En
un documento del Centro Para la Investigación Económica y de Políticas basado
en Washington, Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs, con la colaboración del
economista venezolano Francisco Rodríguez,
argumentan que la tragedia social y económica
venezolana se debe a las sanciones impuestas por el gobierno de los Estados
Unidos a miembros del régimen de Nicolás Maduro y a la empresa petrolera estatal
PDVSA, ver: http://cepr.net/publicaciones/spanish-reports/sanciones-economicas-como-castigo-colectivo-el-caso-de-venezuela. Es necesario decir, primero que todo, que Mark Weisbrot
es un notorio vocero del régimen chavista, desde la época de Hugo Chávez y,
ahora, al servicio de Nicolás Maduro. Como “asesor técnico” de un documental
hecho por Oliver Stone por el cual Chávez pagó varios millones de dólares y en innumerables publicaciones Weisbrot está
plenamente identificado como portavoz de la dictadura venezolana en los Estados
Unidos. De esta persona es imposible esperar una opinión objetiva. La postura
de Jeffrey Sachs, quien tiene mejor reputación, es la de pedir un “diálogo” con
el régimen, el cual tendría necesariamente que incluir concesiones a la
pandilla que ha arruinado a Venezuela. Hace poco Sachs se combinó con el
economista venezolano Francisco Rodríguez para pedir tal solución para
Venezuela, ver: http://jeffsachs.org/2019/02/how-to-avoid-a-war-in-venezuela/. Sachs se ha unido al grupo de los apaciguadores quienes
parecen pensar que la muerte violenta de más de 300.000 venezolanos durante los 20 años de dictadura chavista
en Venezuela debe ser objeto de borrón y cuenta nueva.
¿Qué
pensaríamos de médicos que alegan que lo que mata a los pacientes no es el cáncer
sino la quimioterapia?
Esto es lo que estos Weisbrot y Sachs argumentan.
Dicen:
Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela
Mayo 2019, Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs
Este estudio analiza algunos de los impactos más
importantes de las sanciones económicas impuestas a Venezuela por el Gobierno
de EEUU desde agosto de 2017; y encuentra que la mayor parte del impacto de
estas sanciones no se ha producido en el Gobierno, sino en la población civil.
Las sanciones redujeron la ingesta calórica de la
población, aumentaron las enfermedades y la mortalidad (tanto para adultos como
para menores) y desplazaron a millones de venezolanos que huyeron del país como
producto del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación. Las
sanciones agudizaron la crisis económica de Venezuela e hicieron casi imposible
estabilizar la economía, lo que contribuyó aún más a un mayor número de
muertes. Todos estos impactos perjudicaron de manera desproporcionada a los
venezolanos más pobres y más vulnerables.
Incluso más severas y destructivas que las amplias
sanciones económicas de agosto de 2017 fueron las sanciones impuestas por una
orden ejecutiva el 28 de enero de 2019 y las órdenes ejecutivas posteriores de
este año; junto con el reconocimiento de un Gobierno paralelo, que, como se
muestra a continuación, creó un nuevo conjunto de sanciones financieras y
comerciales que son incluso más asfixiantes que las propias órdenes ejecutivas.
Encontramos que las sanciones han infligido, y
progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas,
incluidas más de 40 000 muertes entre 2017 y 2018; y que estas sanciones
encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal
como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de
las cuales Estados Unidos es signatario. Estas sanciones también son ilegales
según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EEUU, y parecería
ser que también violan la legislación estadounidense.
En La Patilla, ver: https://www.lapatilla.com/2019/05/02/hausmann-y-muci-no-culpen-a-washington-por-los-problemas-petroleros-de-venezuela/ Ricardo Hausmann y Frank Muci destruyen estos argumentos de Weisbrot y
Sachs con abundantes estadísticas.
Weisbrot y Sachs deforman la verdad
Decir
que las sanciones impuestas al régimen venezolano por los Estados Unidos han
sido la razón directa de los problemas sociales y económicos de los venezolanos
es malvado. Es equivalente a decir que una reacción alérgica a las vacunas
contra las enfermedades infecciosas es la culpable por la enfermedad o muerte
de los pacientes o a argumentar que es la quimioterapia y no el cáncer lo que mata
a la gente. Digo que es una
representación malvada porque contiene una porción de la verdad, porción que es
utilizada para presentar un cuadro parcial de la tragedia venezolana, por
motivos puramente ideológicos. Ya está claro que todo lo que pueda ser
esgrimido por la izquierda mercenaria o ideológicamente ciega en contra de los Estados
Unidos es permisible, así exageren la verdad y pongan sus reputaciones profesionales a riesgo
de hacer el ridículo.
