Apreciado compatriota:
Confieso haber sido frecuentemente insensible a tu tragedia. Empeñado en mi
propio crecimiento y con la suerte de tener padres que me dieron su protección
y el ejemplo para poder educarme y lograr llegar a ser un ciudadano productor,
olvidé con demasiada frecuencia que hay
millones de compatriotas quienes no han sido tan afortunados. Posiblemente tú
nunca conociste a tu padre y pasaste tu niñez esencialmente solo, teniendo que
luchar día a día para obtener lo más esencial para tu sobrevivencia. Si tuviste
que crecer en el campo recordarás que era triste y abandonado. Si lo hiciste en
un barrio, en la ciudad, debes haber experimentado de manera cotidiana el
riesgo de morir. Tuviste que ir a la calle a ganar tu sustento, de limpiabotas,
de mandadero, o peor, de forzado instrumento de ladrones, narcos o pervertidos
sexuales. Por ello no es sorprendente que, sin tiempo y oportunidad para
recibir una educación, sin poder vivir en un hogar sólido y reconfortante,
llegaras a ser un adulto de escasas habilidades para ganarte la vida de manera
permanente, a través de una ocupación estable. Cuando se está en esa situación
se corre un inmenso riesgo de ser víctima de los líderes políticos que abordan
su actividad pensando en el poder y en el dinero, pero no en resolver los
problemas de los más indefensos como tú. Se corre el riesgo inmenso de ser
reclutado por esos líderes populistas y de pacotilla quienes llegan al poder
mediante ofertas incumplibles que prometen de manera inmediata y sin esfuerzo
lo que nadie o muy pocos pueden obtener sin
esfuerzo, que hacen la promesa mágica de hacerte escapar de la
pobreza. Quién como tú ha vivido siempre sin lograr salir de esa prisión
material y espiritual que es la pobreza y la ignorancia, esa promesa casi siempre
es irresistible. Recibes dádivas, casi puede llamarse limosnas, a cambio de tu
lealtad al líder populista. Pasas a tener una condición de servidumbre, de
dependencia en quien llegas a ver como tu protector, casi como el padre que
nunca conociste. Creyendo que ese líder, ese sistema, es tu aliado, pasas a
darle tu apoyo y a depositar en él o ella tus esperanzas por salir de la
pobreza.
Tarde o temprano te darás cuenta, como muchos de tus compatriotas pobres se
dan cuenta, de que las promesas no eran ciertas, que tu condición no ha
mejorado, que las dádivas escasean, que los ‘padres y madres” en quienes creías
resultaron ser fraudes. Sigues siendo pobre, esta vez aún más pobre porque te
han robado las esperanzas.
Quiero decirte que hay un camino para salir del horrible laberinto de la
pobreza y de la ignorancia. Y ese camino puede existir en Venezuela, a ser creado
en colaboración por ti y por quienes han tenido mejor suerte que tú en formarse
para la vida en sociedad. En nuestro
país de 30 millones de habitantes tenemos una mayoría de gente buena, muchos de
ellos pobres como tú, quienes pueden definirse como ciudadanos, a pesar de que
solo sean buenos ciudadanos pasivos. Es decir, son buenos ciudadanos porque no
hacen nada malo pero no porque hagan cosas buenas. Esa inmensa masa de habitantes
que se limitan a no ser malos representa una pesada carga para el país. Venezuela no puede salir adelante sin
el concurso activo de la inmensa mayoría de sus habitantes. La solución de nuestro
gran problema social, de tu problema de la pobreza y de la ignorancia, pasa por la conversión progresiva de los
buenos ciudadanos pasivos en buenos ciudadanos activos.
A diferencia del populismo que te ha
hecho esclavo este camino es liberador. No te pide lealtades
incondicionales sino tu participación como ser humano digno de respeto. No te
pide adoración a nadie sino amor por tu país y por ti mismo, dos amores que
casi siempre van estrechamente
entrelazados.
