APUNTES PARA UNA HISTORIA DE
LA GENTE DEL PETRÓLEO, II
Esta es la segunda entrega de mis notas sobre la GENTE DEL PETRÓLEO. El
tema que toco abajo se refiere a la calidad ciudadana de los petroleros,
percibidos por muchos venezolanos como tecnócratas, encerrados en sí mismo, sin
contacto con la sociedad y la comunidad. Nada más lejos de la verdad. Mucha de
esta percepción está motorizada por ideología. Los analistas petroleros
marxistas o de izquierda pronunciada hablaron de la GENTE DEL PETRÓLEO como poco patriotas e insensibles a las
prioridades nacionales.
II.
GENTE DEL PETRÓLEO Y LA COMUNIDAD. HUMBERTO
PEÑALOZA Y LUIS MARCANO COELLO
En Venezuela el papel
ciudadano de la gente del petróleo ha sido parcialmente oscurecido por una
leyenda negra generada por escritores utranacionalistas y/o marxistas. Uno de
estos cronistas, Miguel Tinker Salas:http://produccioncientificaluz.org/index.php/espacio/article/viewFile/2145/2146 dice: “los campos petroleros que surgen en
Venezuela, después de 1920, representan una adaptación del modelo “fordiano” en
el que la empresa no solo se preocupa por organizar los métodos de producción
en sus instalaciones, sino que, además, desempeña una importante labor cultural
y social para que los obreros y la sociedad en general se solidaricen con sus
intereses. Este proyecto coincide con la gestión de una clase media emergente,
que ve con beneplácito esta actividad e incide en la promulgación de sus
objetivos. Por lo tanto, los campos y la actividad petrolera permiten un
espacio para analizar la forma en que la industria transformó la vida de
venezolanos y extranjeros, generando, no sólo conflictos culturales, sino
también el desarrollo de un plan político y cultural, que repercute sobre los
emergentes conceptos del proyecto nación y la noción de ciudadanía que surge en
Venezuela a mediados del siglo XX”.
Para estos cronistas
no solo las empresas sino sus empleados venezolanos eran parte de ún plan
desnacionalizador. En las universidades venezolanas y en varias del exterior,
especialmente en sus facultades de economía y sociología, han abundado los seguidores
de los primeros criticos de la actividad petrolera en Venezuela, escritores
como Salvador de la Plaza y Rodolfo Quintero. Miguel Tinker Salas (Pomona College,
California) afirma en su ensayo arriba citado: “los campos desarticulaban al trabajador y a
su familia, de las actividades rurales y los impulsaba hacia una nueva cultura
de consumo que encontró expresión en los comisariatos de las empresas. Las
viviendas y el espacio que otorgaban, para la interacción social, también
contribuían a este proceso.El interior de las casas, normalmente dos pequeñas
habitaciones, una cocina, y una sala desfavorecía la familia tradicional, que
solía incorporar múltiples niveles de parentesco, o a distintos familiares”.
Para Tinker Salas, el acceso a los comisariatos era la manera diabólica que
habían encontrado las empresas petroleras para despertar en el venezolano la
propensión al gasto innecesario. Además, sugiere Tinker Salas, las casas para
las familias, parecidas a un hogar, con habitaciones, sala y cocina separadas,
representaban una manera de atentar en contra la familia extendida del venezolano,
la cual ya no podría compartirla, como si podía compartir el rancho. Agrega
este autor, sin dar razón, que la nueva vivienda promovía el machismo. Hasta el
deporte recibía críticas del ensayista, quien cita el siguiente párrafo de Rodolfo
Quintero en su libro “La Cultura del Petróleo”: “Algunas empresas como la Creole,
la Shell y la Gulf empleaban un director de atletismo, tanto en el oriente como
en el occidente, y su misión era organizar e involucrar a los obreros en
actividades deportivas con el fin de “reforzar su carácter moral” y asegurar su
lealtad a la empresa.Muchos obreros se quejaban que era requisito participar en
las actividades deportivas para obtener ascensos en el trabajo.Otros sectores
de la sociedad censuraban esta práctica, indicando que sólo buscaba crear una
“nueva cultura del petróleo” en la que el obrero se viera completamente
absorbido por las actividades de la empresa”.
Para Tinker Salas: “Dentro
de la organización administrativa de las empresas extranjeras, había dos
categorías generales a las que los venezolanos podían aspirar, los llamados
“office boys” y los “junior staff”.
