Héroes del drama venezolano

Mucho se escribirá en el futuro sobre la tragedia venezolana de principios de siglo. A medida que pase el tiempo se irá destilando lo esencial de lo anecdótico. Cuando ello suceda habrá nombres que serán reconocidos por su heroísmo ciudadano, líderes verdaderos, pioneros que enseñaron el camino a través del ejemplo. Esos venezolanos vivieron su prédica, lo cual es la única manera de demostrar una naturaleza verdadera.

Uno de estos héroes es Leopoldo López. Su más reciente mensaje dura menos de cuatro minutos, ver:  https://www.youtube.com/watch?v=znd3jrIDEC8 pero cubre mucho terreno. No hay allí retórica vacía. Es un concentrado de civismo, un llamado a la lucha ciudadana como única manera de conquistar la libertad y la democracia. Es un llamado a la lucha ética y una reafirmación de su fe en la victoria de la Venezuela decente. Es un llamado a los venezolanos de todas las edades: no le tengamos miedo al futuro, seamos leales a las palabras de nuestro himno: Gloria al bravo pueblo, que el yugó lanzó. Es un  emocionante mensaje que genuino porque Leopoldo está viviendo su mensaje.  

Otro de estos héroes es Antonio Pasquali. Antonio no está preso como Leopoldo pero comparte con él una posición ciudadana irreductible que sirve de enseñanza a la sociedad venezolana en estas horas trágicas. Como en el caso de Leopoldo sus palabras tienen peso específico porque están respaldadas por un total compromiso personal. Y no ahora solamente, sino un compromiso personal con el país a lo largo de una extensa y fructífera vida como filósofo, comunicador y maestro de miles de jóvenes universitarios. Uno piensa en Antonio cuando lee a Martí: "En el mundo ha de haber cierta cantidad de luz, como ha de haber cierta cantidad de decoro. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres".

En reciente escrito Antonio habla de la crisis humanitaria:

“¿Habrá ido alguna vez a una farmacia, disfrazado, el Presidente de la República a verle la cara a octogenarios hipertensos a quienes informan por quinta o décima vez que no hay losartán, o se le habrá aparecido alguna noche el fantasma de Annette A., aquella abuela de Puerto La Cruz que hace poco, desesperada por no conseguir medicamentos para la nieta discapacitada, le metió un tiro para en seguida suicidarse? Tal vez alguna gente de poder entre en razón, reactive su corteza prefrontal para devolver la palabra a su razón moral y logre se abran de par en par, con urgencia y sin prejuzgar de nada, las compuertas de los canales humanitarios; por ejemplo reduciendo en veinte mil barriles diarios los inmorales envíos de petróleo a los amigotes caribeños para traerle con el ahorro un jumbo diario de remedios a los venezolanos”.

Dos héroes ciudadanos que van al frente de la lucha contra la crueldad, la ignorancia y el atraso. Inspirados por ellos marchamos millones de venezolanos decididos a terminar con la barbarie.