Esta no es la senda de menor
resistencia pero es, realmente, la única que llevará a un país de ciudadanos
contributivos, quienes remen en la misma dirección y que piensen en el bien
colectivo con tanta dedicación como en su propio bien.
Esta es una senda que requiere de dos ingredientes principales: Tiempo y perseverancia.
No la hemos transitado antes porque hemos carecido de visión. La gente pobre no quiere, frecuentemente no
puede, esperar, lo cual la lleva a ser víctima de los criminales disfrazados de
defensores del pueblo. Por ello, este esfuerzo de largo aliento requerirá
puentes provisionales para llegar a tener el impacto deseado. Ello significa
que los nuevos gobiernos que reemplacen la pesadilla de estos 18 años deberán
combinar programas estructurales de largo plazo, como el de transformar buenos
ciudadanos pasivos en buenos ciudadanos activos, con programas de asistencia
temporal, pero no dádivas o limosnas populistas sino ayudas para todos los
pobres que no lleven aparejadas una exigencia de lealtad política.
¿Cómo se llega un país de buenos ciudadanos activos? ¿Es posible
construirlo? Por supuesto. El planeta
muestra numerosos ejemplos de países civilizados, donde existe ya una mayoría
de buenos ciudadanos activos. Es probable, apreciado compatriota, que sea tarde para tí, pero ciertamente no para tus hijos, para otros
venezolanos quienes hoy están creciendo en la pobreza.
Estaremos hablando sobre como transitar esta senda en nuestra próxima
entrega sobre este tema.
Excelente reflexión Sr. Coronel. Este es un tema de alta prioridad para la próxima administración. Desarrollar una sociedad m'as justa y honesta. S'olo una pequeña acotación; sí, en efecto ha sido una pesadilla en los últimos 18 años, pero el fenómeno es de vieja data.Cuando Chávez ganó las elecciones en 1998, el índice de pobreza ya rondaba el 60-70 %.
ResponderEliminarQue la humildad y sabiduría de su mensaje tenga eco!
La pobreza siempre ha existido en nuestro país. Así lo digo y lo reconozco. Sin embargo, la etapa democrática pre-Chávez tuvo un segmento, 1936-1975, en el cual todos los índices sociales de Venezuela mejoraron. Inclusive durante la etapa perezjimenista hubo adelanto en estos índices. Venezuela tenía en los 60-70 un PIB per cápita mayor que Corea del Sur y que Chile. De 1975 a 1998 esta democracia se deterioró mucho, con Lusinchi y Herrera, los índices se deterioraron y el segundo período de CAP, con sus errores y sus aciertos no aceptables para el pueblo nos condujo al desastre Chávez.
ResponderEliminarMi impresión es también que la pobreza de ahora tiene un componente mayor de degradación espiritual que la que existió antes. Esto es una impresión subjetiva porque es difícil cuantificarla pero creo que con esta nueva variedad de pobreza hay un ingrediente de abandono del amor propio que nuetros pobres pre-Chávez no tenían.
Y como olvidar al gran culpable de esta vaina, Ochoa Antich, quien en sus narices permitio que la logia golpista tomara cuerpo y actuara tranquilamente pese a que Heinz y Penaloza los detuvieron. Heinz se fumo una caja de cigarros con Chavez, detenido, mucho antes de que los golpistas pudieran siquiera mover un tractor.
ResponderEliminarQue clase de tragedia, no joda.
Estimado amigo Coronel, le recomiendo el libro: Por qué fracansan los paises. de Asemoglu y Robinson. Los origenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Si lo qiuiere se lo puedo enviar. A su correo. Lo tengo en Mobi. archivo Kindle.
ResponderEliminarCreo que esta es una oportunidad de oro para que Venezuela cambie, pero como usted bien dice, primero hay que cambiar a sus habitantes en ciudadanos. Atentamente, Alfredo Milano
Que triste!! Venezuela se ha convertido en una sociedad PAUPERRIMA. Estapalabra define exactamente a la Venezuela actual>>> es PAUPERRIMA.
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