Para
los autores de este cuidadosamente elaborado panfleto las sanciones estadounidenses
las culpables del hambre y de las enfermedades de los venezolanos. No son las
ruinosas políticas del populismo desenfrenado que se iniciaron en 1999, ni las
expropiaciones y confiscaciones de empresas privadas, ni la corrupción
galopante de ministros, familiares, contratistas del estado, militares y
civiles que han integrado la llamada alianza cívico-militar que ha servido de
base al saqueo de la nación venezolana, ni los controles de cambio, ni la
ignorancia, ineptitud y corrupción de la gerencia de la PDVSA llamada “roja”. Nada de eso existe como causa para Weisbrot y
Sachs, la culpabilidad radica en las sanciones a la dictadura impuestas por USA.
Las
sanciones de los Estados Unidos en contra de la dictadura venezolana comenzaron
hace poco tiempo, en 2017. Sin embargo, desde 1999 hasta 2017 el número de muertes
violentas en Venezuela, en gran medida debidas a la acción represiva del régimen
de Chávez y de Maduro, promediaron unas 20.000 al año, es decir, un total de
unas 340.000 personas. La producción petrolera durante esa etapa bajó de 3.1 millones
de barriles diarios en 1999 hasta unos 2.3 millones de barriles diarios en
2017, colapso complicado por el hecho de que ya el régimen le debía a China unos
$60.000 millones, unos $10.000 millones a Rusia y otros países y unos $45.000
millones a tenedores de bonos que tienen tasas de interés mucho más altas que
las prevalecientes en el mercado. Buena parte de la producción decreciente se
destinaba a pagar esas deudas. Las sanciones no existían todavía, lo que
existía era un saqueo al financiero del cual algunos de los expertos y
analistas que hoy critican las medidas de los Estados Unidos se favorecieron
ampliamente.
Antes
de que existieran las sanciones de USA, de Canadá, de la Unión Europea y de los
países integrantes del Grupo de Lima el régimen había confiscado y expropiado centenares
de empresas, estatizado casi completamente la economía, destruido la agricultura
y la ganadería, entregado a los Castro, Morales, Ortega, Mujica, Kirchner, Correa, a los aliados ideológicos
de Petrocaribe, las FARC y otras organizaciones terroristas del planeta entre
$80 -100 mil millones, y llevado a prisión a centenares de venezolanos. Durante
esa etapa previa a las sanciones Venezuela el estado venezolano se convirtió en
uno de los diez gobiernos forajidos más corruptos del planeta, se colocó al
lado de Haití en el foso del desarrollo latinoamericano y fue catalogado en los
últimos lugares de los índices internacionales sobre corrupción,
competitividad, miseria y eficiencia gerencial. La Nación fue arruinada y ello
produjo un éxodo masivo de venezolanos. Desde 2017 hasta hoy la debacle ha sido
mayor simplemente porque el régimen de Maduro ha incrementado su nivel de ineptitud
y corrupción y el gobierno ha dejado prácticamente de existir.
Sin
embargo Weisbrot y Sachs alegan que, en materia petrolera, “Las sanciones de agosto de 2017
perjudicaron la producción de petróleo en Venezuela. Tras la orden ejecutiva de
agosto de 2017, la producción de petróleo se desplomó, cayendo en más del
triple de la tasa de los veinte meses anteriores”. No toman en cuenta
estos defensores de la dictadura la llegada del militar traidor Manuel Quevedo
a la presidencia de PDVSA y la corrupción e ineficiencia galopante en el seno
de PDVSA como razones determinantes para esta debacle. El trabajo de Hausmann y
Muci les advierte claramente que la producción de las empresas mixtas,
manejadas por las empresas socias de PDVSA, no ha sufrido declinación, mientras
que la producción propia de PDVSA es la que ha sufrido el colapso. Este colapso
es parte de un proceso de robo al erario público admitido por funcionarios del régimen
de Chávez como Jorge Giordani y Héctor Navarro, quienes han dicho que la deuda
con China fue utilizada en gran medida para financiar la permanencia en el
poder del agonizante Hugo Chávez y que unos $300.000 millones han sido dilapidados
y robados por la cleptocracia chavista/madurista. En ese momento las sanciones
de USA no existían.
