En la Venezuela de hoy es muy difícil establecer quiénes son los aliados
y quienes los adversarios. Los enemigos ya los conocemos: son los miembros del
régimen chavista, el régimen que ha arruinado al país y con ellos no debería
existir coexistencia pacífica. Pero quienes parecerían ser nuestros aliados con
frecuencia cambian de posición y se transforman en adversarios.
Me sucede con porciones de la MUD y, ahora, con analistas políticos de la
oposición. En la MUD hay grupos que poseen diferentes maneras de ver la
situación venezolana. Ello es comprensible y no pecaminoso, siempre y cuando
las diferencias se mantengan dentro de la posición esencial de oposición al
régimen y no obedezcan a maniobras personalistas diseñadas para ocupar un
espacio de privilegio en el confuso arroz con mango político que prevalece hoy
en el país. Por ejemplo, hay líderes de la MUD pidiendo un gobierno de Unidad
Nacional, pero no integrado solamente
por la amplia gama de oposicionistas sino incluyendo a la gente del chavismo, lo
cual representaría una validación de quienes han arruinado al país. A pesar de
los esfuerzos del vocero principal de la MUD, Chúo Torrealba, por establecer la
posición de la organización hay voces
discordantes sobre las condiciones para sentarse a la mesa de negociación con
el régimen. Si bien Torrealba dice claramente que sin revocatorio y sin libertad
para los presos políticos no puede haber diálogo, otros miembros de la MUD parecen
haber dejado de establecer esas
condiciones, como se desprende de las actitudes de Timoteo Zambrano, Edgar
Zambrano, Luis Florido y otros.
Para confundir más la situación se nos presenta Rafael Poleo pidiendo que
el pueblo venezolano apoye al general Vladimir Padrino López abiertamente en su
nueva posición de Zar supra-constitucional para “poner orden en el país”, ya
que este personaje - piensa Poleo – parecería
representar la transición hacia “una forma civilizada de gobierno eficaz y
tolerante”. Para Poleo sería “criminal” negarle la cooperación a Vladimir
Padrino López si este “presenta una sincera disposición a unir y reconciliar a
todos los venezolanos”. Es decir, si se decide a ser un dictador militar
bondadoso y paternal. Para Poleo, esta versión moderna de Roberto Casanova o de
Abel Romero Villate, quienes fueron inaceptables para la democracia venezolana
en 1958, parece representar la tabla de salvación para el país. López Padrino
sería un nuevo Wolfgang Larrazábal, también con sus aspiraciones presidenciales
y Poleo parecería dispuesto a afiliarse a ese movimiento. “Vivimos un momento” dice
Poleo un tanto pomposamente, “en que el destino de un pueblo queda en manos de
un hombre. Dios nos ilumine”. De nuevo, el llamado al hombre providencial, al
hombre fuerte, a la cachucha que imponga orden.
¿Hasta cuando este arroz con mango? ¿Por qué no nos apegamos con fidelidad
y decisión a la búsqueda acelerada de la salida del régimen y a la celebración
de una nueva elección presidencial? ¿Por
qué debemos reducir dramáticamente nuestras expectativas de democracia,
libertad y dignidad para aceptar a un hombre que simplemente “pueda poner comida en la mesa para los
venezolanos” a costa de principios que deben ser sagrados? ¿Un hombre quien es copartícipe del desastre que nos ha llevado
al nivel de una sociedad indigente? ¿Es que Padrino López no ha
sido acaso el gran defensor del chavismo-castrismo y simplemente aspira ahora a
montarse en la silla, a expensas del pobretón de Maduro, sin pretender darle un
verdadero vuelco democrático a la situación venezolana?
Que arroz con mango, amigos. Como preguntaba el conductor del bongo que
llevaba a Santos Luzardo: ¿con quien vamos?
Rafael Poleo, un caso de inteligencia poderosa que, sin ambargo da muestras de unas veleidades incomprensibles, tal cual otro hombre de inteligencia brillante, Jorge Olavarría quien, como recordaremos, apoyó a Chávez en 1998. Eso por no enumaera una larga lista de inconsistencia de ambos personajes.
ResponderEliminarA veces no basta ser inteligente. Hay que ser constante y claro en el pensamiento. Digo yo, ¿no?
Por cierto hoy vi Carlos Sicilia en la calle, otro caso. Humorista de fino humor, me provocó preguntarle si todavía seguía considerando muy gracioso a Chávez.
Con Carlos Sicilia yo tuve un agarron una vez en Altamira, Chavez le concedio una entrevista y en ella decia que en sus "ratos libres" veia Por Estas Calles. Ibsen Martinez tambien le hacia venias a Chavez. Miguel Henrique Otero y Carmen Ramia ni hablar, hasta casa le dieron. El viejo Cisneros y Carlitos Bardasano mejor no digo nada.
ResponderEliminarLo de Rafael Poleo es enfermizo. Aun hoy todavia viendo el desastre dice que Chavez era un "muchacho" y que "tenia buenas intenciones". Por este tipo de "iluminados" es que es razonable a lo que llego Venezuela.