Ayer, Septiembre 26 de 2017 se llevó a cabo otro bochornoso
acto por parte de la Fuerza Armada de Venezuela. La Cruz del Comando
Estratégico Operacional en su primera clase fue entregada al presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, en la Base Aérea Libertador
del estado Aragua. La imposición de la medalla se realizó durante la
celebración del XII aniversario de la creación del Comando Estratégico
Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb). El comandante
del Ceofanb, Remigio Ceballos, señaló que la Fuerza Armada Nacional hacía un
reconocimiento al Jefe de Estado “por su gallardía, por su entereza, por su
desprendimiento, por su espíritu de sacrificio para defender la patria”.
“La Fuerza Armada Nacional está lista para
defender la Patria a su mando”, manifestó al comandante en jefe de la FANB.
Este tipo de adulación era muy frecuente en el siglo XIX,
cuando los caudillos, hechos generales a sombrerazos, se rodeaban de adulantes
y payasos para poder “brillar” con más fuerza. Este ambiente de mediocridad ha resurgido con renovados bríos durante los 18 años de chavismo, reduciendo
la Fuerza Armada de Venezuela a la categoría de tribus de adulantes,
narcotraficantes, especuladores, comisionistas y contrabandistas. El evento que
mencionamos arriba es característico de los países de medio pelo, en los cuales
las organizaciones burocráticas se desviven por homenajear al líder (real o
aparente), a fin de recibir sus favores. Es un vulgar “tírame algo”.
Las palabras llenas de cursilería son también características
de los adulantes, generalmente dotados
de una cultura de crucigramas. Asociar a Maduro con gallardía, entereza,
desprendimiento y espíritu de sacrificio solo cabe en las mentes más abyectas.
Este período miserable de nuestra historia ha logrado sacar a flote lo peor de nuestro
gentilicio.
La Fuerza Armada hoy día está integrada por adulantes, narcotraficantes como los varios generales
que han sido identificados como tales por las autoridades estadounidenses, especuladores como los militares que tienen a su cargo la distribución de
comida a los pobres, ya sea el general Arroz o el general CLAP, contrabandistas como los que operan en la frontera con Colombia y comisionistas,
como los que operan en la industria petrolera venezolana. Esto, para no hablar
de los militares pequeños, banda de saqueadores y extorsionistas que piden
mordidas a la gente que se vá del país por Maiquetía o que manejan la
vigilancia en las zonas mineras del estado Bolívar. En toda la geografía
nacional, en todos los rincones de la administración pública están presentes
los miembros de la Fuerza Armada Venezolana, no para proteger sino para
reprimir, no para defender sino para agredir, no para salvar nuestros recursos
naturales sino para aprovecharse de ellos.
¿Que hacer sobre la Fuerza Armada de Venezuela? Depurarla
parece una tarea imposible por lo sistémico de la degradación. Eliminarla es políticamente
y militarmente imposible porque ellos tienen las armas y porque no parece
existir una voluntad de depuración interna. Mientras tengamos una Fuerza Armada
como la que tenemos, Venezuela continuará siendo un país de medio pelo. El
sector político, aún el de las etapas democráticas, le ha rendido demasiada
pleitesía y hasta la ha alentado en su deformación, concediéndole privilegios
indebidos.
La Fuerza Armada de Venezuela es nuestro monstruo Frankestein
y está suelto en la comarca. Adula porque sus líderes son mediocres,
porque están contagiados de la melosidad
del palaciego, ya que han aprendido que el halago es una manera expedita de
lograr más favores.
Halagar a Maduro no es solo bajeza sino mal gusto.
Los militares venezolanos son unos empledos públicos que usan unos disfraces de militares. El último embajador de EEUU que no llegó a ser formalmente embajador lo advirtió: la moral de fuerzas armadas de Venezuela es muy baja. Eso sirvió para que el estúpido eterno Chávez no le aceptara el plácet al embajador. La verdad duele, y cuando no se puede ocultar duele más. La moral militar de la fuerzas armadas de Venezuela desde hace muchos años no existe. Cuando el senado del congreso nacional era quién decidía los nombramientos de coroneles y generales, ya se estaba politizando a las F.A. Los militares sabían que era mejor jalar bolas que jalar escardillas. Y Rafael Caldera y Luis Alfaro Ucero se convirtieron en el centro de las jaladeras de bolas castrenses. Con Chávez y su nueva constitución cambió el del jalabolismo. Los militares son tan brutos y jalabolas que causo estupor ver al General Padrino López jalándole bolas a Fidel Castro, y no sòlo las jaló, por las fotos parece que se las chupó.Hay que ser requete bruto, cobarde y pendejo para irle a jalar bolas a un viejo cabrón que no servía para nada y encima ser còmplice del saqueo de su país. Para eso han quedado los militares, merecen que los linchen. Es lo más parecido a PDVSA.
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ResponderEliminarEl desalmado supo como degradarlos ofreciéndoles regalos y grados que no les correspondían y ellos terminaron vendiéndole el alma al diablo. Son unos vende patrias.
Que verguenza.
Es decepcionante la situación de las FAN, atrapada por las garras de los chulos cubanos, pretorianas,desapareció la meritocracia, unos ignorantes en la cuales se olvidan su utilidad a la población civil y no a lo poderes públicos, hacer culto a la personalidades, y el adoctrinamiento castrocomunista!
ResponderEliminarLos militares nunca han sido unos peluches, en ninguna parte, pero con todas las diferencias que uno tiene con unos tipos privilegiados, los de antes no eran tan desvergonzados. Incluso Manuel Caballero una vez refirió como vio a un ex-ministro de Defensa de los primeros tiempos de la democracia, manejando un carro viejo y destartalado y cómo aprendió a respetarlo. Había de todo, como entre los políticos (a mí me pasó algo similar con un político que fue ministro, a quien vi manejando un carrito viejo).
ResponderEliminarEl gran problema que tenemos con los actuales militares es que cambiaron su visión pro-occidental y como aliados naturales de USA por Cuba. Ese modelo se lo vendió Fidel a Chávez y este lo compró al contado. Como no podían fusilar a los militares, como hizo Castro con el ejército de Batista, lo que hicieron fue ir "limpiando" de militares pro-occidentales y corrompiendo a los que fueron subiendo en la jerarquía, que, además, se dejaron corromper con mucho entusiasmo. Igual que en Cuba, estos militares son un sector privilegiado de la sociedad, junto con las cúpulas del Estado y del partido. El resto de la población, ya se puede joder, exactamente como en Cuba.
Si se añade el componente del adoctrinamiento que reciben en las academias militares se podrá entender por qué ha sido tan difícil contar con ellos, mejor dicho, por qué no se puede contar con ellos. Quienes forman parte vital del problema, cómplices y co-responsables de la destrucción nacional, no pueden ser parte de la solución. Por eso es tan necesaria una intervención multilateral, porque mientras estos granujas, militares o no, sigan en el poder, el país se seguirá hundiendo, cada vez más rápido.