Los términos
utilizados para describir las áreas de trabajo que desempeñaban los venezolanos
tendrían, según Tinker, un significado despectivo y expresaban la relación de
asimetría que existía entre estos empleados venezolanos y los extranjeros, que
eran designados el “senior staff. Esta marcada relación no sólo ocultaba un referente
social y económico, sino que también comprendía un vínculo racial, ya que en su
gran mayoría, los estadounidenses tendían a ser “blancos” dentro del contexto
socio racial de su país, y los office boys y, los junior staff solían ser
producto de un mezcla racial”, lo cual - dice Tinker Salas - promovía
la discriminación racial y el tratamiento despectivo en contra de los nativos. Realmente, esto es hilar bien fino.
Tinker Salas le
dedica mucha atención a las publicaciones de las empresas petroleras en
Venezuela. Dice: “Las diversas publicaciones de las empresas petroleras, crearon nuevos
espacios, y hasta un nuevo público, para un conjunto de escritores y artistas
venezolanos que incluía, entre otros a Mariano Picón Salas, Arturo Uslar
Pietri, Juan Pablo Sojo, Ramón Díaz Sánchez, Miguel Acosta Saignes, Armando
Reverón y Héctor Poleo. Los temas que estos intelectuales manejaban eran
variados incluyendo, por ejemplo, ensayos de Juan Pablo Sojo sobre “Los Abuelos
de Color” y “El Negro y la Brujería en Venezuela”, Miguel Acosta Signes acerca
de los “Timoto Cuicas” en los Andes y otro de Mariano Picón Salas sobre el
origen de la arepa en el país…. La labor de estos destacados autores y, su
participación en las publicaciones de las empresas petroleras extranjeras,
independientemente de sus intenciones, formaba parte de un proyecto político. La presencia de estos intelectuales en las revistas
petroleras le brindaban cierta legitimidad a la actividad de las empresas
extranjeras en Venezuela”. Mencionar estos escritores cómo sumisas herramientas de penetración
cultural extranjera en Venezuela nos suena absurdo.
Tinker Salas termina
su escrito citado diciendo: “El ensayo demuestra como las condiciones
políticas dentro del país, facilitaron un acercamiento entre grupos de
intelectuales, y sectores de la clase media que colaboraron con las petroleras
extranjeras para difundir un proyecto de cultura nacional y sociedad civil, que
a su vez le proporcionó cierta legitimidad a la actividad de las empresas
transnacionales en el país….”.
Al contrario de lo que alega el ensayista, pensamos que fueron los
intelectuales y los miembros de la clase media venezolana quienes consideraron
los patrones culturales traídos por las empresas extranjeras como dignos de
imitación. Ello representó un encuentro, no una captura. No es
posible decir lo mismo sobre la manera cómo algunos intelectuales y académicos
venezolanos han adoptado clichés marxistas para tratar de aplicarlos a los
procesos políticos y económicos venezolanos.
Una perspectiva
significativamente diferente sobre las comunidades petroleras del siglo XX
puede encontrarse en el excelente trabajo de Sebastían Navarro Rodríguez: “Venezuela
Petrolera: Asentamiento en el Oriente, 1938-1958”, en el cual se describe
en detalle la aparición y evolución de poblados como Caripito, en los cuales se
implantó un híbrido cultural que no solo fue moldeando la cultura de los venezolanos
quienes vivieron allí sino – también – las de los extranjeros. Los procesos de urbanización llevados a cabo por las
empresas petroleras produjeron una verdadera revolución cultural. El diseño del
poblado o campamento, la aparición del agua corriente y de la escuela de la
comunidad, para solo nombrar dos ingredientes significativamente nuevos en la
provincia venezolana, promovieron una manera diferente de vivir para muchos
venezolanos. Dos de las características más importantes de estos primeros
asentamientos petroleros fueron la disciplina comunitaria y la democracia. Existían reglas de convivencia, deberes y
derechos y todos los habitantes tenían igual acceso a los servicios comunes.
El estudio de Navarro Rodríguez permite apreciar el
intercambio cultural que se llevó a cabo en los asentamientos petroleros desde
una óptica más objetiva, desprovista de ingredientes políticos o ideológicos.
