
técnicos y gerenciales, sino – sobre todo – por su calidad humana e integridad personal. En esto los tres
fueron mis maestros.
Efraín Barberii
Alberto Quirós, inolvidable amigo y mentor
Al final del día el gran denominador de estos hombres, el
que los enlaza con Gumersindo Torres y los hace merecedores del premio que lleva su nombre, es la calidad
humana y la integridad personal. Y estos atributos son, en definitiva, los ingredientes
fundamentales para una industria petrolera floreciente, como la que debería
tener Venezuela.
Cuando estas cualidades humanas no están presentes sucede
lo que nos ha sucedido durante los últimos 16 años. No digo que antes todo
fuera de color de rosa. El estelar comportamiento de Petróleos de Venezuela
durante la primera década de su existencia comenzó a revelar algunas grietas
importantes a mediados de la década de los 80 y, más aún, en la década de los
90. Ya durante la presidencia de Luis Herrera Campins se había cruzado una
línea fatídica, al sustraérse a PDVSA su fondo de inversión, restándole la
auto-suficiencia financiera que era uno de los pilares fundamentales de su
éxito. Progresivamente se abriría una brecha entre nuestra PDVSA y el grupo de sus competidoras mundiales en
lo referente a eficiencia operacional, como lo reveló un estudio hecho en la
década de los noventa por los consultores internacionales MC KINSEY. El
convencimiento de que PDVSA ya no era
una empresa eficiente y que poseía exceso de personal llevó a la fusión de las
tres empresas operadoras en lo que eventualmente se convirtió en empresa única.
Esa conversión de PDVSA en empresa única representó el
final de nuestro sueño. ¿Cuál era ese sueño? : transformar a la administración pública en una
réplica de PDVSA, lo que el recordado Alberto Quirós llamó alguna vez la “contaminación
al revés”. No se dio. Ya antes de llegar
Hugo Chávez al poder estábamos llegando al final de este sueño.
Chávez remató los restos de ese sueño de manera brutal. Le
dio seis presidentes a PDVSA en seis años. Eliminó de manera soez 22.000 técnicos y gerentes, la flor de la
empresa. Convirtió la corporación energética en una empresa “social” que cría
cochinos y siembra yuca. Desvió la
exportación petrolera hacia países ideológicamente afines, en términos no
comerciales que le han costado al país unos $50 mil millones. Cambió las
condiciones contractuales con las empresas internacionales en la Faja del
Orinoco, produciendo el éxodo de las más capaces. Llevó a cabo un brutal
endeudamiento.
Como resultado, hoy día las reservas petroleras
venezolanas se encuentran esencialmente en el subsuelo y comienzan a correr el
riesgo de quedarse allí de manera indefinida. La Faja ya sufre del síndrome de
FLORINDA, aquella joven del poema de Andrés Eloy, a quien le sobraban flores
para reírse de la primavera, pero a
quien se le vino encima el otoño de su soledad, mientras deshojaba la margarita
de la juventud.
Hoy la relación entre producción y reservas petroleras de
Venezuela es la más baja del mundo petrolero. Venezuela es un país segundón en
la OPEP. La credibilidad internacional de la empresa está por el suelo. Parece
evidente que el modelo gerencial y político existente se ha agotado o, mejor dicho,
ha colapsado y será necesario otro modelo.
Sin embargo, no es del modelo de industria petrolera que
podría existir mañana del cual deseo hablarles, aunque sobre eso tengo ideas
concretas. Los modelos y los sistemas son el resultado de la calidad humana de
quienes los formulan y gerencian.
Deseo hablarles de la necesidad de tener un tipo de venezolano
íntegro y decente manejando nuestro país y nuestra industria petrolera. El
cambio necesario no es tanto de
modalidades de contratos con el sector privado, de técnicas más eficientes de
producción, de refinerías más sofisticadas o de nuevas formas de comercialización.
Todo ello sería el inevitable resultado de inyectarle a la industria la calidad
humana necesaria, con gente como Pláz Bruzual, Barberii y Quirós, en lugar de
Rafael Ramírez, de Ali Rodríguez o Héctor Ciavaldini. No se trataría simplemente
de tener un líder sino de crear una masa crítica de gerentes y técnicos
íntegros, una masa crítica de decencia que mantenga la industria petrolera
haciendo su verdadero trabajo con eficiencia y honestidad.
