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Si algún día regreso a Venezuela una de las
primeras cosas que haré será ir al museo que llaman La Montaña, donde tienen el
sarcófago con los despojos del difunto y poder decir lo siguiente:
Cuando se escriba la historia de la
Venezuela de principios del Siglo XXI
los venezolanos del futuro podrán comprender la verdadera magnitud del
desastre que usted causó en Venezuela. El desastre no ha sido unidimensional
sino financiero, social, administrativo,
institucional y, sobre todo, espiritual.
Comenzaré por esto último. Más allá de
su ideología política la tarea primordial de un jefe de estado es
lograr unificar a la población en torno a políticas para el progreso. Para ello
deberá utilizar la persuasión, el verdadero liderazgo que inspire y el respeto
y tolerancia hacia quienes difieran de sus ideas y programas. Ese respeto es
parte de la esencia de la democracia. Usted hizo exactamente lo contrario. Por
15 años inyectó odio en la sociedad venezolana, hablando en contra de la clase
media, acusándola de haberse educado y logrado
posición social a costa de los pobres, llamándola apátrida. Esta actitud
suya causó una herida tan importante en nuestra sociedad que tardaremos
muchos años en sanarla. Usted representó
lo contrario de lo que el país requería.
En el campo institucional usted aniquiló
toda autonomía, toda independencia de poderes, uno de los componentes
esenciales de la democracia. Nadie negará hoy (sus sobrevivientes lo celebran
con el mayor cinismo) que el Poder Judicial, el mal llamado Poder Moral, el Consejo
Nacional Electoral, la dirección de la Fuerza Armada y, hasta Diciembre 6 de
2015, la Asamblea Nacional han estado en
manos de corruptos, de gente vendida al dinero y poder que usted les dio,
violadores comprobados de las leyes de nuestro país. Todos los días vemos
ejemplos de la inmensa prostitución institucional que usted llevó a cabo,
utilizando para ello los recursos de la nación. Es una lástima que usted no
pudiera pagar por sus crímenes antes de desaparecer de la escena.
Su deber administrativo era la de ser
custodio de los recursos de la nación, cuidarlos con diligencia. Usted faltó a
esa responsabilidad, no en algunos casos aislados, sino de manera
sistemática. Transformó a Petróleos de Venezuela en una empresa dedicada a
tareas que no le competen, sometiéndola a una desinversión crónica que la ha
hizo reducir su producción y condenó sus instalaciones al deterioro, mientras
su nómina se cuadruplicaba. Usted
convirtió a PDVSA en su vehículo preferido de endeudamiento, hasta el punto que
hoy la empresa carga con una deuda que es aproximadamente cuarenta veces mayor
que la que tenía cuando usted llegó al poder. La estrategia seguida en la Faja
del Orinoco fracasó ruidosamente, al ponerse en manos de empresas de escasa
capacidad tecnológica el desarrollo petrolero de esa región. Ni un solo barril
nuevo mejorado fue producido en la Faja del Orinoco durante sus 14 años en el
poder. En Guayana las empresas de Guayana están quebradas. Los ministerios se
han multiplicado por razones políticas, sin llevar a cabo tareas
realmente constructivas. Ejemplos de su extrema mediocridad son el Ministerio
de Prisiones, a cargo de una señora amiga de los pranes y el Ministerio de la
defensa, a cargo de militares adulantes
y ciegos y sordos ante la debacle de la
institución.
El campo social fue la bandera fundamental
de su régimen y es allí donde hizo usted más daño. Su estrategia se basó en los
subsidios directos: atención médica gratuita en los barrios, becas, bonos a
grupos sociales minusválidos, comida gratis o a precios reducidos, asignaciones
de casas a sus seguidores y otras manifestaciones similares de prodigalidad.
Esta estrategia no hubiera sido criticable
de haber sido transparente y acompañada de una política de verdadero empoderamiento de los
venezolanos. Pero en ausencia de programas estructurales de educación, de
salud, de infraestructura física, de desarrollo económico sólido, esta
estrategia fue contraproducente, pues hizo a la población más y más dependiente
de sus dádivas, las cuales exigían como prestación una total lealtad política a
su proyecto. Usted prostituyó a sus seguidores. Usted regaló peces y demandó
lealtad pero no enseñó a nuestro pueblo a pescar. Al morir dejó atrás una
inmensa legión de mendicantes.
En lo financiero no hay dudas de que usted
dilapidó un inmenso ingreso nacional durante sus casi 15 años en el poder.
Recibió más de un millón de millones de dólares, dinero que no se ve
representado en infraestructura nacional o en mejoras permanentes para nuestro
pueblo. ¿Dónde está ese inmenso caudal recibido? Hay que ir a buscarlo a Cuba,
Nicaragua, Bolivia y, a los bolsillos de la boli-burguesía creada por usted.
Instituyó usted una orgía de derroche que mantenía a Pastor Maldonado, llevaba
a Calixto Ortega a jugar ruleta en Las Vegas y le proporcionaba a usted relojes
de $50.000, así como un avión de $65 millones y la llegada a los mejores
hoteles del mundo con una comitiva de cocineros, médicos y guardaespaldas.