En 1973-1975 la Gente del Petróleo entró en el debate aciona sobre
nacionalización de la industria petroera
En 1971 comenzó en Venezuela un gran debate político sobre
cómo y cuando aplicar la Ley de Reversión de los activos petroleros en manos de
las empresas. Esta discusión llevó a la creación, en Mayo de 1974, de la Comisión Presidencial de Reversión y al
anuncio hecho por el presidente Carlos Andrés Pérez de proceder a una reversión
anticipada, antes de 1983, lo cual equivalía a una nacionalización. El
presidente de la CVP en el momento, General Carlos Carnevali, se maniestó de
inmediato de acuerdo y anunció que
la CVP estaba preparada para tomar las riendas de la actividad.
El congresante de COPEI, Abdón Vivas Terán, acusó a la industria petrolera de
manejar indebidamente el Fondo de Garantía, acusación refutada por Alberto Quirós Corradi cómo técnico
venezolano, lo cual llevó a Vivas Terán a retractarse.
Los asistentes al IX Congreso de Ingeniería
celebrado en 1974 rechazaron la nacionalización inmediata y le exigieron al al
sector político una actitud responsable. Sin embargo, en el Tercer Congreso
Venezolano de Petróleo en junio de ese mismo año la tesis de crear empresas
mixtas fue derrotada por la tesis de la inmediata estatización. Acatando esta decisión politica los técnicos y gerentes
de las empresas petroleras consideraron su deber cívico entrar a participar en
el debate y estructuraron la Agrupación de Orientación Petrolera, AGROPET, para
dar su opinión sobre la manera de llevar a cabo la Nacionalización.
Su primera actuación fue la de proponer a la Comisión de
Reversión la creación de varias empresas operadoras estatales, verticalmente
integradas, a fin de asegurar la eficiencia operacional y evitar la
politización que los técnicos venezolanos veían llegar con la toma de control
estatal de la industria petrolera. Durante esta etapa
florecieron las alusiones directas por parte del sector político sobre la “no venezolanidad”
de los técnicos petroleros venezolanos. En Noviembre 1974 Alvaro Silva Calderón
dijo que la industria nacionalizada “no debe quedar en manos de quienes se
formaron en la empresa privada y solo tienen una concepción mercantilista de la
actividad petrolera” y Jaime Lusinchi expresó que los venezolanos en la industria petrolera
tenían “mentes colonizadas”. La
introducción del Artículo 5 en el proyecto de ley, por parte el gobierno, según
el cual el estado podría en el futuro celebrar contratos de asociacion con el
sector privado, trajo un recrudecimiento de los ataques del sector político en
contra de los gerentes y tecnicos venezolanos del petróleo. Sorprendentemente, los mismos políticos de la izquierda
(mepistas, comunistas, masistas, miristas) y hasta de la derecha (COPEI) que condenaron con vehemencia el
artículo quinto apoyarían mucho después la creación de numerosas empresas
mixtas. Sobre este tema regresaremos en otro capítulo sobre la participación
política de la GENTE DEL PETRÓLEO.
A fin de ilustrar el compromiso comunitario de la gente del petróleo deseo
referirme a dos ejemplos: Humberto
Peñaloza y Luis Marcano Coello.
Petrolero de múltiples facetas: Humberto Peñaloza
Mi primer encuentro con Humberto Peñaloza no tuvo nada
que ver con petróleo sino con música clásica. Me encontré en Maracaibo a Peñaloza y a Aníbal
Martínez, otro petrolero de acentuado sentido comunitario, en la tarea de crear
una orquesta sinfónica, tarea a la cual me uní con entusiasmo. La primera junta
directiva de la orquesta estuvo presidida por el geólogo Aníbal Martínez y creo
recordar que yo fui uno de sus miembros. Recuerdo haber ensayado para ser
narrador de la obra de Prokofiev, Pedro y el Lobo, pero creo que ello no llegó
a materializarse.
En su condición de incansable promotor musical Humberto Peñaloza seria el fundador, en 1975,
de la Fundación Mito Juan pro Música, primer presidente de la Orquesta
Filarmónica Nacional, en 1987 y presidente de la Fundación Juan Bautista Plaza,
en 1993.
Humberto Peñaloza se graduó de ingeniero petrolero en la
UCV y comenzó a trabajar con la empresa Creole. Cuando yo llegué a Tulsa a
estudiar geología, en 1951, Peñaloza salía de esa universidad con una maestría
en ingeniería petrolera. Su estadía en Creole duró poco, ya que en 1958 fue
nombrado Gerente Comercial de la CANTV. En 1959 fue al ministerio de Minas e
Hidrocarburos como Director de la División de Economía Petrolera. Fomó parte de
la delegación venezolana que fue a Bagdad en 1960 a organizar la OPEP. Fue Gobernador
ante la OPEP por Venezuela con sede en Ginebra y fue miembro del primer
directorio de la CVP, en 1961. Sería, mucho después, miembro de la directiva de
PDVSA, durante el período 1979-1984. Fue, también, el fundador y primer
presidente de la Cámara Petrolera de Venezuela.