Una vez tuvimos esta masa crítica. Recuerdo que el
proceso de racionalización que llevó a PDVSA a tener cuatro filiales fue hecho
por esta clase de hombres y mujeres, quienes pusieron los intereses de la
nación por encima de sus deseos personales. En ese proceso el presidente
Lindolfo se convirtió en el gerente Lindolfo, de manera desinteresada y
generosa, porque ello era necesario.
Lindolfo León, Presidente de la Sociedad, actor importante de la racionalización petrolera
Muchos vieron desaparecer sus empresas, a
las cuales querían como hijos, para que surgiera un esquema organizativo
racionalizado. La intervención de Pequiven, liderada por Ramón Cornieles, fue
hecha por hombres y mujeres quienes no atendieron a los intereses sindicales o
partidistas sino a la necesidad de poner a trabajar la empresa con eficiencia.
Por años tuvimos en PDVSA una gerencia que se ocupaba de
la eficiencia operativa y la planificación financiera y estratégica de la
industria, en lugar de estar llenándose los bolsillos en asociación con
contratistas corrompidos, como ha sido el caso de la PDVSA de los últimos años.
He denunciado a los hampones de la gabarra Aban Pearl, a los bolichicos, a los
contratos dados a empresas fantasmas de perforación y a las empresas de
familiares de gerentes. He denunciado a Rafael Ramírez y a Ali Rodríguez y al
tren gerencial de la PDVSA roja por corrupción, porque la corrupción no existe
como concepto abstracto. La corrupción existe porque hay corruptos.
El gerente íntegro que deberá existir de nuevo en la industria petrolera
nacional deberá considerar los siguientes aspectos al tomar decisiones:
1.
Servir el interés público, no su propio interés;
2.
Actuar reflexivamente, con atención a las consecuencias de su decisión;
3.
Respetar las reglas y procedimientos
establecidos;
En estos tres componentes radica lo esencial de la buena
gerencia. En un momento tuvimos estos gerentes. Fue la época dorada de los
Sugar, los Tarbes, Aristeguietas, Prieto Wilsons, Rodríguez Erasos, Wilhems, Graafs,
Trinkunas, Volkenborns y Reimpells. Son centenares los honestos gerentes no
nombrados, pero la memoria de su conducta ejemplar siempre estará con nosotros.
Venezuela es capaz de producir una generación
igual o hasta mejor. Lo que se necesita en nuestro querido país es una
revolución, pero… cuidado con esa palabra. La revolución de la cual hablo es
una revolución de la honestidad, de la inteligencia, del verdadero amor por
Venezuela. No la revolución de quien arranca con promesas de dinero y bienestar
y termina 360 grados y 16 años después en la más miserable y trágica realidad.
¿Tendremos
esa verdadera revolución algún día?
Ese es mi más
ferviente deseo. Nadie puede predecir el futuro. Pero así como estoy seguro de
que algún día el hombre viajará a las estrellas, así estoy seguro de que
nuestro país se reincorporará a la comunidad de países civilizados y que sus
hijos andarán de la mano con los hijos de los países más avanzados del planeta.
Como dijo Martin Luther King, guardando las distancias, no sé si lo veré, pero
estoy seguro de que esa Venezuela es la tierra prometida y bendita que nos espera
al otro lado de la montaña.
Muchas gracias,
Gustavo
Merecido reconocimiento Dr. Coronel, émulo del gran Gumersindo Torres, con quien nuestra historia petrolera, lamentablemente, tiene deudas. Una Venezuela manejada con el criterio gerencial petrolero de un Gumersindo Torres y un Gustavo Coronel sería hoy, como mínimo, una Noruega en el Caribe. Para mí es un orgullo ser su amigo.
ResponderEliminarFelicitaciones Gustavo
ResponderEliminarConcratulaciones Don Gustavo, tremendo y merecido reconocimiento.
ResponderEliminarFelicidades Patron
ResponderEliminarTocuyito85