Para
Weisbrot y Sachs lo que mata venezolanos es la quimioterapia, no el cáncer galopante
del chavismo. Que se lo crean quienes escriben en APORREA y algunos “progresistas”
incapaces de ser intelectualmente o financieramente honestos. Durante toda esta
etapa de derrumbe el régimen ha continuado enviando petróleo subsidiado, prácticamente
gratis a Cuba, Nicaragua y algunos países de PetroCaribe. Inclusive compra petróleo
en el mercado internacional a precios internacionales para enviarlo a Cuba a
precios subsidiados, dado que el régimen mantiene una intolerable dependencia política
del gobierno castrista de Cuba. Para ideólogos “progresistas” como Weisbrot,
Sachs y el asesor Rodríguez esta perversa dependencia no existe.
Alegan
Weisbrot y Sachs: “Uno de los resultados de las sanciones, como se describió
anteriormente, es privar a la economía venezolana de miles de millones de
dólares en divisas necesarias para pagar las importaciones esenciales que
salvan vidas”. Hay una cierta verdad en esta aseveración. Las sanciones
han restado recursos financieros a la dictadura, pero mientras esos recursos
existieron el régimen los utilizó para su beneficio político, no para el
bienestar del pueblo.
El tratamiento
para un caso casi terminal de cáncer chavista es severo y produce efectos
secundarios apreciables en el paciente. Pero lo que olvidan convenientemente
Weisbrot y Sachs es que las víctimas de ese cáncer comprenden y aceptan la
severidad del tratamiento. El 90% de los venezolanos desea salir de la
pesadilla chavista lo antes posible y si el tratamiento de las sanciones
acelera su curación está dispuesto a sufrir las inconveniencias necesarias.
Según
Weisbrot y Sachs: “Las importaciones de alimentos han disminuido considerablemente junto
con las importaciones generales; en 2018, se estimaron fueron de solo $2.46
millones, en comparación con $11.200 millones en 2013. Se puede esperar que
caigan aún más en 2019, junto con las importaciones en general, incrementando
la desnutrición y el retraso del crecimiento en los niños”.
Decir
esto es malvado. Después de haber arruinado la agricultura y la capacidad del país
de auto-alimentarse, el régimen comenzó una política de monopolizar la distribución
de alimentos en el país, dándole tal monopolio a los militares traidores, lo
cual los ha enriquecido de manera obscena. Ahora, entregan alimentos a los
venezolanos a cambio de lealtad política. ¿Qué dicen Weisbrot y Sachs y
Rodríguez sobre esto? Silencio. La importación de alimentos hecha por el régimen
desde México ha sido manejada por los ladrones afectos al régimen, quienes se
han enriquecido a costillas del hambre del pueblo.
Que
Weisbrot y Sachs se quiten su uniforme ideológico y analicen, por ejemplo, las
causas del colapso de la electricidad a nivel nacional, apagones, que investiguen
la razón por la cual CORPOELEC al mando de ladrones como Ali Rodríguez y Jesse Chacón
compró equipos que no funcionaron o que nunca fueron instalados. Al olvidar
esta tragedia y atacar a las sanciones de USA Weisbrot, Sachs y su asesor Francisco
Rodríguez se ponen al servicio de una causa innoble.
¿Qué
hay detrás de este documento de Weisbrot y Sachs, asistidos por Francisco Rodríguez? ¿Una genuina preocupación por la suerte de
los venezolanos? ¿Idealismo? ¿Compasión? Detrás de este escrito, en mi opinión,
no puede haber una bien intencionada ignorancia. Estas personas saben cuál es
la verdad. Aquí hay cuidadosa manipulación, intereses personales, deshonestidad
profesional.
Culpar al tratamiento en
lugar de culpar la enfermedad merece todo el repudio y rechazo de los
venezolanos que ven a los países
democráticos del mundo como sus aliados en contra de la macabra dictadura
chavista/madurista.
Amazing how dedicated Marxists can twist everything around to escape blame for their stupidity.
ResponderEliminarVenezuela's economic problems started way before 2017.
De casta le viene al galgo. Este Rodríguez es hijo de Gumersindo, el arquitecto económico del faraonismo corrupto de la gran Venezuela. Sinvergüenzas
ResponderEliminar