En el sector educativo participó en los procesos de creación de las
escuelas de ingeniería industrial de la Universidad Católica Andrés Bello, la
escuela de petróleo de la Universidad del Zulia y, como docente, en la escuela
de petróleo de la UCV durante la década de 1960.
Humberto Peñaloza fue un notable empresario petrolero, fundando
la empresa petrolera Mito Juan en 1965, a fin de permitir a los venezolanos
poseer acciones de una empresa petrolera, algo totalmente novedoso para una
época en la cual ya se comenzaba a hablar de estatizar la industria petrolera.
La empresa llegó a tener unos mil acionistas y estableció producción propia en
la zona de Oficina, Estado Anzoátegui. En 1975 esta empresa fue expropiada por
el estado venezolano, por lo cual se ha dicho, con justeza, que lo que ocurrió
en 1975 no fue una nacionalización sino una estatización.
La calidad ciudadana de Humberto Peñaloza fue mucho más allá
de su condición de gerente y promotor petrolero. Fundó en 1972 la Emisora Cultural
Caracas FM, la cual estuvo en el aire hasta 2004, poco antes del fallecimiento
de su fundador, ocurrido en 2006. La emisora comenzó a radiodifundir en 1975 y
se convirtió rapidamente en el refugio de los venezolanos amantes de la buena
música. Dependiente de los aportes de empresas e individuos admiradores de
Peñaloza la emisora no tenía propaganda comercial, lo cual contribuía a incrementar
su atractivo para los oyentes. En la
Junta promotora de esta emisora estuvieron Peñaloza y su gran colaborador, el
geólogo Aníbal Martínez. Entre los financistas originales de esa iniciativa
estuvo el empresario petrolero Rafael Tudela, otro excelente ejmplo de promotor
comuniario. Además de la emisora el
grupo de fundadores liderado por Peñaloza también comenzó a publicar la revista
cutural “CANDIL”. La emisora cultural Caracas transmitía durante 18 horas
diarias. Al cabo de poco tiempo la emisora sufrió de problemas económicos, ya
que era difícil lograr que los oyentes suscribieran los aportes suficientes
para su mantenimiento. El lema de la emisora fue: “Educar, Informar y
Entretener, especialmente en la divulgación de los valores culturales”. No solo
se nutría la emisora de los despachos de la BBC de Londres sino de los de otras
emisoras de Europa. En 1980 la emisora comenzó a transmitir conciertos de la
Filarmónica de Caracas.
A partir de 1990 la labor ciudadana
de Peñaloza se diversificó. Escribió seis ensayos sobre Ética y Valores Morales
de Venezuela, en los cuales discurrió sobre la Descomposición Polítca y Social
del País; la Ética en el Trabajo; el Componente Ético del Desarrollo Nacional y
las Estrategias para reforzar los Valores Corporativos.
Esto que hemos enumerado
arriba representa una labor ciudadana múltiple y gigantesca. Humberto Peñaloza fue Gente del Petróleo, un
insigne venezolano, un planificador, un civilizador. Al menos una plaza venezolana, un instituto
cultural, una sede de la industria petrolera nacional deberían llevar su
nombre. Sin embargo, en la Venezuela de hoy, agobiada por la mediocridad, las plazas
y avenidas llevan el nombre de asesinos y ladrones y la faja del Orinoco fue
rebautizada como Faja Hugo Chávez Frías.
Luis Marcano Coello, el hombre que sembró el petróleo
Entre los venezolanos que unieron la acción a la palabra, sembrar el
petróleo, pocos lo hicieron con el vigor y la determinación de Luis Marcano
Coello. Su oportunidad llegó cuando la Compañía Shell de Venezuela fundó en
1952 el Servicio Shell para el Agicultor. Luis Marcano Coello se había graduado
en 1951 con un doctorado en Genética, Citología y Patología Vegetal en la
Universidad de Cornell, el primer venezolano en lograr ese nivel académico en la
especialidad. Cuando José Giacopini Zárraga, Mauricio Báez y Víctor Ponte,
entre otros promotores, lograron que la empresa Shell creara el Servicio, su
primer presidente, Mauricio Báez propuso a Marcano Coello como su remplazo. Desde
1955 hasta 1994, cuarenta años, la vida profesional de Marcano Coello se
confundió con la del organismo.