Promovió usted el gasto de miles de millones de dólares en comida podrida,
compras de chatarra bélica y regalos a sus seguidores dentro y fuera del país, el
financiamiento a candidatos presidenciales de algunos países de la región y
hasta el regalo de combustible venezolano a ciudadanos de los Estados Unidos,
en un intento de ganar adeptos en “el imperio”. Mientras usted ponía algún
dinero en los bolsillos de los venezolanos pobres, persistían con más fuerza
que nunca las carencias estructurales de educación, salud, seguridad y calidad
de vida, a pesar de un ingreso nacional que sobrepasó la suma de todos los ingresos
nacionales de las décadas de etapa democrática.
Pretendió usted ejercer un nuevo periodo
presidencial, alegando cínicamente “estar aprendiendo a gobernar” y dijo “requerir
más tiempo para consolidar la revolución”. Financió su campaña
con los recursos del estado y hasta endeudó aceleradamente a la nación para
lograr dinero fresco con ese propósito, tal y como lo admitió su ex-ministro de
planificación y finanzas Jorge Giordani. Si usted hubiera sido una persona
honesta y realmente preocupada por el bienestar de su país no hubiera tratado
de perpetuarse en el poder, no solo por los desastres que causó sino porque
cuando insistió en una nueva presidencia ya estaba condenado a muerte, en
deplorable condición física y mental. Atrás quedaron, si es que alguna vez
existieron, sus pretensiones de estadista y de conductor de la
nación. Usted no tuvo nada que ver con Mandela, Clavel, Cardoso o
Betancourt. Lo suyo fue Mugabe, Gadaffi, Hussein, Ahmadinejad, Castro, Tiro
Fijo y Lukashenko, es decir, la hez política del planeta. Y, para redondear su
crimen, nos legó un analfabeto pretencioso que ha terminado de hundir al país.
Es lástima que ya usted no
pueda leer esta carta pero espero que la lean quienes todavía lo ven como el
“comandante eterno”, quienes le prenden velas,
en la triste demostración de ignorancia y cursilería que ha
característica constante de su revolución.
Su castigo será el
desprecio de las nuevas generaciones
Gustavo Coronel
Maduro and Maradona: Who mourns you says much about you who you were
To read in front of
Hugo Chavez’s sarcophagus
If and when I ever
return to Venezuela one of the first things I will do is to go to the Museum
called La Montaña, where the sarcophagus of Hugo Chávez has been placed and
speak to his remains as follows:
When historians write
about the Venezuela of the early XXI century the Venezuelans of the future will
be able to understand the true magnitude of the Venezuelan disaster that you
caused in the country. It was a multiple disaster: financial, social, administrative,
institutional and particularly spiritual.
Beyond political
ideology the main duty of a head of state is to unify the population behind
policies that promote progress. To do this he, she will have to utilize
persuasion, to exhibit truly inspiring leadership and to show respect and tolerance towards those who
dissent from his, her ideas and programs. Respect for dissidence is the essence
of democracy.
You behaved in the
opposite manner. During 15 years you injected hatred into the Venezuelan soul,
attacking the middle class for being educated and for having obtained its
social and economic position at the expense of the poor, referring to its
members as “apátridas”, people without a country. Your attitude created such
deep wounds in our society that closing them will take many years. You came to
represent the opposite of what the country needed.
You liquidated
institutional autonomy, one of the essential components of democracy. Nobody
can deny that the judicial system, the Electoral Council, the High Military
Command and, up to last December, the national assembly have been co-opted by
the regime and are in the hands of the corrupt, proven transgressors of our
laws who sold out to you in exchange for your handouts of money and power.
Every day we witness examples of the prostitution of our institutions. It is a
pity that you are no longer with us, to pay for your crimes.
Your administrative
duty was to be the diligent custody of our national resources. You failed this duty, not only in isolated
cases but in systematic manner, transforming Petroleos de Venezuela into a
social company which neglects its core business and milking it mercilessly,
which has caused a significant drop in oil production and deterioration of its
plant and equipment, while payroll has quadrupled. This company has become a
cash cow for the regime to the point that its debt is today 40 times bigger
than when you arrived in power. Your strategy for the development of the
Orinoco heavy oil deposits has failed since foreign companies active in the
area lack sufficient technological knowhow and financial capability. Not one
single improved barrel from that region has been generated during your 14 years
in power.
In Guayana the
so-called basic industries are financially broke. Ministries have proliferated
for political reasons. Examples of their mediocrity are the ministry of prisons
in charge of a lady who has given control of prisons to the main criminals and
the Ministry of Defense, in the hands of corrupt officers, blind and deaf about
the national tragedy and the collapse of the institution.
