Es posible comprender a las instituciones y
personalidades internacionales que piden un diálogo sincero y constructivo en
Venezuela. El diálogo es un señal de racionalidad y sensatez cuando existen
diferencias entre las partes. Pero pedir un diálogo en Venezuela cuando se
conoce la realidad del país y como piensa y actúa el gobierno de Venezuela me
parece mucho menos sensato y racional. Ayer, en celebración del día de la
independencia de Venezuela, se llevaron a cabo dos eventos en la capital, cada
uno de ellos organizado por sectores del gobierno de Venezuela: en la sesión de
la Asamblea Nacional, sede del poder legislativo, el orador de orden Américo Martin
hablaba de lo necesario de un diálogo. En el desfile militar organizado por el
poder ejecutivo el general Alexis Rodríguez, ver: https://www.youtube.com/watch?v=mIH56bUXMl0
decía que la Fuerza Armada “chavista” poseía “tanto una ideología clara como
las armas para enfrentar a los enemigos”, entre los que mencionó a la
“oligarquía”. Los eventos se llevaron a cabo sin la participación del otro
sector. Al desfile militar no fue invitado el presidente de la Asamblea Nacional.
A la sesión de la Asamblea Nacional debía asistir el presidente de la república
pero decidió no hacerlo. En Venezuela no existe ya un orden constitucional sino
instituciones en pugna.
Esta es la realidad venezolana de hoy. Un
régimen victimario se niega a dialogar con sus víctimas, a menos que sea en sus
términos e imponiendo mediadores que están en su nómina de pago. Sus víctimas
aceptarían un diálogo con los victimarios,
condicionado a la existencia de mediadores independientes y de un grado mínimo
de democracia y libertad, lo cual involucraría el cumplimiento de la
constitución, particularmente en lo que se refiere al referendo revocatorio y
requeriría la libertad de los presos políticos.
Lo que dijo ayer el militar citado arriba
debería ser evidencia suficiente para quienes piden diálogo de que el régimen
no desea un diálogo sincero y constructivo, ya que están empeñados en una labor
de destrucción de “enemigos” internos y externos. Así lo dice el militar: “
venimos hoy con 10.780 patriotas, revolucionarios, socialistas, antiimperialistas,
bolivarianos, cuando los enemigos de la patria pretenden borrar su legado, hoy
más que nunca, profundamente chavistas, organizados, equipados, adiestrados con
una ideología clara y definida para el cumplimiento del sagrado deber de la defensa
integral de la patria”. “Mi comandante en jefe”, siguió, dirigiéndose a Maduro,
“2016, año difícil... pero año cargado de grandes retos y grandes triunfos...
hoy no podemos ser menos consecuentes con nuestro pasado histórico... para
erradicar para siempre los vestigios de las cadenas oprobiosas de insensatos
opresores, de insensatos oligarcas, de insensatos traidores a la patria y con
el espíritu de nuestros aborígenes indígenas y de nuestros libertadores y de mi
comandante supremo y eterno Hugo Rafael Chávez Frías estamos resueltos, el
pueblo de Venezuela, la Venezuela toda, los que poseemos las armas y los que
no... a enfrentar las oprobiosas cadenas de la guerra económica, de los
enemigos internos, de los enemigos externos”.
Mientras tanto, en la Asamblea Nacional el
orador de orden Américo Martín decía: “la flexibilidad política es infinitamente mejor que la
intransigencia, quien dialoga en serio no pretenderá aplastar al otro o
engañarse, engañando al otro. Dialogar en búsqueda de grandes acuerdos puede
ser la salvación de un país…. Naturalmente hay diálogos serios y diálogos pocos
serios, los primeros son necesarios, los segundos, inaceptables. El Revocatorio
es innegociable”, puntualizó.
La diferencia entre las posiciones no puede
ser más profunda.
Martín representa un sector de
venezolanos que piensa de buena fe que el diálogo es posible y deseable,
siempre y cuando sea serio y sincero. Hay venezolanos, entre quienes me
incluyo, que piensan que el diálogo serio, sincero y constructivo es una total
imposibilidad en la Venezuela de hoy, entre dos partes que tienen una
diferencia abismal de naturaleza ideológica y ética. Oigo al militar hablar en
presencia del poder ejecutivo y llego a la conclusión de que con este sector es
imposible tener un diálogo sincero, serio y constructivo. Y esta no es una impresión pasajera y
superficial, sino una convicción basada en la observación de lo sucedido en
Venezuela durante estos últimos 17 años.
El mensaje del militar no pudo
ser más claro: somos el poder en Venezuela y no hay constitución que valga, no
hay leyes que valgan, no hay oposición aceptable. Aquí en Venezuela se hará lo
que nosotros, el régimen, queramos hacer.
En estas condiciones a los
demócratas venezolanos no les queda sino dar la batalla en contra de un régimen
dictatorial y abusivo. Cada vez que el Papa o alguien bien intencionado demanda
diálogo desde el exterior, o del seno mismo de la oposición, ello debilita las
fuerzas de la democracia venezolana que están en batalla por libertad,
democracia, supervivencia. Y las fuerzas de la democracia y de la libertad de todo
el mundo harán bien en apoyarnos desde afuera, como lo ha hecho el Secretario General
de la OEA, Luis Almagro y como lo está haciendo la prensa libre mundial. Merced
a estos esfuerzos el régimen venezolano ha sido desnudado ante el mundo. Es un régimen
destructor que ha llevado al país a la miseria más profunda. Es necesario
desalojarlo del poder, no sentarse a hablar con ellos, dignificando y validando
a una pandilla donde hay bandidos,
ladrones y narcotraficantes a los niveles más altos de su liderazgo.
¿A hablar de qué, de la
economía en ruinas? ¿De los presos políticos? ¿Del hambre del pueblo y de la
necesidad de acudir al FMI? ¿De la incompetencia y corrupción del régimen? ¿De
una industria petrolera e ruinas que requiere inmediata destitución de toda su
directiva? Cada tema que se lleve a la mesa haría inevitable
un cambio de régimen político, algo que el régimen por definición no acepta. ¿Y
entonces?
El diálogo, concebido como un
proceso de resolver diferencias de manera racional y en base a la ética no es
posible en la Venezuela de hoy.
Papa: diga lo que hay que
decir. Usted es una referencia ética, no un miembro del cuerpo diplomático
tradicional. Escuche lo que le dijo ayer el militar.
Es evidente que nadie en el oficialismo está pidiendo respeto a la democracia y el derecho constitucional. En sus mentes los temas en cuestión son la preservación de su control exclusivo sobre la distribución de la riqueza de Venezuela, sobre todo a ellos mismos, y evitar la responsabilidad por todo lo que han hecho para destruir el estado de derecho durante los últimos años.
El sentido de los mensajes es claro para cualquier persona que quiera ver en su verdad. Acepta el diálogo sin cambio o enfrentarse a la venganza violenta del régimen.
Diálogo es una farsa.