Tomaría demasiado espacio escribir sobre la historia de esta institución.
El Servicio Shell para el Agriultor, luego FUSAGRI desde 1971, se especializó
en colaborar con los agricutores venezolanos y latinoamericanos y en formar
profesionales y técnicos en esta rama. Sus áreas de acción se extendieron por
toda Venezuela dirigidas a prestar asistencia técnica a los agricultores, a
hacer investigación agrícola, a formar profesionales en estas especialidades y
a promover organizaciones afines, tales como han sido la Fundación para la
Conservación de los árboles, FUNDARBOL, la Fundación Colegio Experimental de
Agricultura del Mundo Unido, FUNDACEA y el Centro de Desarrollo Vitícola
Tropical. En particular el Servicio Shell para el Agicultor se concentró en el
cultivo de hortalizas y en el uso ópimo de los fertilizantes. Con el tiempo el
organismo extendió su labor al cultivo de cítricos, a la ganadería de leche y a
la administración de fincas, entre otras áreas de especialización. En 1993, por
ejemplo, el organismo tenía 20 proyectos en todo el país, un presupuesto equivalente a $2 millones y empleaba unos 50 ingenieros agrícolas, muchos con
doctorados y otros postgrados. Ya para esa fecha el financiamiento venía, en un
50%, de las empresas petroleras, un 25% del gobierno y el otro 25% de la
empresa privada. Después de la
nacionalización las empresas Maraven y Corpoven apoyaron financieramente programas
de FUSAGRI en el Sur del Lago de Maracaibo y en el Oriente del país. Nos dice
Eddie Ramírez, quien fuera vicepresidente de FUSAGRI hacia el final de la
década de 1990, que la llegada de Chávez al poder significó el final de ese
organismo. El INTI, al mando de Adán Chávez, expropió sus instalaciones principales
en Cagua sin indemnización alguna.
Luis Marcano Coello fue el principal motor de esa organización. Cuando
Shell cesó de financiarla enteramente Marcano Coello logró conseguir suficiente
ayuda económica de la empresa privada venezolana para seguir adelante, en
especial de la Funadción Vollmer, la Fundación POLAR y la Fundación Eugenio
mendoza. El impacto de esta organización sobre la agricultura venezolana fue
extraodinario, no solamente en el aspecto de mejorar las cosechas y las ténicas
agrícolas utilizadas en el país sino en el de formar profesionales en esa
especialidades agrícolas.
Marcano Coello fue el ingeniero agrónomo más internacional que ha tenido Venezuela. Fue presidente de la Asociación
Latinoamericana de Fitotecnia, de la Asociación Latinoamericana de Ciencias
Agrícolas, director de la Zona Andina del Instituto Interamericano de Ciencias
Agrícolas, miembro de los directorios del Centro Internacional de Agricultura
Tropical (Colombia), del Instituto Internacional de Agricultura Tropical
(Nigeria), del Comité Técnico Asesor del Grupo Consultivo para la Investigación
Agrícola Internacional(Italia) y presidente de la Federación Internacional de
Sistemas de Investigación Agrícola para el Desarrollo.
Su labor en FUSAGRI fue
excepcional pero todavía sería protagonista de otra inciativa tan o más
meritoria. Gracias a la iniciativa del Dr. Francisco Kerdel Vegas Marcano Coello estructuró en Caracas la Fundación del
Colegio del Mundo Unido Simón Bolívar, Fundacea, la cual inicialmente presidió
la señora María Briceño de Burelli. Este Colegio era miembro de la
organización Colegio del Mundo Unidos( United World Colleges, UWC), fundado en
1962 en Gales y contaba con 17 planteles en cuatro continentes. Los alumnos serían becados y residirían dos
años en el colegio, para luego prestar servicio social como voluntarios. Su presidente, el Príncipe Carlos
fue invitado y vino expresamente a Venezuela para la inauguración del Colegio.
La señora Briceño de Burelli ofreció en su honor una recepción en su casa.
Luis Marcano
se dedicó de lleno al colegio, trasladándose a vivir en su sede, en Pedraza,
Estado Barinas, donde se inició el adiestramiento
de jovenes
agricultores de toda la región latinoamericana. Cuando visité a Marcano Coello
en el instituto me comentó que la lucha por la sobrevivencia del Colegio era
cuesta arriba. Me dijo: “Gustavo, este pueblo tiene 22 botiquines pero no tiene
biblioteca pública”.