The social sector was
the flagship of your government but it was in that sector that you caused the
greatest damage. Your strategy was based on direct cash subsidies, free primary
medical attention, bonuses, scholarships to institutions of low educational
quality, free or subsidized food, free housing to the few and other expressions
of prodigality. This strategy would have been acceptable if transparent and
accompanied by structural education and health programs and construction of
physical infrastructure that could really free the poor from poverty. Lacking
these programs the population just became dependent on your handouts, tied to
political loyalty for the regime. You gave fish but did not teach fishing. When
you died you left a legion of mendicants behind.
In the financial
sector you wasted an enormous national income during your almost 15 years in
power. You received more than one trillion dollars, money that is nowhere to be
seen. Where is this money? In Cuba, Nicaragua, Bolivia, in the pockets of your
friends and relatives. You put in motion a financial orgy that kept Pastor
Maldonado finishing last in Formula 1, allowed Calixto Ortega to play in the
casinos of Las Vegas and financed you luxurious collection of time pieces, some
costing $50,000 or more. It allowed you to buy a $65 million airbus that is now
a piece of trash and renting entire floors in the most expensive hotels in the
world for you, cooks, bodyguards and friends and relatives. You promoted the import of food, much of it
rotten, at gross overpricing, the acquisition of second hand weapons, and
costly gifts to your international cronies, such as the delivery of essentially
free petroleum to Cuba and other ideologically friendly countries. You finance
the presidential campaigns of your friends in Nicaragua, Argentina, Peru, México, Bolivia, Honduras
and Paraguay. You even subsidized fuel oil to the U.S. “poor”, while the Venezuelan
poor was starting to lack all the essentials. While you gave money away the
lack of good quality medical attention and education among the Venezuelan poor
became critical, in spite of a national income that was bigger than the sum of
all national.
You pretended another
presidential term, cynically claiming that “you were learning how to govern”
and would require “more time to consolidate the revolution”. You financed your
campaign with national resources and through loans from China, as denounced by
your former Finance Minister, Jorge Giordani. If you had been honest and truly
concerned about the welfare of the country you would not have tried for a new
term since you already knew you were dying and in a deplorable physical and
mental condition. You left behind all pretensions of being another Mandela,
Clavel, Cardoso or Betancourt and became just another Mugabe, Gadhafi, Hussein,
Castro or Lukashenko, this is, part of the political scum of the planet. And,
to finish the job, you left the country in the hands of a pompous illiterate.
It is a pity that you
will not be able to listen to me, but I hope that those who still think of you
as the “eternal leader” and light you candles will be able to do so. I believe
your main punishment will be to be forgotten by the Venezuelans of the future.
Gustavo Coronel
Very true.. And yet, millions of people forget that Chavez was the main reason Venezuela is what it is now. A veritable mess.
ResponderEliminarChavez was basically a LIAR, to begin with. He promised liberties, a free economy, even capitalism, non-intervention. Then he showed his true colors: a megalomaniac tyrant, a dictator, a Castrista lunatic. He had charisma, and wasn't too dumb, and had money to throw around, so get got somewhat popular.
But in the end, he and his twisted family loved money, profit, luxuries. Not "socialism". Ask Gabriela and the other thieves. Chavez is gone, and after all the crap he did, and the people he killed - directly or indirectly - perhaps it was an act of justice that that piece of crap is gone.
All of this due to a hatred of gringos and a stupid political/economic ideology already doomed to failure. You'll end up like Stalin-yanked out of your glass coffin and buried out of sight.
ResponderEliminarEl Chavismo empeoro la situacion hasta lo inimaginable, pero no fue el causante de la situacion en que Venezuela esta ahora. La historia es un continuo devenir, en este sentido debemos recordar que para el año 1998, tras 40 años de Democracia el % de pobreza rondaba el 60%, sin mencionar otras nefastas practicas de nuestra idiosincracia. Conclusion: no lo supimos hacer.Traigo el punto porque si con humildad y profunda intencion de corregir los errores del pasado, no encaramos una reconstruccion seguiremos igualitos por los siglos de los siglos.
ResponderEliminar(Perdon por la falta de acentos)
Yo espero que muchos podamos regresar a una Venezuela limpia de los corruptos ye ignorantes que hoy usurpan el poder, pero para entonces me gustaria que el sarcofago con los restos de Hugo hayan sido bajados de esa mostruosidad de culto a la brutalidad y una vez cremados, sean tirados en algun vertedero de basura como se merecen.
ResponderEliminar1998-60% de la poblacion en pobreza (pero comiendo cada dia) y todo el dinero en los manos de los ricos.
ResponderEliminar2016-80% de la poblacion muriendo de hambre y todo el dinero en los manos de los Chavistas.
Que progreso! Prefiero ser pobre si puedo comer tres veces por dia. La hambruna es una otra manera de controlar a la gente en un pais comunista.
La situacion es normal para un pais comunista. Todo el mundo es pobre excepto los lideres. Si no obedece, no come. Una victima del comunismo sovietico escribe:
ResponderEliminarHe said people would stand around eating with both hands up to their mouth for fear of dropping crumbs on the floor -- they couldn't afford to drop any food because they didn't have enough to eat. He told me that the Communists brainwashed the citizens with propaganda and changed the history of their country. I couldn't believe it. "How could they get by with that?" I thought.