Este colegio agrícola internacional fue una institución
privada manejada por el incansable Luis Marcano Coello, dedicada a la educación
rural. Fue alma mater para unos mil estudiantes de 44 países. En 2011 el
colegio fue invadido por las hordas del chavismo, según lo narra la directiva
del organismo: “La directiva de la Fundación Colegio
Experimental de Agricultura (Fundacea), acordó iniciar acciones legales para
que se revoque la toma de su finca escuela, ubicada en Pedraza, estado Barinas,
ocurrida el 21 de septiembre. Tal día se presentaron
funcionarios del Instituto Nacional de Tierras (INTI) y efectivos del Ejército
acompañados de un grupo de campesinos. Tomaron una parte de nuestra finca
escuela, donde desde hace 25 años funciona el Instituto Universitario
Experimental de Tecnología y Agricultura Simón Bolívar (IUETA SB), y entregaron
una notificación que señala "el inicio del procedimiento del rescate de la
totalidad de estas tierras", denunció
Luis Marcano, presidente de Fundacea. Y agregó: “En los años 80, el Instituto
Nacional de Cooperación Educativa (INCE) había donado a Fundacea un lote de 676
hectáreas, con la condición de que fuesen destinadas al establecimiento del
organismo, que este año cumple 25 años de funcionamiento, y en agosto pasado
completó la graduación de casi mil jóvenes como TSU en Administración de
Fincas, todos ellos becados total o parcialmente por el organismo académico de
alcance internacional”.
El hermoso proyecto se mantuvo por 25 años pero, en 2004,
el gobierno le suspendió la asignación que provenía de FUNDAYACUCHO. En 2008 le
suspendió el apoyo del BANDES y en 2011 el régimen chavista procedió a la invasión
de sus instalaciones. Para llevarla a cabo el régimen se apoyó en
una llamada averiguación en la cua se acusó de “irregularidades
administrativas” al hombre que había dedicado toda su vida al fomento de la
agricultura en el país. La invasión de campesinos apoyados por la Fuerza Armada
se concretó antes de que el Instituto pudiera ejercer su defensa. Apenas dos
años después de este atropello falleció, a sus 90 años, el ilustre Luis Marcano
Coello, el ilustre venezolano que cumplió fielmente la consigna de Arturo Uslar
Pietri de sembrar el petróleo.
Muy interesante el análisis del artículo. Con la llegada de las empresas extranjeras era de esperarse cambios culturales y sociales importantes en un país agrícola y pecuario.
ResponderEliminarComo todo cambio, hubieron muchas cosas buenas y otras malas, pero entre lo que sumamos y restamos, la cuenta fue positiva para el venezolano, que tuvo acceso a nuevas ideas, nuevos productos y nuevas opciones product de mayor educación y oportunidades de trabajo.
Tuve el gran placer y la oportunidad de conocer a muchos de los mencionados en el artículo, gracias a circunstancias personales. Debo decir que fueron grandes venezolanos que creían en el país y que trabajaron con tezón para lograr mejoras en actividades técnicas y de otra índole. No siempre estuve de acuerdo con todas sus ideas, pero no hay ninguno que actuó en una forma poco ética o por puros intereses personales. La IPN llegó a ser una de las más importantes a nivel mundial y luego con Pdvsa en la empresa petrolera estatal comparable con cualquiera otra privada como Exxon, Shell o Mobil. A partir del descalabro politico que Chávez comenzó, toda ésta capacidad y conocimiento ha desaparecido en un mar de mediocridad y corrupción. Los resultados están a la vista.
Tan es así lo positivo del balance de las concesionarias petroleras en el cambio de condiciones de vida hacia lo favorable y deseable, que Venezuela llegó a ser vista y de hecho las cifras existen, como la segunda receptora de emigrantes desde Europa luego de la WWII. Bailame ese trompo en la uña. Un país que lo que hacía era atraer gente. Pregunte a cualquier europeo venido en esa época esplendorosa. Era venir y quedarse. Venezuela. Tremendo escrito, don Gustavo.
ResponderEliminarExcelentes historias y referencias Sr. Coronel.Recomiendo dedicar una parte para difundir la historia de la industria petroquímica en venezuela y sus empresas mixtas y los hombre que la hicieron posible, muchos venidos de la industria petrolera, entre los que puedo Nombrar a Jorge Perez Amado, Jose Mavares Baralt, Jose Antonio Mendez, Antonio Ortiz, Luis Marin Marcano y otros.
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